Capitulo 1
Han vuelto a cogerme de nuevo, me han metido de malos modos en una jaula de metal en la parte trasera de uno de sus vehiculos,
unos medios de transporte provistos de tres ruedas y blindados como si fueran tanques; he podido contar cinco de ellos y en cada uno, tres jaulas como la mía.
Luego nos han llevado hasta el claro del bosque donde tienen aparcada una enorme nave de metal donde ya hay más jaulas, pero ésta vez con seres horripilantes que seguramente han ido apresando de otros planetas.
Por segunda vez miró a través de mi jaula como la puerta se cierra y logro ver los delgados árboles de corteza blanca y anchas copas de hojasdoradas y rojas. Ésta vez sé que será la definitiva y en silencio me despido de mi hogar.
¡Uf! el viaje dura demasiado, lo he pasado majoritáriamente somnoliénta e ignoro si con la bebida nos han suministrado algun tipo de calmante para la travesia. A mis carceleros los oigo hablar en su extraño dialecto mientras nos observan sin ninguna expresión en sus caras, seguro que nos vigilan, són pocos pero todos ellos van armados.
A mi alrededor hay muchas más jaulas, pero no distingo ninguna cara conocida que provenga de mi mismo poblado, asimismo hay hombres de mi especie, pero los ignoro, ya que donde yo vivo, los varones són más salvajes que nosotras las hembras y por ello menos inteligentes, por lo que, debo admitir, no me dan ninguna pena.
Ademas de ellos, hay otras criaturas, como ya he comentado antes, sin duda son humanos tambien, pero dado su aspecto nadie lo diría.
El que tengo frente a mí es muy alto y como las jaulas son tamaño estandar, tiene que estar sentado. Lleva una túnica larga, su piel es rosada con algunos matices amarillentos y de la frente le salen cuatro protuberáncias que asemejan cuernos redondeados. No consigo calcular su edad, pero unos cabellos blancos le salen de la cabeza hasta tocar el suelo de la nave. Permanece con los ojos cerrados y sus extremidades las lleva ocultas bajo la túnica.
La raza que nos ha apresado es una raza cruel, solamente piensan en coger como prisioneros a los seres que no son de su misma especie y por ello se creen los amos de todo el universo.
Bueno, a decir verdad he comenzado a relatar mi aventura y ni siquiera me he presentado; me llamo Rinde y provengo del planeta Sílyce. Me considero una personita insignificante, encerrada aqui con gente de tan diversa índole y bien pensado no soy de gran valor, por lo menos para estos altos y estilizados seres; los Zárokaas.
Mi estatura no es muy elevada, (viendo la mayoria de especies reunidas aqui), de piel morena, las orejas acabadas en punta propias de los de mi raza y el pelo trenzado y negro, largo hasta la cintura. Mi cara, para los que no provengan de mi planeta es harto singular : de rostro menudo y redondo, pómulos salidos, nariz respingona y diminuta, los ojos enormes, ocupan buena parte de mi fisonomía y son de color ambarino, de largas y rizadas pestañas. Quizá para dáros una mejor pista, puedo añadir que son parecidos a los de los felinos o Pantras de mi país, veo de noche con claridad y durante el dia, en especial si me da la luz de lleno, mis pupilas se contraen hasta formar una delgada línea.
Mis manos son delgadas, provistas de largas uñas que nos sirven para trepar a los árboles de fino tronco que pueblan buena parte de mi entorno. Por lo demás, ya he terminado de describir mi persona... bueno, sin olvidar mi espalda, cubierta por un tatuaje natural localizado en la espina dorsal.
Pues bien, me cogieron cuando salía de mi choza fabricada con barro y ramas, me atraparon con una enorme red y pude ver al resto correr enloquecidos, hubo gran revuelo en el poblado, todos chillaban alejándose hacia la proteccion del bosque y del rio y ni los más peligrosos varones lograron detenerlos, lanzándose contra ellos con las bocas abiertas enseñándoles los incisivos 8aunque todos poseemos los incisivos afilados, los varones los tienen más desarrollados que nosotras). A algunos los mataron con palos que escupían fuego y que hacían mucho ruido.
