Relatos cortos eroticos Orgías Las amigas de mi Novia (I)

 

 

 

Las amigas de mi Novia (I)

Introducción

Este relato que vas a leer a continuación no deja de ser un relato de Internet, por lo que en ocasiones la ficción y la realidad se funden en una sola historia, a lo largo del mismo habrán situaciones reales y situaciones puramente ficticias ¿cuál es cual?, eso lo dejo al gusto del lector.

Irene

Hace ya bastante tiempo que mantengo una relación estable con Silvia, mi novia. Silvia es una chica sensacional, guapa, inteligente, buena amiga y mejor novia, sana, con sentido del humor, morbosa y además folla de puta madre.

Como suele ocurrir en todas las parejas, de vez en cuando nos hemos peleado, pero por tonterías que luego hemos solucionado.

Hoy en día estamos viviendo juntos y pensamos en casarnos dentro de poco, ya que ambos ardemos en deseo de tener un niño, por ahora todo va viento en popa ya que los dos nos encontramos trabajando y hemos dado la entrada de nuestro propio piso, ahora queda decorarlo y demás enseres, pero esto tendrá lugar en un futuro no muy próximo.

 

Silvia a pesar de vivir en mi ciudad, nació en otra, a la cual muchos fines de Semana suele ir para ver a su familia, algo que a mi personalmente no me hace ni puta gracia ya que aún no comprendo porque tiene que ver a sus hermanos (menudo dos ejemplares por cierto) cada fin de semana, yo tengo un hermano, fruto de otro matrimonio de mi padre, al cual veo poquísimo y no pasa absolutamente nada, está claro que en el tema familiar pensamos totalmente diferente, ella está muy apegada a los suyos todo lo contrario que yo, me gusta estar en familia, claro que si, pero la mayoría del tiempo estoy con mis amigos o mi novia, ya que con estos me lo paso mejor y además son de mi edad. Espero que cuando nos casemos, Silvia deje de lado de una vez por toda a la familia (sobre todo a la ogro de su madre) y vivamos tranquilamente de una vez por todas, sin suegra y mucho menos sin cuñados.

Pues bien todo empieza siendo novios hace ya tiempo. Silvia se fue un fin de semana a su pueblo natal y yo me tuve que quedar solo. Realmente no me quedé solo, ya que por aquel entonces cada uno vivíamos con nuestros padres, pero si solo en el sentido de que ese fin de semana no la tendría a ella, para ir a cenar a algún sitio, para salir a tomar una copa o simplemente para echar algún que otro polvo.

El Viernes por la noche solíamos quedar (cuando ella no iba a su pueblo) en mi casa para cenar, era el sitio ideal para realizar todo tipo de actos sexuales y es que mi abuela está media sorda y no se enteraba de la misa la mitad y mi madre se metía en su cuarto para ver la televisión, yo para animar un poco la situación le solía poner alguna que otra escena porno que me había bajado de Internet, al principio se mostraba un poco reacia a verlas, pero con el paso del tiempo era ella misma la que me pedía que le pusiera escenas porno, para ver diferentes posturas y diferentes formas de de excitarnos.

Pues ese Viernes ella no estaba, pero yo si y decidí buscar algo de porno por la red, una cosa no muy difícil la verdad, pensaba en el polvo que esa noche no echaría y la verdad estaba bastante caliente y mi poya se ponía cada vez más dura por cada segundo que pasaba. Cuando encontré lo que quería, mi poya estaba ya como un ladrillo pidiendo a gritos una buena corrida y así fue, me hice la paja correspondiente para aliviar un poco el “dolor” que me suponía no estar con Silvia esa noche,.

