ESTE CUERPO DE GRASA
Epicuro decía, que un dolor era un deseo no concedido o no realizado, y yo sufro dolores intensos todos los días.
Siempre he sido una chica gordita y grande, aunque mi aspecto si me importaba y me acomplejaba, era algo que sin embargo, intentaba que no me afectara tanto.
Pero mi gran infierno o mi gran paraíso comenzó cuando me puse a trabajar, unas compañeras decidieron ponerse a dieta. Me comentaron si quería apuntarme con ellas, que probara que no perdía nada.
Cuando fui a la clínica de adelgazamiento, fue cuando realmente me di cuenta de que estaba gorda. Pesaba casi 100 kilos y tenía una talla 46, algo anormal para una chica de 20 años. Pues bien, comencé la dieta, al principio me lo tomé como un juego, de hecho yo perdía kilos y no me notaba absolutamente nada.
Hasta que un día me probé unos pantalones que hacia tiempo que no me ponía y descubrí que me sobraban dos palmos de cintura. Empecé a usar faldas y camisetas estrechas, cada vez que iba a una tienda de ropa no sabía cual era mi talla y compraba compulsivamente toda esa ropa que ni en sueños pensaba que podría entrar.
La gente me decía que estaba guapísima, descubrí que estaba rodeada de superficialidad e hipocresía, los chicos que en el pasado pasaban de mí, se me acercaban e intentaban enrollarse conmigo. Eso me hizo estar más a la defensiva, ser más agresiva y adquirir seguridad conmigo misma.
A cada día que pasaba comía menos, cuando quise darme cuenta, solo me alimentaba de lo básico, comida sin apenas calorías que me permitía mantenerme viva. Ese dolor tan intenso, esas nauseas por tener el estómago vacío me decían que lo que hacía, lo hacía bien.
Para mí la comida ya no tenía sentido, me daba asco, cuando tenía mucha hambre comía todo lo que se me antojaba, pero me sentía asquerosa y como una gorda, la única opción que me quedaba era vomitarlo todo e ingerir toda la cantidad de laxantes posibles.
Era consciente de que lo que hacia estaba muy mal, pero yo me sentía realmente bien y la gente también y era lo único que me importaba.
Mi vida cambió, mi inseguridad para con los demás fue desapareciendo, empecé a descubrir lo que era ser admirada por los chicos y lo más importante, aceptada en mi familia, estaba harta de escuchar, que pena, con la cara tan rica que tiene... hubo un tiempo en el que a mi hermano le daba vergüenza que le vieran conmigo en la calle, ya que decía que tenia un culo enorme. Blog sobre gatos
Cada día mi salud se iba deteriorando, estaba cansada y entonces fue cuando enfermé y me hospitalizaron, nunca antes había estado ingresada y fue la peor experiencia de mi vida.
Mi estancia allí duró apenas una semana, el motivo fue una infección de garganta.
Lo que nunca olvidaré, es cuando la doctora me metió dos agujas para introducirme glucosa, suero y sodio. Me dijo que no tenía apenas defensas, era consciente de que mi infección fue por vomitar tanto, pero yo di a entender de que seguramente era una mono nucleosis, no podía apenas tragar, y el dolor se convirtió en algo insoportable, los médicos lo llamaron principio de absceso, casi me costó la vida, ya que cada día que pasaba se me iban cerrando las vías respiratorias y el día menos pensado podía haber muerto asfixiada.
Mi familia nunca se enteró de los grandes sacrificios y burradas que hacía, recuperé todo el peso al cabo de un año.
En la actualidad, estoy a dieta, he vuelto a la clínica de adelgazamiento. Cada vez que como no puedo dejar de pensar que es grasa y que me va a engordar, me peso muchísimas veces al día, y veo que no bajo ni un gramo.
No se si es por mi obsesión, o es que realmente le pasa algo a mi cuerpo.
A día de hoy, aunque estoy gordita, soy aceptada socialmente, no tengo problemas a la hora de ligar, todo el mundo me ve guapa, pero yo cada día veo que mi cuerpo no me pertenece, soy incapaz de mantener una relación sexual, me repugno al verme en el espejo y tengo miedo a quedarme sola.
Cuando me miro, pienso que estoy encerrada en un cuerpo que no es el mío, un cuerpo que no para de crecer, este cuerpo de grasa que nunca se sacia.
Tal vez, decida acabar con esta situación, la vida nunca me ha importado tanto, como para tener que pasar tantas penurias por algo que en cuestión de años se terminará irremediablemente.
No me considero una enferma, ni echo la culpa a los demás, tal vez, solo necesite otra vida más para saber que es lo que quiero y otra para llevarlo a la práctica.
El Autor de este relato fué Yoeba , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=5103&cat=craneo (ahora offline)
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2021-01-18
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