A mí y a otro hombre nos pusieron en la misma jaula, pero poco despues tuvieron que separarnos, ya que él quería satisfacer sus necesidades y yo hice tanto escándalo, que uno de los guardianes víno y nos separó, por eso estoy sola en mi jaula. Sí, los varones de Sílyce són como béstias que solo saben cazar y aparearse cada cierto tiempo... yo por supuesto jamás me he dejado y he tenido que usar mis garras en más de una ocasión y escabullirme ágilmente.
****
¡Uf! ¡no sé cuando vamos a llegar al planeta de los Zárokaas!
Oigo que algo anda mal en la nave, parece que tienen problemas y algunos guardianes hablan entre ellos alterados. Me agarro asustada a los barrotes al notar una fuerte sacudida y luego la nave es zarandeada por alguna fuerza misteriosa. El extraño ser del que antes he hablado, se mueve inquieto protestando en su dialecto y saca sus cuatro brazos de debajo de sus vestiduras. Yo emito una exclamación al ver como con dos de ellos trata de agarrar de uno de los guardías, éste se aleja junto a otro más hacia la cabina del piloto, para enterarse de lo que sucede. Espero que ocurra lo que ocurra lograrán repararla, porque, aunque no deseo llegar y ser tratada como una esclava, tampoco quiero morir en el viaje.
****
He despertado mirando a mi alrededor, todo esta oscuro y silencioso, la nave ya no se mueve; creo que por fin hemos aterrizado.
Me duele muchísimo la cabeza, vaya, seguramente a causa de un golpe, ya que he debido perder el conocimiento. Las articulaciones tambien las tengo doloridas, de estar agarrada a los barrotes... ¡oh! las demás jaulas estan tambien silenciosas, esos cuerpos tirados en posiciones antinaturales... ¡hay sangre por todas partes!¡oh, dioses, estan todos muertos!
No, no debo llorar, no debo perder la calma ahora, alguien se habrá salvado como yo, alguien que me pueda sacar de aqui.
Al parecer mis plegárias han sido escuchadas, porque oigo como alguien se mueve y veo acercarse al único superviviente, agarrándose la cabeza con una mano, goteándole un hililo de sangre de la frente y arrastrándo una pierna herida. Al parecer hemos tenido un aterrizaje forzoso.
El piloto, (todavia lleva los auriculares colgándole del cuello aunque los lanza al suelo), se da cuenta de lo penoso de la situacion, ya que mira los cadáveres diseminados con profunda aflicción. Yo tambien lo observo agarrada a los barrotes de mi celda, el Zárokaa hace caso omiso a la herida de su cabeza y a pesar de que lo miro suplicándole que me saque de aqui, éste me ignora y comienza a mirar a sus compañeros mascullándo frases ininteligibles y apartándo de malos modos las cajas y demás objetos que han caido; no parece gustarle el estado en que ha quedado su nave.
Por aquí se han formado pequeños incendios y se apresura a apagarlos con ayuda de un extintor, luego sí, gira su cara hacia mí y se me queda mirándo con rábia; puedo saber perfectamente lo que está pasando por su mente, seguro que se maldice porque solamente halla quedado yo con vida, una simple prisionera y además demasiado débil y delgada para serle de utilidad en estos momentos tan amargos.
Al acercarse le muestro amenazante mis incisivos, como he aprendido a hacer cuando álguien pretende atacarme, él al parecer se ha sentido un poco impresionado, ya que camina hasta situarse detras de mi jaula y la empuja hasta bajarla por la rampa de salida.
