Despertaba atónito frente la atenta mirada matutina que rompía los pilares de mis sueños. Caía ante mi un cielo de adversidades y dudas casi apagadas de días anteriores de los cuales tenia imágenes borrosas en mi cabeza pero no recordaba nada esclarecedor. Nada que me situara en un momento o en un lugar concreto. Similar a la sensación de una resaca veraniega. Parecía como si me hubiesen reiniciado psíquicamente. No recordaba nada pasado ni imaginaba nada futuro. Tan solo el tiempo me diría el porque de las cosas.
Siempre havia sido así. Siempre olvidaba el porque de todo. Perdidas de memoria frecuentes, era a la vez mi tormento y mi mayor placer como persona. Las cosas negativas o sentimientos que la gente deseaba olvidar yo ni tan solo sentía el hecho de querer olvidarlo, simplemente había un vació en mi que decía que nada havia ocurrido. Aunque por otra parte me fatigaba tener que inventarme cada día una nueva vida. Inventar recuerdos olvidados o inexistentes.
Quizás esto era lo que sentía cada mañana al despertar, tan solo que no recordaba si era cada mañana o tan solo aquella en concreto. La exageración era mi peor enemiga, ya que al poco mi cabeza se inundaba de imágenes y recuerdos como si se estuviera colapsando de información y volvía a redecorar mi vida con tonos pastel y luces encendidas. Volvía a vivir mi propia vida. Todo ello cada mañana al despertar. Todo ello cada día al iniciar este.
Estábamos en un apartamento lujoso en el mismo centro del pequeño paraíso olvidado en el mar. Cada mañana despertaba con aquella sensación confusa en mi cabeza, no sabia si era placer o dolor. Mis oídos se activaban al oír aquella dulce melodía, aquella música de tan preciados dioses escondidos en cielos lejanos y misteriosos. Sentía como si mi cuerpo se fundiese con las notas musicales y mi espíritu se desprendía de su cuerpo pesado e inerte, notaba como si volviese a dormir. Era un sueño mágico, mis pensamientos estaban encendidos pero en reposo, mi cuerpo despierto pero relajado. Aquella sensación era comparable a la que los gatos debían sentir todo el tiempo. Con sus vidas largas y relajantes. Las notas fluían y yo seguía volando, así hasta el infinito, no podía parar. Mis párpados se cerraban y no podía abrirlos. Ante mi una colmena de luces inimaginables y de sensaciones inexplicables que rozaban la paz junto con mi alma. Todo eso en unos pocos segundos y en un tiempo incontable, quizás infinito en el mismo proceso. Todo Inexplicable. Las palabras tan solo podían hacer una sensación casi comparable. Cine de Calidad gratis
Me sentía dueño de mi y de mis emociones, de mis sentimientos y mis actos. Me sentía como si pudiera hacer todo lo que me pasara por la cabeza. Desperté de mi sueño despierto y me dirigí a la ventana de la habitación. Las luz del sol impregnaba las paredes de alegría y de juventud. Las paredes blancas se sentían útiles. Entonces regalé a mis ojos aquella preciosa vista al mar, al abrir la ventana. Todo mi cuerpo fue recorrido por un escalofrío que despertó mi cuerpo por fin. La brisa marina activaba mis sentidos.
Entonces encontré aquella fragancia. Pasó por mi ventana como intentándome buscar y recorrió mi cuerpo y sentí aquel perfume que mi ser generaba en forma de recuerdos. Recuerdos alegres. Aquello era todo lo que podía esperar.
Hacia mucho tiempo en algún lugar que no recordaba exacto havia tenido conversaciones sobre los recuerdos. Siempre me había parecido un tema interesante y fundamental en el ser humano. La mayor parte de la gente veía imágenes y les traían un sin fin de recuerdos que les traían más y más recuerdos en una cadena infinita. Otros tenían recuerdos al oír canciones o sonidos antiguos que les recordaban sus vidas de jovenzuelos correteando por las calles o bailando en fiestas de pueblos antiguos.
Quizá era aquello lo que me diferenciaba de los demás. Yo tenia recuerdos con los olores. Pero no era lo normal que le ocurría a la gente. A cualquiera una fragancia o un perfume o el olor de un coche o de una flor o de una casa podían traerles miles de recuerdos, pero a mi era diferente. Cuando olorava algo que podía traerme recuerdos era como si desapareciese de donde estaba y apareciese en el tiempo del recuerdo y lo reviviera como si me encontrase en ese tiempo, con el malestar de no poder tocar ni cambiar nada. Al principio lo notaba extraño hasta que conseguí dominarlo. Luego empezó a darme miedo. Cada vez era mas fuerte esa sensación hasta el hecho de creer haberlo vivido y no recordar el momento de haberlo olorado, es decir desaparecer de mi estado y aparecer en mi recuerdo. Todo ello muy difícil de explicar y mucho mas aun de sentir. Yo lo llamaba lefect parfum.
El Autor de este relato fué Irving G. , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=7579&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos criticas Generales Efect Parfum
Despertaba atónito frente la atenta mirada matutina que rompÃa los pilares de mis sueños. CaÃa ante mi un cielo de adversidades y dudas casi apagadas de d�
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2025-01-03
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