 

Pero una cosa en la que nunca me había fijado en una peli porno me llamó la atención, la depilación por completa de las pelotas de los actores porno, ni corto ni perezoso pensé en el coño de Silvia el cual lo tenía perfectamente rasurado con un hilito de pelo y entonces pensé en quitarme todos los pelos de los cojones y me imaginé follando con Silvia, parecería una peli porno, los dos con nuestras partes perfectamente rasuradas y bombeando sin parar, además cuando yo le comía el coño eso era una pasada, no encontrarte con ningún pelo, pensé lo mismo para cuando ella me comía a mi la poya, unas mamadas de escándalos las que me hacía que a veces se veían interrumpidas por algún que otro pelo, eso ya no iba a ocurrir más, me dirigí al baño, cogí espuma de afeitar y me afeité todos los pelos, hasta quedarme como si fuera un niño de 10 años, sin ningún pelo.

La sensación es genial, te ves la poya más grande y eso de que pica es mentira, desde que lo hice aquel día siempre me afeito las pelotas cada cierto tiempo, es muy cómodo y como ya he dicho no pica en absoluto.

Menuda sorpresa se va a lleva Silvia cuando me vea con los cojones pelados.

Pasó el fin de semana y Silvia volvió, rápidamente la invité a mi casa para cenar, pero realmente la invité para que viera aquella obra de arte que me había echo.

Una vez que cenamos fuimos a mi cuarto y para no perder la costumbre le enseñé más porno, ella siempre me decía “pero que guarro eres, siempre estas igual” con una amplia sonrisa en la boca, nada más ver las escenas porno y pensar en mi poya depilada, se me puso durísima y Silvia se dio cuenta de la erección en seguida, sin mediar palabra ninguna me levanté de la silla y Silvia me bajó el pantalón y entonces se llevó la sorpresa, empezó a reírse a carcajadas mientras no paraba de acariciarme por alrededor de la poya, estaba alucinada a la vez que excitada, la conozco muy bien y se cuando algo le gusta y aquello le encantó. Una vez que paró de reírse se metió la poya en su boca y empezó a chupar, se la comió entera, los huevos, las ingles, el pubis, me chupó entero, ahora que no tenía pelos podría jugar aún más con su lengua. Al cabo de un rato paró, la tiré en la cama y la desnudé. Sin pensármelo dos veces le metí la poya rápidamente sin condón y sin nada y empezamos a follar. Pero eso no era todo, verme la poya sin pelos alguno me excitaba de una manera impresionante y quería que me la comiera a toda costa y correrme en sus tetas, joder me sentía un actor porno, así que saqué la poya de su coño y se la puse en su boca para que me la mamara, ella no puso pega ninguna y empezó a chupar. Una de las cosas que todavía no he logrado a convencer a Silvia es correrme en su cara, así que cuando estaba a punto de hacerlo se lo decía siempre y ella apuntaba hacia sus tetas….uaaaauhhhhh…vaya corrida, mi poya pelada había bañado una vez más de leche sus pezones, impresionante.

Pasaron unos cuantos días cuando fui a casa de Silvia a recogerla para dar una vuelta, al llamar al telefonillo me dijo “pasa, pasa que está aquí Irene”, así que entré y allí estaba sentada en el sofá con Irene una amiga suya.

Irene no es que sea una mujer de bandera, de echo es más bien gordita, con unas grandes tetas y una cara bastante simpática, eso si, era una guarra.

 

Silvia era tan morbosa que siempre me contaba las cosas que hablaba con sus amigas y de Irene me contaba cosas que incluso a veces se me empalmaba solo con escuchar sus comentarios.

Irene tenía novio, Raúl, que era camarero y trabajaba prácticamente todos los días. Irene, que era una adicta al sexo, llevaba bastante mal no ver a su novio y le contaba a Silvia las semanas que pasaba sin follar y sin hacer absolutamente nada, pero lo mejor de todo era cuando Silvia me lo contaba a mi, ya que me ponía a cien, sobre todo cuando me decía que Irene no paraba de masturbarse y que estaba deseando de comerse una poya.

Irene era más de comer poyas, prefería una buena corrida en la cara a un polvo, a mi personalmente me gusta más follar, pero cada uno tiene sus gustos.