El repentino sol me ciega por unos instantes y me tapo los ojos con una mano, pero luego veo tierra, hierba y árboles y el bosque que se extiende más allá. A mi izquierda se extiende una enorme extension de agua, es el mar. Éste no es su planeta, sin duda alguna, ellos viven en lugares casi muertos, repletos de altos edificios grises medio ruinosos... y vosotros os preguntareis cómo se yo tanto de su planeta.
Pues bien, hace varios años fuí llevada allí. Estuve muy poco, a decir verdad ni unas horas, ya que hubo una guerra y en medio de la confusión, la misma nave decidió regresar para volver cuando todo se hubiera calmado.Y ahora me encuentro de nuevo prisionera, pero en otro lugar y con solamente uno de ellos para vigilarme.
El piloto saca de la nave unas targetas metálicas, una larga cadena y un collar, de esos que usan para llevar esclavos, (adivino que ese me corresponderá a mi) y se acerca renqueando con la pierna herida; ahora que lo veo a la luz del dia, puedo darme cuenta de la envergadura de este personaje, que lleva cortos cabellos rubios, casi blancos.
Los Zárokaas, a parte de algunas diferencias, no són demasiado diferentes a nosotros, aunque ese medirá al menos los dos metros y tiene los ojos pequeños y del color del mar, sus orejas tambien me llaman la atencion, pequeñas y ovaladas. Lleva un uniforme gris oscuro, con círculos amarillos dibujados en codos y rodillas. He podido fijarme bien en él, ya que ha estado un buen rato meditando con la espalda apoyada en el tronco de un árbol, curándose luego la herida de la cabeza y pierna.
Nosotros apenas solemos cubrirnos, ya que mi planeta és cálido... ¡oh, mi pequeño planeta rojiblanco...!¡otra vez recuerdo esos paisajes familiares, mi hogar... y quizás no logre volver...! Sacudo la cabeza, no quiero dejarme llevar por sentimentalismos, es un error dejarse llevar por la añoranza.
El piloto una vez vendado, va hacia la rama baja del árbol y ¡zas! con su espada la corta de un solo tajo y comienza a recoger sus frutos, unos de color morado, del tamaño de mi puño; en total son tres. Los huele no demasiado convencido de si podrán resultar comestibles o no, pero vuelve a acordarse de mí y se acerca arrojándome uno y ordenándome algo. Claro, voy a ser yo quien los pruebe primero, si sigo con vida no habrá peligro para él.
Estoy dubitativa, ¿y si es venenoso? en mi planeta... ¡ya está, de nuevo pensando en él! me decido ya que tampoco tengo otra alternativa y le pego un mordisco; és sumamente jugoso y demasiado dulce para mi gusto, pero sonrio a mi carcelero y eso basta para que una vez me lo halla acabado, éste se decida a probárlos. Yo escupo el hueso y el piloto se rie tontamente, si al menos me diera otro... me he quedado con hambre.
Al cabo de pocos minutos noto los párpados pesados y como si la cabeza me diera vueltas, ¿que me está sucediendo ahora? me dejo caer en mi jaula, al tiempo que me invade un repentino sopor y antes de quedarme dormida, observo como el piloto Zárokaa bosteza y se estira allí mismo, tan soñoliento como yo.
**********
Capitulo 2
Cuando abro los ojos ya es oscuro, he estado muchas horas durmiendo, seguramente por el fruto que he comido. El aire es un poco frío aqui y yo, que solamente voy cubierta por una liviana túnica blanca que me cubre a penas las piernas, comienzo a tener frio.
Cojo algunas piedrecitas y se las tiro al Zárokaa que está tan dormido que ni se mueve, ¿estará muerto? alomejor ese alimento ha actuado de diferente manera en su organismo y lo ha matado. ¡Entonces mi suerte está echada, sin nadie que me saque ni me dé de comer.!
