Relatos cortos criticas Criticas de Cine Ice Age

 

 

 

Suele ser ya costumbre que los estudios, después de una primera película de animación con cierto éxito, lancen una continuación en la que los protagonistas sean los personajes secundarios, aquellos que en la primera eran simples comparsas. Una costumbre inofensiva e inocua porque entre los creadores y los espectadores está clara la premisa de que , a cambio de rebajar la calidad, se ofrece una continuación de la historia para los más fanáticos seguidores.

Con Ice Age, se produce el fenómeno contrario. Se ofrece una película en la que dos figuras pretenden llenar una historia mínima basada en una anécdota que da muy poco de sí. Un trabajo simple que tendría su justificación si lo que viéramos fuera la segunda parte de una historia precedente mucho más sugerente y rica. Una buena película de la que, ahora, se contara, para los más acérrimos admiradores, nuevas experiencias de Sid el perezoso y Manfred el mamut.

 

Nada habría que objetar si éste fuera el caso porque, como se ha dicho, en esas continuaciones la regla está bien clara y muy pocos se pueden llamar a engaños. El problema es que no existe esa historia madre de la que Ice Age sea un afluente por el que navegar con una historia simple como una nuez.

Así que, desde el primer momento, la película echa en falta la presencia de un protagonista, de alguien alrededor del cual se cree una historia interesante. Ese protagonista no existe y los guionistas han tratado de presentar el contratiempo del bebé como el verdadero eje de la película. El intento de lograr que esa simple anécdota cargue con la justificación de una película fracasa ya desde el principio.

Como consecuencia, si normalmente ninguna película cabe en su sinopsis, en el caso de Ice Age se da la excepción. Lo que se cuenta en quince segundos es lo que se estira hasta llegar a los ochenta minutos de la película. No hay cambios de ritmo, ni giros en la trama ni dobles lecturas que permitan bucear un poco en la historia. Todo es, al fin y al cabo, tan plano como esa superficie que los protagonistas recorren y tan rígido como la capa de hielo.

Acordes con esa simpleza de la historia , se presenta como protagonistas a la pareja más estúpida de la animación actual. Un mamut pachorro y un perezoso insoportable. En una manifestación del subconsciente de los guionistas, se nos cuenta que la familia del perezoso lo abandona para no tener que cargar con él. Ahí hay una pista de lo que debería hacer el espectador en cuanto el perezoso se presenta en la historia : coger las palomitas, subirle la cremallera al abrigo del niño y, educadamente, salir con cuidado del cine.

Aquel que lo haga, no se habrá perdido nada. El que, a pesar de ese aviso subliminal, continúe atento a la historia, puede sufrir un ataque de nervios. No se han escatimado recursos para que ese perezoso sea insoportable : su tono de voz es inaguantable, sus comentarios no tienen gracia, sus diálogos son previsibles y su propio diseño es un ejemplo de mal gusto. ¿Es que para ser gracioso hay que tener un aspecto tan desagradable? Como si a los feos sólo les quedara el humor como forma de relacionarse con los demás. Todo sobre IA

Para no hacerle sombra, se le ha colocado como pareja a un mamut que debe tener alguna parte del cerebro todavía congelada. Este, por lo menos, no habla mucho y se permite la única escena de la película en la que se cuenta realmente algo : cómo su familia fue aniquilada por un grupo de cazadores. Ese detalle es el único momento en el que la película adquiere cierto calor, pero las esperanzas de que sirva como chispa que anime el resto se desvanece pronto.

El pretendido viaje no deja de ser una sucesión de pequeñas aventuras más propias de un parque temático que de una historia de iniciación : las carreras por los túneles de hielo o los pasos frágiles que se rompen al pasar el grupo. Da igual que estén ahí o no. Hasta su orden poco importa. Sólo se sabe que ese avance hacia ninguna parte se terminará cuando el guionista lo decida, no cuando la historia lo pida. La historia, no es de extrañar, se congela bien pronto y sin ningún ritmo que les marque el paso a los guionistas, estos pueden entretenerse donde más les apetezca. Es como confeccionar un traje que nadie va a ponerse.

Para que nada se salga de lo previsible, se añade a un falso malo que, con el paso del tiempo, se va ablandando para demostrar que la bondad lo puede todo. El toque didáctico en esta fábula en la que se echa de menos a algún tiranosaurio que se los hubiera comido desde el principio.

Lo único aprovechable, en fin, de esta historia es la presencia de esa ardilla trabajadora y sus problemas para conservar su comida. Resultan más interesantes sus cortas apariciones que esa travesía por la nada de los protagonistas.

Quizás, buscándole una justificación a esta película difícilmente justificable, lo que se pretenda sea construir el pasado de ese niño abandonado. Un arranque para las aventuras de un joven que, ya crecido, pueda convertirse en un auténtico protagonista de su historia. Es una suposición que convertiría a esta película en un prólogo de lo que estaría por venir.

Y , con los prólogos, ya se sabe qué hay que hacer : saltárselos, que para eso están.

El Autor de este relato fué Anonimo , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=58&cat=craneo (ahora offline)

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Suele ser ya costumbre que los estudios, después de una primera película de animación con cierto éxito, lancen una continuación en la que los protagonista

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2025-01-02

 

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