Irene le contaba prácticamente todo a Silvia, cada vez que veía a Raúl le contaba a su amiga todo lo que habían echo y en más de una ocasión le contó las lefadas que Raúl le echaba en la cara y en la boca, una vez sin querer se tragó un poco de lefa y desde ese día le encanta tragarse las corridas, menuda guarra. Pero la ilusión de Irene era comerse una buena poya, ya que Raúl no la tenía muy grande según decía ella y además estaba más bien gordo con todo el cuerpo lleno de pelos, realmente asqueroso. Utensilios de cocina

Silvia estaba en el baño peinándose mientras yo la esperaba sentado en el sofá junto a Irene. En ese momento ella me sacó conversación - ¿cuándo fue la última vez que follaste? -, me preguntó con rintintin, - pues...mmmm ayer – le contesté yo haciéndome el interesante, - joder que suerte tienes, yo hace ya casi dos meses que no follo, bueno que no follo, que no hago nada, ni te imaginas las ganas que tengo de que me hagan una buena comida de coño -.....en ese momento se hizo un pequeño e incómodo silencio fruto sin duda de la vergüenza que en ese momento ambos teníamos, yo por escuchar lo escuché y ella por decir lo que dijo. Menos mal que Silvia salió pronto y acabó con el momento de tensión que vivíamos en ese instante, yo para partir el hielo dije con tono humorístico - ¿has escuchado a Irene?, dice que tienen ganas de que le coman el coño -, Silvia contestó rápidamente, - ¿qué pasa con Raúl? -, - Raúl parece maricón, no quiere hacer nada conmigo, siempre está cansado, me gustaría tener un novio tan activo como tienes tú, porque estoy segura que follais cada dos por tres -, Silvia sonrió y se acercó a mi y mientras me daba un beso en la mejilla decía sonriente – la verdad que si, follamos casi todos los días y los que no podemos me hace unas comidas de coño que vaya....jajajajaja -, Irene sonrió – que hija de puta eres...no me des más envidia – dijo en tono amistoso, - además – prosiguió Silvia – ahora se ha depilado los huevos y me da más morbo todavía, parece que tiene la poya aún más grande y eso me pone super cachonda jajajajajaj-. En ese momento me quise morir, vaya vergüenza joder, Irene me comía con la mirada cuando me preguntó - ¿es verdad eso? -, - bueno...si..más o menos – contesté yo bastante avergonzado, - ¿más o menos?, no tienes ni un pelo tío – contestó Silvia casi indignada, - de verdad, que suerte tienes hija, follas con tu novio, te come el coño y encima tiene los huevos depilados, no te puedes ni imaginar las veces que le he dicho yo a Raúl que se depile los huevos y me ha mandado bien lejos -.

 

Irene no paraba de mirarme el paquete y Silvia para colmo no paraba de recordarle – lo bien que me como su poya, sin pelos y sin nada, además cuando se corre es mucho más fácil de limpiársela -.

Algo en mi interior empezaba a decirme que me la sacara para que Irene la viera, porque solo faltaba eso, las dos amigas hablando de mi poya depilada y las diferencias que hay entre comerse una poya con pelos y otra sin pelos, todo un cuadro digno de recordar. – Pues yo nunca me he comido una poya sin pelos, es más, nunca he visto una poya depilada en vivo y en directo -, Silvia a escuchar este comentario de Irene me miró de reojo y me dijo – enséñasela hombre, ¿no ves que está deseando de vértela? además se que a ti no te importa eres medio exhibicionista jajajaja – .

