La Discoteca
Tras una jornada intensa de trabajo, Javier Yimoú se dispuso a salir a tomar una copa para relajarse un poco y desconectar los problemas de su cabeza.
Fue a los locales de siempre a tomarse unas copas y a bailar un poco.
Al llegar a la Discoteca De Polo´s, su mirada se centró en una bella mujer que estaba sentada en un taburete de la barra tomándose un Gin Tonic. La muchacha de unos 30 años de edad, vestía un ajustado pantalón vaquero lavado a piedra, un suéter verde pistacho y unos zapatos de pronunciados tacones del mismo color que el suéter. Era una joven rubia, con el pelo rizado, la tez morena y su estilo era desenfadado.
Javier, anodadado, se acercó a ella y entablaron conversación. Durante toda la noche allí estuvieron, charlando, riéndose, contándose sus respectivas vidas, etc.
Pasadas unas horas, la muchacha, de nombre Victoria Magallanes, le dijo que se tenía que marchar para casa, que al día siguiente tenía que madrugar para realizar unas gestiones administrativas al sur de la ciudad.
Al salir de la discoteca, los jóvenes se encontraron con una noche fría y con una leve llovizna que mojaba a todo aquel que se pusiera a su alcanze.
Javier, caballeroso, le extendió su chaqueta vaquera para que no se mojara. Le propuso que la acompañara a su casa, pero alla se negó ya que ambos domicilios quedaban en sentidos contrarios y no tenía lógica que la acompañara.
La muchacha se marchó tras la lluvia y desapareció en la oscuridad. Noticias raras y curiosas
Al día siguiente, Javier, todavía impresionado por aquella belleza, recordó la nota que Victoria le había dado, el manuscrito ponía: recoge la chaqueta en mi casa, la dirección es c/hurtado nº24 5ºg.
El joven, no se le pensó dos veces y acudió al domicilio para recuperar su chaqueta.
Al llegar a la dirección acordada en la nota, timbró en la puerta y una mujer de unos sesenta años de edad le abrió la puerta.
Javier le explicó que venía para recuperar su chaqueta. Le contó lo sucedido y la mujer se empezó a enfermar. No creía lo sucedido, ya que su hija había sido atropellada 3 años atrás a la salida de esa discoteca y había fallecido en el acto.
Javier no creía lo sucedido. La mujer le dijo que la acompañara al cementerio a poner unas rosas a su hija. Javier aceptó sin dudar.
La sorpresa fue mayor al llegar al cementerio. Tras la lápida de Victoria reposaba, mojada y arrugada, la chaqueta vaquera de Javier.
Dicen, que Victoria, todavía hoy, sigue vagando por la discoteca en la que minutos antes de su terrorífica muerte había estado disfrutando de unas copas
El Autor de este relato fué Zamburi%F1a , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=10878 (ahora offline)
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Tras una jornada intensa de trabajo, Javier Yimoú se dispuso a salir a tomar una copa para relajarse un poco y desconectar los problemas de su cabeza. La Dis
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2024-05-18
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