Pero bueno... no quiero perder la calma aunque me siento intranquila y por un momento desfilan por mi cabeza imágenes desagradables. ¿Os dais cuenta? todo esto es una paradoja, yo que soy víctima de ese ser despiadado, estoy sufriendo por su muerte. Aunque es a causa de esta situacion en la que estoy metida, si estuviera libre todo sería muy diferente, podria valerme por mí misma y entonces no me importaría si se moria o no.
No podeis imáginaros la alegria que me ha dado cuando he visto que se movía, me ha parecido una eternidad, pero por fin a comenzado a desperezárse y a dar vueltas por la arena, luego se ha quedado sentado y me mira un poco aturdido. Al acordarse de mí murmura unas palabras y rebusca en sus bolsillos, ¡saca la llave de mi jaula!¿puede ser que me deje en libertad? al fin y al cabo los dos nos encontramos en igualdad de condiciones y por aqui no hay ningun ser de su misma especie que pueda exigirle nada.
Pero no, mis esperanzas pronto se esfuman al ver que con la otra mano sujeta el collar con la cadena, se acerca a mí cojeando y se arrodilla frente a la puerta. Yo no intento escapar, pues comprendo que no tengo las de ganar por ahora y dejo sumisamente que me ponga el collar, es una situación muy degradante, pero para él debe de ser normal tratar así a humanos como él.
Por ahora no le he mordido, ni siquiera he tratado de defenderme con mis afiladas uñas, pero él me teme, lo puedo notar por sus movimientos, al parecer me considera como un animal peligroso y aunque debe guardar las apariencias y mostrarse impasible conmigo, no puede evitar mirarme con inquietud.
Salgo amarrada a la cadena esperando lo que va a hacer conmigo, nos dirigimos hacia el bosque, él armado hasta los dientes y me ordena que coja ramas y hojas caidas. Yo obedezco comprendiendo perfectamente lo que quiere hacer y hago varios viajes trayéndo madera hasta dejarla al lado de la nave. Una vez considera que hay bastante leña, me deja atada a uno de los barrotes de la jaula y éste enciende con gran facilidad una fogata. ¡Qué agradable calorcillo...!
Pienso con pesar que tendremos que quedarnos aqui por mucho tiempo hasta que venga alguien a rescatarnos, ya que dudo que el piloto pueda arreglar su vehiculo. Todavía me asombra que hallamos quedado los dos con vida, porque han muerto todoslos demás, que eran más fuertes que yo.
Veo como entra en la nave y comienza a sacar uno por uno a sus compañeros y luego saca de las jaulas a los demás seres; dedica para eso mucho tiempo, ya que son bastantes y los deja apilonados en la arena. Luego, sacándose la chaqueta del uniforme, comienza a cavar un hoyo un poco más lejos de donde estamos, se para limpiándose el sudor que le cae por la frente y dirige su mirada hacia mí; ya está, otro trabajito.
Al poco me encuentro cavando junto a él mientras éste no me quita la vista de encima, yo lo miro de reojo admirando su fuerte torso, sus musculos en tensión mientras trabaja, él sonrie levemente, muy satisfecho de tener a una esclava solo para él aunque no sea fuerte. Poco a poco logramos tener listo el agujero y le ayudo tambien a cargar cuerpos, entre los dos, ya que si yo no tengo su fuerza, él esta imposibilitado dada su herida en la pierna. Al cabo de unos minutos hemos enterrado a todos los cadáveres y yo me trago mis emociones, ya que no es muy agradable tener que enterrar a los muertos.
Estamos cerca de la hoguera descansando, él con la espalda pegada al árbol y yo atada a la cadena. Ahora el cielo es completamente negro, solamente nos iluminamos con el resplandor rojizo de las llamas, que se mueven en una danza que forma curiosas sombras. No se dispondrá a dormir otra vez... yo no tengo más sueño.
