Relatos cortos eroticos Desvirgaciones Dia 5

 

 

 

Miércoles 9 de enero del 2,002

- Las chicas quieren ir hoy a la playa.- dijo la voz.

Entre sueños reconocí a mi madre.

- Uhm... ¿qué dices?- pregunté somnoliento.

- Que quieren ir a la playa.- dijo una vez más.

- Que vayan.- contesté.

- Pero yo no puedo ir, así que tú las vas a acompañar.- dijo firme.

- Esta bien... pero que estén listas cuando salga, ¿ok?- susurré.

- Ya.- contestó secamente.

No demoré demasiado en vestirme y dirigirme al baño para asearme. Al salir las encontré esperando en la sala, listas y sonrientes.

- Toma, esto es para que almuerzen algo por allá.- dijo mi madre.

Asentí robóticamente, mientras hacía señas a las nínfulas para irnos.

 

Durante el viaje camino a la playa, el sol estremecía el cielo de Lima con su presencia. No tardamos en llegar y la mar bramaba su vitalidad salina.

Nos situamos cerca a una señora y juntamos nuestras pocas cosas. Mientras colocaba la toalla y me sentaba, vi a mis pequeñas deshacerse de sus vestidos floreados, sus bikinis no dejaban mucho a la imaginación, dejando a la vista sus púberes cuerpos que a cada día tomaban su forma final de mujer.

Ellas voltearon a verme y fueron corriendo hacia el mar. Los gritos y risas de las pequeñas impregnaban el aire marino de juventud. A lo lejos pude ver como me hacían señas para que me uniera a ellas. Tomé mis precauciones y dejé encargadas nuestras cosas al cuidado de la señora.

- Te estabas demorando mucho.- dijo Anita.

- Si lo sé.- contesté. Es que no me atrevía a pedirle a la señora que cuidara las cosas.

- Aya, pero para otras cosas si te atreves.- dijo Stefany sonriendo.

Cogí de la mano a cada una de las nínfulas y nos adentramos un poco más en el mar, el agua nos llegaba hasta la cintura.

- ¡Guerra!.- grité sorpresivo, mientras salpicaba a las niñas con agua y espuma marina.

- No se vale.- gritó Anita riendo.

Continuamos jugando un rato hasta que me sumergí y me acerqué a ellas. De sorpresa cogí un pie y le hize cosquillas, al salir a la superficie me percaté que el pie era de Anita.

- ¡Oye, tú te pasas!.- dijo admirada.

- Y eso que sólo fue tu pie.- contesté provocador.

- Sí, bastante que harías otra cosa acá con tanta gente.- dijo desafiante.

- Pues observa.- contesté acercándome y estirando la mano, mientras la introducía debajo de su tanga y buscaba su clítoris.

- Ja,ja,ja, me estás haciendo cosquillas.- dijo riendo.

Al ver a mi prima la acerqué hacia mí, al tiempo que introducía mi mano libre en búsqueda de su tesoro. Después una mano palpaba mi entrepierna, metiéndose por debajo de la ropa de baño y empezaba a masturbarme.

Cuando nuestras reacciones comenzaron a ser sospechosas, decidimos detenernos pues estábamos marcando a cien por hora.

Cerca de la una de la tarde nos apostamos en uno de los tantos restaurantes que abundan por ahí. Despachamos el almuerzo con celeridad y regresamos a la playa.

Yo me percaté de una señora que alquilaba carpas por horas, y una idea vino a mi mente.

- Oye, ¿y para qué es la carpa?- inquirió mi prima curiosa.

- Entren y ya verán.- contesté decidido.

La carpa era más cómoda de lo que imaginé y se prestaba de manera formidable para mi idea.

- Y dinos pues, ¿para qué has alquilado la carpa?- preguntó Stefany.

 

- ¿Para qué crees tú?- dije.

- ¿Qué? ¿en serio quieres que lo hagamos aquí?- contestó mi prima sorprendida.

- Sí, porque no.- dije. ¿O acaso no se atreven, niñas?

Mi prima se quedó pensativa por un instante. Venta de Minerales

- Pero, ¿cómo lo vamos a hacer?- inquirió.