Entonces sin pensármelo dos veces me saqué la poya, Irene que estaba sentada junto a mi se quedó en estado de shock, mirándola fijamente como si nunca hubiera visto una poya.....en verdad nunca había visto una así. Silvia que estaba sentada en otro sillón también me la miraba fijamente, - ¿puedo tocarla? – le preguntó Irene a Silvia, - no se pregúntale a él – contestó mi novia, - si claro claro....- dije yo no muy seguro de mi contestación. Irene empezó a acariciarme la poya por la parte depilada, tocándome suavemente y lentamente mientras me miraba fijamente a los ojos, estaba claro lo que en ese momento estaba deseando de hacer; sin saber como y porque se me empezó a poner más que dura morcillona, entonces Irene ni corta ni perezosa la agarró y empezó a mover su mano arriba y abajo mientras que con su lengua recorría mi ingle, joder la muy puta me estaba haciendo una paja y Silvia sentada justamente delante mirando aquel espectáculo – oye ya vale ¿no? – le dijo Silvia a Irene de manera desenfadada, - coño, perdona tía pero es que me he emocionado, llevaba tanto tiempo sin tocar un poya..que claro, ni me he dado cuenta, además la poya de tu novio, así depilada y encima comparada con la de Raúl es enorme..-, Silvia se levantó del sofá donde estaba sentada y se dirigió hacia mi, se puso de rodillas y empezó también a acariciarla y besarla, mi poya que antes estaba morcillona, se puso ya dura del todo, situación que aprovechó Silvia para empezar a pajearme a la vez que empezaba a darme pequeñas chupaditas en la cabeza, Irene al ver esto no podía más y empezó a quitarse el pantalón hasta quedarse solo con el tanga, Silvia ya había cogido carrerilla por aquel entonces y estaba ya chupando sin parar, Irene empezó entonces a acariciarse su coño hasta que apartó el tanga para jugar con su clítoris.

Silvia no se percató de lo que estaba haciendo Irene pero yo si, así que no dudé en quitarle la mano de su coño para yo poner la mía y así jugar con su clítoris, Irene soltaba pequeños gemidos entonces aproveché para meterle algún que otro dedo, dos en concreto, Irene empezó a retorcerse de placer y a gemir un poco más fuerte, Silvia que estaba aún de rodillas paró y levantó la cabeza, entonces vió como yo, su novio, estaba pajeando a su amiga, rápidamente se incorporó y con mi poya en su mano le dijo a Irene – toma chúpasela tú un rato, que se que estas deseando putona -, Irene se levantó del sofá y se puso de rodillas ante mi, ambas amigas se habían cambiado de posición, ahora la que estaba sentada al lado mía y abierta de piernas era mi novia Silvia a la que le estaba haciendo su correspondiente paja metiendo y sacando dos dedos sin parar, Irene estaba de rodillas frente a mi chupando como alma que se lleva el diablo, era increíble, esta chica podría valer para hacer porno y es que se metía la poya enterita en la boca, la coordinación era genial, la chupaba a la vez que con la mano me hacía la paja, estaba a punto de correrme pero aguantaba como un campeón ya que nunca me la habían chupado con esa pasión, ni si quiera Silvia que también me hacía unas mamadas de campeonato, aquello era diferente, la pasión, otra persona diferente, la situación con mi novia delante mirando como una amiga suya me la chupaba, todo esto me vino a la mente y no aguanté más, la primera riada de lefa le fue a parar justamente a la barbilla de Irene, entonces esta rápidamente se metió la poya en la boca y empezó a chupar y chupar y chupar mientras yo no paraba de correrme...increíble, cuando me la sacó y mientras paseaba su lengua por toda mi poya, yo la miraba sin parar, se lo había tragado todo a excepción de la primera riada que le fue a parar a la barbilla y la cual aún seguía ahí colgando....saqué los dedos del coño de mi novia, empadados de fluidos y se los puse en la boca a Irene que también los chupó con mucho entusiasmo...mi novia al igual que yo, también se había corrido, solo faltaba Irene pero a ella no le importaba, había satisfecho su “mono” de poya, solo quería eso, comerse una poya, que se corrieran en su cara y tragarse la corrida, todo lo que me había contado Silvia era cierto, yo no la creía mucho la verdad, pero después de aquella tarde, la tuve que creer en su totalidad y ahora cada vez que me cuenta las cosas que le hace a Raúl, siempre recordamos aquel día y claro, mi poya piensa por si sola y su coño empieza a mojarse poco a poco hasta que al final, pues bueno vamos a mi casa a cenar, le pongo algo de porno en mi ordenador y.....

El Autor de este relato fué Ruziel , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=13072&cat=craneo (ahora offline)

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2025-01-04

 

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