Cuando creo que nos vamos a pasar así el resto de la noche, el piloto se levanta, coge una linterna con una mano y con la otra mi cadena y exploramos los alrededores. Ando delante suyo y éste me estira cuando ve que me apresuro demasiado, luego le señalo que tengo que hacer mis necesidades y el asiente malumorado mientras yo me agacho sintiéndome demasiado observada. No sé cuando llevamos andando en la oscuridad, el Zárokaa se para de vez en cuando para examinar algo y a mi me usa siempre para probarlo todo. Uno de los frutos que pruebo tiene sabor amargo y lo escupo, pero en general los árboles son generosos y podemos alimentarnos. En nuestro camino, aunque oimos algunos ruidos de animales no vemos ninguno; debe ser porque es de noche. A mi eso me tiene preocupada porque yo me alimento generalmente de carne y si no como pronto, me pondré muy débil. Espero que éste Zárokaa sepa cazar cuando la ocasión lo requiera, porque si he de estar bajo su cuidado, creo que moriré pronto de debilidad. Listas y rankings
Una vez finalizada la exploración, al ver que por los alrededores no parece haber nadie excepto nosotros dos, regresamos al campamento.
***
A primera hora de la mañana me despierto con unas enormes ganas de bañarme, oigo el mar que me tienta y estiro de la cadena. Él primero me grita algo, pero luego viendo mi agitación se acerca y zarandeándome por los hombros parece preguntarme de malos modos lo que me pasa. Yo le señalo en dirección al mar y él niega con la cabeza, pero luego parece recapacitar y desatándome, ata una cuerda más larga a la cadena y el otro extremo a su muñeca y él se tiende en la orilla.
Yo corro hacia el agua que en seguida me llega hasta la cintura y noto como no puedo alejarme más, ligada a la maldita cuerda. Buceo durante bastante rato tratando de olvidarme por un momento de mi situación y veo contenta una decena de pequeños peces que nadan aprisa tratando de escapar de mi alcanze; una de las veces en que salgo a la superficie, veo como el Zárokaa me mira pensativo y algo triste.
Empiezo a nadar disfrutando del agua cuando noto que algo me estira y agarro el collar que me aprieta el cuello, veo como mi guardian, de pie en la orilla me hace gestos de que salga. Yo no tengo ningun deseo de salir ya, pero éste comienza a estirarme y yo no puedo hacer nada por evitarlo, así que pronto estoy con él. Éste me empuja hacia donde esta la jaula y me encierra allí quitándome el collar, me señala amenazadoramente con un dedo diciendome algo, como advirtiéndome que si no le hago caso, no dejará que vuelva a bañarme.
Mientras me tiene allí segura, entra en la nave y sale con algunos botes, se destapa las vendas ensangrentadas, se pone alguna clase de medicamento en la pierna y cabeza apretando fuertemente la mandibula a causa del dolor. Pienso esperanzada que en un descuido, si lograra escapar corriendo tendría las que ganar, pues suelo ser muy rápida y no podría atraparme en el estado en que se encuentra su pierna derecha.
Pero de momento tendré que esperar mi oportunidad, me tiene muy bien vigilada, me observa hasta cuando quiero hacer mis necesidades en el bosque, pese a mi disgusto.
*********
Capitulo 3
Ahora estoy aqui sola, el Zárokaa esta vez se ha marchado solo adentrándose en el bosque, creo que va a cazar algo. Como tarda bastante yo trato de abrir el cerrojo de mi jaula con un palito afilado, pero a final se me parte, justo en el momento en que él llega con dos animales pequeños de grandes orejas. Nunca habia visto animales así en mi planeta, pero tengo tanta necesidad de carne que se me hace la boca agua. El piloto los asa al fuego y los trocea, luego coge un pedazo y lo saborea relamiéndose. Al final parece darse cuenta de mi impaciente espera, porque me tira unos cuantos trozos. (¡menosmal, ya pensaba que me iba a dejar en ayuno...!) Mmmm, esta delicioso, aunque soso, ya que nosotras en mi planeta cocinamos la carne sazonándola con diversas hierbas.