- Sí, ¿cómo?- preguntó su amiga.

- Pues de costado.- dije seguro. Yo me acuesto en el medio y cada una a mi lado.

Nos acomodamos fácilmente y yo me deshice de mi ropa de baño.

- Stefany, quítate la tanga.- dije ordenando.

- Ya está.-dijo lanzándola a un lado.

- Ahora ponte de costado pero dándome la espalda, ¿entiendes?- dije.

- Así, ¿cierto?- preguntó.

- Sí, muy bien.- contesté. Y ahora levanta esta pierna y mantenla así mientras voy colocando mi pene en tu vaginita.

Después de un pequeño intento logré deslizarme dentro de ella, bajé su pierna, corrí su vestido y la rodeé por la cintura con mis brazos. Mi pene lograba vencer la fricción inicial a cada embestida que daba.

- Ah,ah,ah, se siente extraño... ah,ah,ah, como más forzoso.- dijo Stefany.

- Sí, tienes razón, uhm, se siente más apretado.- dije. Debe ser porque estamos de lado.

- Ah,ah,ah,... ¿cómo así?- preguntó volteando su rostro hacia mí.

- Supongo, pues como tus piernas están juntas, tu vagina debe de estar más estrecha.- dije explicando. Pero lo que si sé es que cuanto más lubriques más fácil va a entrar.

- Aya, ah,ah,ah... me gusta, ahhhh.- gimió.

Pasado un rato estiré la mano y saqué mi pene. Luego de besar a mi prima en la mejilla, volteé en dirección a su amiga.

- Vaya, tú ya has empezado antes.- dije asombrado.

- Sí, no podía tan sólo mirar.- contestó Anita, mientras frotaba su clítoris palpitante.

- Bueno no importa, pero ahora voltéate.- dije ordenando. A ver, a ver, esta piernita se levanta así y mi pene entra por aquí.

- Sí, por ahí es.- dijo ella.

- Y ahora voy empujando poquito a poquito.- dije excitado.

- Ah,ah,ahhhhhh.... que entre toda.- gimió.

Mi labor continuó por un tiempo más y mis brazos rodeaban su cintura.

- Uhm, que rica estás pequeña, uhm, aprieta más tu vagina.- dije eufórico.

- Ahhhhhh, que bien se siente.- contestó.

Tuve que parar de improviso y ella se quedó perpleja.

- ¿Porqué la sacaste? ¿qué pasó?- inquirió preocupada.

- Es que me estaba olvidando que en quien debo terminar es en Stefany.

- ¿Qué, ya te estabas olvidando?- preguntó mi prima, mientras ponía carita triste.

- Verdad, tienes razón.- contestó Anita. Le toca a ella.

Busqué los labios de Stefany, quien se hacía la molesta. Acaricié su rostro mientras la besaba.

- Perdóname primita.- dije tiernamente. Yo te quiero mucho.

- Y yo a ti.- contestó sonriendo.

Nuestras lenguas jugaban golosas, al tiempo que levantaba su pierna una vez más y procedía a penetrarla aunque con mayor facilidad que antes.

- Ahhhh... me gusta, ahhhh... no te detengas.- dijo incontrolable.

- ¿Crees que ha estas alturas... uhm, me voy a detener?- inquirí fogoso.

Mi mano se estiró lo suficiente hasta alcanzar su clítoris, el cual procedí a frotar fructuosamente. En ese estado de éxtasis no fue difícil llegar al orgasmo. Múltiples chorritos de semen salpicaban su interior.

- Ha estado muy rico.- dijo Stefany mirándome.

- Que bueno que te gustó.- dije, mientras mis caderas aún se movían pegando unas suaves embestidas en su vagina.

Y abrazados, los tres nos dormimos en un soleado día de playa.

El Autor de este relato fué Laszlo , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=8178&cat=craneo (ahora offline)

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Entre sueños reconocí a mi madre. - Las chicas quieren ir hoy a la playa.- dijo la voz. - Las chicas quieren ir hoy a la playa.- dijo la voz. Miércoles 9 d

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2024-10-08

 

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