Relatos cortos criticas Criticas de Cine El Padrino -part II-

 

 

 

Decir hoy que "El Padrino" es una gran película, es una obviedad. Que antes de saltar a una piscina hay que tener en cuenta que haya agua dentro; que antes de cruzar la calle hay que ver sin vienen coches, son también obviedades. Pero es mejor para tú salud que, aunque sean tareas obvias, las tengas en cuenta. También para la salud de todos, es prudente recordar que la obra de Mario Puzo llevada a la pantalla por Coppola es una gran obra de arte.

De esta trilogía hay centenares de webs, con reseñas, críticas, fórums, imágenes, iconos, mucho mejores, y mucho más bien hechas que esto. De todos modos, yo me resisto a no aportar mi humilde granito de arena.

Me centraré en la segunda parte.

Así, ya de entrada, rompo ese tópico que segundas partes nunca fueron buenas. "El padrino" es una -que no la única- excepción.

 

Si la primera parte es muy buena, mostrando a ese descomunal Vito Corleone, la segunda es aún mejor. Parte en dos puntos en el tiempo. Cómo Vito Andolino, del pueblo de Corleone, llegó a América siendo un niño con todos los parientes asesinados y cómo al ser mayor, con más picaresca que maldad, empieza su fructífero negocio de "favores". Y, por otro lado, pero bien entrelazado, cómo su hijo y sucesor, Michael se ha convertido en un reflejo de aquello que de joven aborrecía: su padre.

Al Pacino y Robert DeNiro son enormes. DeNiro es uno de esos actores tan grandes que parece increíble que aún esté vivo, que aún este trabajando, con un carrera extensa y fructífera da la impresión de ser una de esas leyendas del celuloide del que hablan los ancianos, uno de esos que llevan años de cuerpo presente y de mito creciente. Pero no, sigue trabajando, ¡y por muchos años!

Al Pacino es Michael Corleone y con esto basta. Le imprime un carácter al personaje que lo hace tan poderoso, tan brutal, tan cerrado sobre los suyos, que basta con ver la forma que tiene de sentarse. Fijaos como se sienta Michael Corleone.

Su calma permanente, su silencio, ese cavilar la mejor estrategia, pensar como piensan sus enemigos, esos silencios,… Toda esa paz explota en ataques de furia, como un animal salvaje al que agraden: su locura cuando sufre el atentado en su casa, y en especial, la apoteósica escena del derrumbamiento matrimonial, cuando Kay, su mujer, le cuenta la verdad sobre el aborto.

¿Y los secundarios? Diane Keaton es grande, muy grande, y su personaje, secundario en la vida, en la familia, en esa gran casa en que es prisionera con sus hijos, a los que debe renunciar con un suave y cruel cierre de puerta. ¿Os acordáis? ¡Qué escena! Cuando Michael la sorprende, visitando a sus hijos, y ya en la umbral, le cierra la puerta, sin decir nada -¿qué decir?-; cerrando sin violencia, sin el previsible y estúpido portazo del que tiene un ataque. Michael no. Lo ha meditado y ha decidido que, esa mujer, su esposa, la madre de sus hijos, no merece ni que le dedique dos palabras, simplemente, le cierra la puerta. Y Kay desaparece.

¿Y Fredo? John Cazale en el papel del hermano, Fredo Corleone, siempre a la sombra de los demás, siempre casi un estorbo -"mamá decía que no era hijo suyo; que unos gitanos me habían abandonada en su puerta". No hace ni falta que Fredo explique cómo se siente por el humillante hecho que su hermano menor, Michael, cuide de él, se ve… se observa incluso en la disposición de los dos. Al final, en el embarcadero, Fredo casi tirado en esa butaca, y Michael sentado, como siempre. El dominado y el que domina. El que ejerce el poder y el que está sometido. Artículos de danza y ballet

También se aprecia esta influencia en las escenas en que Michael aparece junto a su hermana Connie (Talia Shire). Al principio, cuando ella se presenta con su prometido y viene a pedir -a pedir dinero-, Michael ignora al prometido. Le insulta con su menosprecio, ni siquiera le dirige la mirada, ni menos aún la palabra. Los dos, Michael y se hermana, están sentados. Luego Michael se levanta, la decisión está tomada: no quiere que Connie se case con ese imbécil -que sigue estando ahí, en la sala, pero completamente borrado-. Luego, tras la marcha de Kay y la muerte de la mamá de los Corleone, Connie vuelve. Vuelve y se arrodilla ante su hermano Michael. Le pide que le deje quedarse, cuidar de los niños y de la familia. Esa familia que tanto desea proteger Michael y que nota que va perdiendo, que se le va escapando, que quizás ya no le queda nada. Y en la cima de su poder, en su sillón, tan sólo siente el vacío dentro de sí.

Fredo y Connie están sometidos a la voluntad de su hermano. De la misma forma que Michael, de joven, se veía atemorizado por la omnipresente figura de su padre, y por la arrolladora violencia sin cerebro de su hermano mayor, Sonny.

El hermanastro, Tom Hagen -Robert Duvall-, es un Corleone que parece no serlo, sentirse incomodo siempre, invitado en aquella casa y procura quedarse siempre en un segundo plano, hasta el punto que cuando Michael viaja a Miami y es Tom quien debe dar las órdenes a los matones, las debe repetir. A él mismo le cuesta decirlas.

Hay, pero, un personaje aún más turbador que Michael en un ataque de furia. Es aquel guardaespaldas, vestido de negro desde el sombrero a los zapatos, que viaja con Michael a Miami y a Cuba. Creo recordar que sólo saluda a Fredo cuando este llega con el dinero, y se pasa el resto del tiempo sin decir nada. No le hace falta. Su sola presencia es inquietante. Ha venido a matar a alguien, esto trasciende la pantalla, y su sola presencia en escena es un peso angustiante, un motivo de alarma. Ha venido a proteger a Michael, y no se limitará a intentarlo. Lo hará. Obedecer las órdenes de Michael no como un empleado, sino con ese honor a antiguos juramentos de fidelidad; en un escenario diferente, sería el octavo samurai de Kurosawa. Y todo ello sin drama, sin emoción alguna, sin sentimientos. Es ahí dónde radica el poder que el Padrino desprende. ¿Dinero? Sin duda es un asalariado. ¿Miedo? No, si no se enfrenta a su jefe. ¿Honor? La familia, el clan, la unión al grupo, algo ancestral y tribal, más inquietante que una manada de hienas rondando hambrientas por el desierto.

Esto es "El padrino". Algo animal y fríamente salvaje. Quieto, inmóvil, esperar con paciencia a la presa, y de repente -cómo sucede en el final de la trilogía- ¡Zas! Y un espiral de muerte como un ataque de pirañas. La venganza es un plato que se sirve frío.

Leo Bennacker

Hivern´05

The Godfather -part II-

El Autor de este relato fué Leo Bennacker , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=8257&cat=craneo (ahora offline)

Relatos cortos criticas Criticas de Cine El Padrino -part II-

Relatos cortos criticas Criticas de Cine El Padrino -part II-

Decir hoy que 'El Padrino' es una gran película, es una obviedad. Que antes de saltar a una piscina hay que tener en cuenta que haya agua dentro; que antes de

relatoscortos

es

https://cuentocorto.es/static/images/relatoscortos-relatos-cortos-criticas-criticas-de-cine-el-padrino-part-ii--2868-0.jpg

2025-01-18

 

Relatos cortos criticas Criticas de Cine El Padrino -part II-
Relatos cortos criticas Criticas de Cine El Padrino -part II-

Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente

 

 

Update cookies preferences