Durante los días que pasan traigo leña, traigo agua cuando se acaban las provisiones de la nave y amontono frutos que cojo subiéndome a los árboles siempre atada a la cadena larga. Éste se asombra de mi habilidad, supongo que ellos no saben hacerlo.
Cada día consigo que me deje meterme en el mar, o en los lagos que pueblan ese lugar y aunque él me mira mucho, nunca se mete, al parecer le da miedo el agua marina, solamente se baña en el agua dulce y se va solo, como si se sintiera inseguro si yo lo acompaño. El Zárokaa me ordena por señas que debo llamarlo "amo" y ha repetido muchas veces la palabra "terrestre", como si eso fuera algo importante para él. Yo ignoro lo que es un "terrestre", puede que entre ellos se denominen así, para calificarse de seres superiores o algo así, yo asiento a todo lo que me dice para no molestarlo y él parece satisfecho
En todos estos días ha tratado sin éxito de establecer contacto con los suyos a través de la radio de la nave, creo que el nombre del piloto es Yareth, porque ha repetido ese nombre incansablemente entre otras cosas mientras pedía ayuda.
Los días en este lugar pasan lentos, yo que estoy acostumbrada a la continua actividad, me paso muchas horas encerrada o dormitando. Durante la noche sueño mucho con mi planeta rojiblanco.
Veo las pequeñas chozas que fabricamos con hierbas trenzadas y barro, del cual tambien fabricamos los diferentes utensilios para cocinar, una vez cocidos en el horno. En mi planeta hay solamente un ancho rio donde las mujeres nos bañamos y lavamos la comida.
Veo a mi madre acuclillada frente a la entrada de nuestra choza con las manos llenas de barro, fabricando un cuenco y mis ojos se llenan de lágrimas, recordando como esos mismos Zárokaas la persiguieron hasta darle muerte, a ella y a la criatura que esperaba en su vientre. Pienso que ese despiadado ser que ahora es mi carcelero algun día tendrá algun fallo y entonces lo mataré, como los suyos hicieron con mi família.
Tengo cinco hermanas, (ignoro porqué las mujeres abundan más en Sílyce, será porque somos más listas), formamos grupos de familias y trabajamos juntas, los niños varones permanecen con sus madres hasta que llegan a la edad adulta. Los varones viven en la otra parte del rio, confinados en humedas cuevas, alejados de nosotras, ya que son extremadamente agresivos, hasta que llega el turno de aparearse.
En realidad en nuestra vida diaria no nos relacionamos con ellos, pero nos son de alguna utilidad cuando nos defienden de algun animal salvaje. Ellos tienen ventaja ya que poseen la fuerza bruta y pueden cazar animales mayores, pero nosotras tenemos inteligencia y poseemos extrema agilidad, pudiéndo subir a los áltos árboles para cazar animales arbóreos o coger los huevos de las aves, tambien fabricamos armas, como flechas y lanzas para cazar otros animales. Los varones no estan preparados para subir, ya que poseen cuerpos pesados y unos gruesos brazos que les sirven para destrozar el cuello de sus víctimas. Algunas veces se enzarzan en violentas peleas donde alguno incluso llega a morir. Eso la mayoría de las veces es para elegir nuevo jefe del clan o para elegir compañera, pero yo pienso que otras tantas es simplemente para divertirse.
Y yo dispongo de mucho tiempo para observar a mi opresor. Los de su raza son distintos, no se como serán sus hembras, pero los hombres que he visto y ese en especial ya que es el que más he podido analizar, es inteligente y hasta me atreveria de decir que es hermoso, de rasgos finos y las veces que no se muestra despectivo conmigo y me grita órdenes, parece ignorarme y entonces se fija en otras cosas, como la tarde en que casi amansó a un cánido; os lo contaré:
Era un cálida tarde en que habíamos acabado de cenar, la hoguera estaba medio apagada y por el suelo quedaban restos de carne y huesos, estaba sentada en el interior de mi jaula medio adormilada y con el estómago bien repleto y el Zárokaa se hallaba frente a mí, con la espalda apoyada en su árbol, limpiándose la herida de la pierna que tenía ya casi curada.
Entonces pasó una sombra cruzándo los árboles que nos rodeaban y los dos nos pusimos en tensión, pero solamente era un lobo hambriento que venía oliendo las sobras de la cena. El animal se nos acercó prudentemente, queriéndo pasar inadvertido en la espesura y al darse cuenta de que lo mirábamos se mantuvo inmóvil, a la espectativa. Yareth (mejor lo llamaré así), cogió un trozo de hueso con restos de carne y se lo ofreció.
El lobo al verlo moverse retrocedió temeroso unos pasos, pero no se fué, al parecer el hambre era más poderosa que el miedo, aunque no se decidía a cogerlo, se acercó lentamente con la cabeza gacha, toda su atención estaba concentrada en la comida y ni me miró. Yareth movió el hueso diciendole palabras tranquilizadoras que ni el animal ni yo entendimos, pero me agradó conocer esa fase suya. Ese "terrestre" que estaba acostumbrado a la violencia, sabía tratar mejor con animales, que con humanos como él, a los cuales hacía servir de prisioneros y exclavos. Sin poderlo evitar sentí lástima por él, por ser como era, por haber crecido con esa educación.
Todo fué muy rápido, el animal corrió hacia su mano, le estiró el hueso y sin darle tiempo a acariciarle el lomo, de un ágil salto se escapó corriendo triunfal con el hueso en la boca, hacia la protección que le ofrecían los árboles.
Los dos nos miramos por un momento divertidos, fuéron unos segundos en que nos sentimos cómplices de aquella pequeña aventura, pero luego Yareth pareció percatar en algo, se puso serio y sus ojos reflejaron la incertidumbre. Murmuró unas palabras y de pronto noté que parecía bastante preocupado por algo, se levantó yendo hacia la nave, estuvo allí un buen rato consultando el cuadro de mandos y de pronto lo oí proferir una exclamación, parecía haber descubierto algo muy importante para él.
Salió por fin y pude ver en su rostro la angustia, cogió su arma y me sacó de la jaula, adentrándonos en la espesura.
- ¿Qué pasa?¿donde vamos?-pregunté aunque sabía que no me respondería.
Andamos a paso rápido, él iluminando con una linterna el camino, parecía querer encontrar algo, ya que miraba por todas partes con profunda angustia. Yo lo seguia cansada, sin entender lo que le sucedia de repente, ¿por qué actuaba de aquella forma tan extraña? ¿acaso se había vuelto loco?
Despues de dar vueltas y más vueltas sin ningun rumbo en concreto, por fin el piloto se sentó en una raiz gigante y se cubrió la cara con ambas manos; no podía creer lo que veía, ¡aquel Zarokaa estaba llorando! creía que no tenían sentimientos...
****
Y ahora, despues de varios días de aquel incidente, no veo ocasion de aprender su idioma para enterarme de lo que pasa. Creía que intentaría arreglar su nave para poder llevarme con los de su especie a su planeta, pero aunque los primeros de días de aquel aterrizaje forzoso, lo intentó, ya no a vuelto a probarlo y además, lo veo siempre melancólico.
He aprendido secretamente algunas palabras en su idioma, porque aunque él sabe que no nos podemos entender, no deja de hablar, supongo que para él mismo. Parece un lenguaje muy complejo, (los Zárokaas necesitan muchas palabras para decir una cosa). En Sílyce, la mayoría de las veces no necesitamos hablarnos, ya que podemos comunicarnos por medio de gestos o incluso con una simple mirada.
En fín, voy a tratar de comunicarme con él por primera vez, ahí está, limpiando su fusil,(el palo que escupe fuego) su distracción favorita. Lo llamo a gritos y cuando alza la vista para mirarme burlonamente, le digo con palabras vacilantes mientras señalo al mar.
- ... agua, mí bañar agua... amo.
Él alza las cejas con expresión sorprendida y luego estalla en carcajadas, como si en vez de a una persona inteligente como él, hubiera oído hablar a un animal. Yo me siento ofendida, pero luego pienso que quizás me he confundido y he dicho algo gracioso o sin sentido y tambien sonrio. El piloto deja su arma a un lado y se acuclilla hacia mí, diciéndome algo , esta vez algo triste. Yo le pregunto seriamente:
- ¿Por qué... amo Zárokaa... (no se como se dice esa palabra, pero hago gestos, podiéndome las manos frente a mi cara y con dos dedos hacer como si me bajaran lágrimas por la mejillas) en bosque?- éste se aparta alterado, como si temiera que yo pudiera haber sigo testigo de su debilidad, luego da un golpe en la jaula con su bota y me grita:
- ¡Zárokaa no estaba llorando, pequeño ser insignificante y no deberías ser tan curioso y trabajar más, no puedes ni con una brazada entera de leña!- yo me encojo de hombros sin acabarlo de entender del todo y vuelvo a señalar el mar. Éste accede bastante tenso y puedo meterme atada, eso sí, a la cuerda larga. Ésta vez se acerca a la orilla, acuclillándose y tomándo un poco con sus manos, yo lo observo con el agua hasta la cintura, esperando si se va a decidir a meterse también, pero luego tira un guijarro plano y vuelve a sentarse más lejos, murmurando algo en voz baja.
Salgo y me acerco a él, éste se pone en guardia apuntándome con su arma, yo le hago gestos de que no voy a intentar nada y le digo:
- Yo no daño... agua no daño, ¿por qué no ir mar?¿no en planeta Zárokaas?- éste me mira airado, sí, tengo razon y eso parece dolerle. Entonces, me coge inesperadamente por el cuello y me obliga a mirar a mi alrededor. Yo obedezco asustada, ¡me está haciendo daño!
- ¿Lo ves?¿ves este lugar?¡pues este es el planeta de los Zárokaas, como tú nos llamas!- una vez liberada, lo miro extrañada negando con la cabeza; se donde ellos viven y aquel lugar no se parece en nada a su planeta.
- Con que no, ¿eh? ¡pues es una suerte para tí y los tuyos que no halla podido llevarte adonde nos dirigíamos!¡ allí te vendería a un alto precio y puedes estar segura que aprenderías a obedecer a base de palos y te estarías callada!- entonces añade con otro tono de voz, como para sí mismo- ... pero algo pasó, topamos con un agujero negro y caímos aqui... no entiendo como, pero hemos regresado a La Tierra... pero no a la que yo conozco, sino a una tierra virgen, una de hace miles de años, donde todavía no existe el hombre y ... ¡Dios mio! ya no puedo volver, no aunque consiga reparar la maldita nave...
Apenas entiendo todo el significado, pero se que es algo importante para los dos. ¿Estamos en su planeta pero no es el mismo en donde él vive?¿qué quiere decir con eso?¿ya no podrá volver y venderme a los suyos?¡entonces es que ya no soy una esclava!
- ¿Por qué yo dentro y... amo fuera? -señalo la jaula- tu no vender a Zárokaas... yo poder salir.- él me mira distraido, como si en aquel momento ya no se acordara de mí y se larga sin ánimos para contestarme hacia el interior de su nave.
*********
El Autor de este relato fué Nerus , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=5771&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos ficcion Ciencia Ficción ¡ Prisionera ! 1 parte
Han vuelto a cogerme de nuevo, me han metido de malos modos en una jaula de metal en la parte trasera de uno de sus vehiculos, Capitulo 1 Capitulo 1
relatoscortos
es
https://cuentocorto.es/static/images/relatoscortos-relatos-cortos-ficcion-ciencia-ficcion-prisionera-1-parte-2185-0.jpg
2025-01-18

Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente