Relatos cortos eroticos Desvirgaciones MAMA DANIELA... (2 da. Parte)

 

 

 

MAMA DANIELA... (2do, Parte)

Flabiau

Original de

ANALBO

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Danny, la mamá que malcrió a su hijo en el placer y el deleite, tuvo feos presentimientos. Era seguro que alguien había estado allí. Pero, ¿quién? Algún extraño se tomó el tiempo necesario y sacó fotos de ella y Julito, ambos desnudos en la cama y dormidos, en plena siesta y lo peor que su casto hombrecito la tenía penetrada por el recto, porque al despertar, ella tuvo que esforzarse para retirar la enorme verga de ese muchachito que la había dejado tan satisfecha y rendida que se durmió profundamente. Pensó en Andrés, su novio y amante. Pero Andrés, era muy celoso y hubiera puesto todo patas para arriba y seguramente la habría agredido y golpeado. Ya le había dicho en varias oportunidades, a pesar del poco tiempo que llevaba esa relación, que le parecía mal que Julito durmiera con ella. Lo había visto una tarde calurosa que él, Andrés, llegaba a la casa y fue al baño encontró la puerta sin traba, entró, y el muchacho estaba en la ducha, quedando admirado por la ya portentosa arma que blandía en sus manos mientras se masturbaba. Le dio a entender que sus hijas una de 13 y la otra de casi quince, demasiadas desarrolladas para la edad, lo habían prácticamente violado una noche en que quedaron a dormir en su casa, porque la madre se encontraba fuera de la ciudad. Sabía lo que eran los niños precoces sexuales y que desde entonces él trataba lo menos posible de estar en contacto con las niñas. Fue un hecho traumático, le comentó, pero en el momento supremo, se pierde toda ética y desaparece la moral, entrando a privar el morbo.

 

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Fue un fin de semana, de ese mismo año, a fines del otoño. Su ex esposa, llegó con las hijas y le pidió si podían quedarse con él hasta el lunes, en que ella volvía de un viaje fuera de la ciudad y que con su actual pareja no quería dejarlas, porque las miraba con excesivo deseo, demasiado cariño, además era MUY MELOSO CON LAS CHICAS y un inmoderado con sus manos.

- Yo, no me sorprendí, porque siempre venían los sábados a almorzar conmigo y luego íbamos a tomar helados, las llevaba al cine y después se las devolvía a la madre al anochecer. Pero nunca la madre las dejó pernoctar en mi casa, por temor a que yo trajera alguna mujer y ella no quería que las niñas vieran cosas reñidas con la moral. Por eso, sí me sorprendió, ¿ por qué no dejarlas con su actual pareja? Era aun mayor que yo. Me dejó anonadado cuando me lo explicó. Tuve ganas en ese momento de ir a romperle la cara al tipo... Las chicas, se abrazaron a mí y me pidieron que sí, que querían quedarse y que ellas iban a hacer todo, la comida, lavar los platos, limpiar la casa, que no me preocupara de nada. Y así fue que se adueñaron de la vivienda y a querer preparar el almuerzo. Eran las 9 de la mañana de un sábado bastante fresco. Su madre se fue tranquila y les dijo que aguardaran a que ella iba a venir a buscarlas el lunes y que no las dejara ir a su casa en caso que les pidiera regresar a buscar algo, que en sus bolsos traían todo lo que podrían necesitar durante una semana y allí se despidieron de la mamá y cada una con su bolsa, pasaron a la habitación que siempre esta preparada para “algunas visitas”... – y el hombre siguió su narración, la que supuestamente estaría magnificada a su favor, dejándolo a él como una víctima de sus propias hijas. Minutos después, como fue despertado casi dos horas antes que de costumbre, en un día sábado, y no trabajaba, volvió a su habitación para ducharse y acicalarse como hacía todas las mañanas en el baño que tenía en su habitación. Los dos dormitorios estaban con sus respectivos toilett. Se refrescó, se aseó bien y salió envuelto en un toallón, abriendo cajones para su ropa limpia y luego se recostó sobre la cama tapado solamente con la toalla y volvió a dormirse profundamente.

 

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Las niñas, Luciana la mayorcita, iba a cumplir los 15, muy bien distribuida físicamente aunque con los senos demasiado desarrollados para su edad pero muy atractiva y Tita, la benjamina, con 13 añitos ya cumplidos, mucho mas bonita que la hermana y también, su pechos, demasiado grandes. Las dos, luego de acomodar sus cosas en la habitación, se ducharon y se vistieron con ropas de uso diario. Polleritas demasiado cortas, que les cubrían hasta antes de llegar a las rodillas, a pesar de lo fresco de la mañana, al agacharse, se les veía sus bombachitas rosadas. Una camisa liviana para ambas, sueltas, que llegaban sobre sus ombligos que transparentaban sus carnes y demostraban que no llevaban sostenes. Se destacaban los pezones de las dos niñas, las que lucían orgullosas:

- ¿Se notan mucho? ...- preguntó Luciana a su hermanita mientras se miraba en un espejo y se levantaba esos globos que parecían querer escapar de esa frágil camisita, también rosada...

- ¿Y a mí?... – pregunto la chiquita, levantando sus pechos y la hermana les tomó los dos botoncitos con sus dedos apretándolos con fuerza -... ¡Ayyy, me hiciste doler!... – gritó Tita mientras levantaba su camisita y le decía a Luciana -.... ¿ a que no te animás a chupármela como hace mamá?... – y Luciana la empujó sobre una de las camas del dormitorio y se prendió de la teta de su hermanita, que momentos después, comenzó a gemir como enloquecida, luego sacó ella uno de sus enormes senos, y fue la benjamina la que entró a succionarle a la mayor, hasta que comenzó a gemir como una posesa pidiéndole que no la dejara y que le metiera los dedos en su conchita. El padre de pronto, se despertó ante tanto murmullos y ruidos raros. Prestó atención. Puso sus oídos contra la pared que dividía los dormitorios y no pudo evitar una excitación desbordante y notó su miembro endurecerse. Igualmente se sintió mal, quería saber qué estaban haciendo y abrió lentamente la puerta del medio y las observó a las dos chupándose alocadamente haciendo un 69. De pronto las vio revolcarse a sus propias hijas de tal forma que no soportó, y ahí observando ese espectáculo que jamás hubiera pensado ver, se masturbó hasta que fuerte chorros de semen mojaron las paredes de su habitación, dando un gemido de gozo, que alertó a las niñas. Hubo un silencio. Andrés, volvió a su cama y se acomodó fingiendo seguir durmiendo.

- ¿Escuchaste algo?... – preguntó por lo bajo Lucianita y detuvieron su alocada carrera sexual:

- ¡Sí, como un gemido!... debe ser papá que se quedó dormido y ronca... ¡Vamos a la cocina a preparar el desayuno... – dijo Tita:

- ‘¡Esperá... la puerta del medio, está abierta... siempre está cerrada....¿ qué vas a hacer?...- le preguntó a Tita, que bajó de la cama, se acomodó la ropa y se dirigió hacia la puerta del medio y espió. Andrés permaneció inmóvil. Dio un ronquido e intentó darse vuelta para disimular su sueño, dejando su verga destapada, todavía dura. No lo advirtió. Tita, giró su cabeza y con una sonrisa astuta llamó a la hermana y le señaló. Ambas aguantaron una risita cargada de lujuria y haciendo gesto de “¡qué grande la tiene!”, se alejaron de la puerta, saliendo de su habitación hacia la cocina, a preparar el desayuno para el padre, que continuó tieso. Se exacerbó más, cuando tomó en cuenta que le habían visto su verga y quedó en la cama pensando y preocupado con una carga de culpa tremenda. No podía levantarse ya, y aparecer en la cocina porque se iban a dar cuenta que estuvo al tanto de lo que ellas habían hecho. Se darían cuenta que las había oído, y guardó silencio lleno de miedo. Miedo, ¿a qué? Miedo a sus propias hijas.

 

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Unos veinte minutos después, escuchó golpear la puerta de su dormitorio y la voz de la mas chiquita- ¡Papi.... Papi... despertate y vení a desayunarte!... – no hubo respuesta, abrió lentamente la puerta y entró a la habitación del padre. Este tembló. Se mantuvo con los ojos cerrados y muy quietos, siempre cubierto con el toallón. De respiración jadeante. La niña se acercó aún más - ... Papito... – le dijo en un susurro mientras se sentaba al borde de la cama - ... Está dormido como un oso...- se decía por lo bajo. Intentó moverlo, justo en el momento en que Andrés dándose vuelta para el lado donde se había sentado la mocosita, como queriendo huir de la hija que le estaba mostrando todo. Tita, se había olvidado la ropa interior por el apuro al despegar de su hermana y el padre, quedó justo frente a esas piernas blancas con pecas y abierta como una flor la conchita de su hija, con algunos vellos púvicos recién floreciendo. Los gruesos labios de la vulvita de la nena demasiados irritados por las chupadas hechas por su hermana fue la gota que rebasó el vaso y sin poder evitarlo, su miembro se enervó de tal manera que movía la toalla. La pícara hembrita, creyendo que no la veía, levantó lentamente casi con perversidad, de una de las puntas y entonces vio la verga de papá en su verdadera extensión. Se llevó las manos a su rostro asombrada, ahogando una exclamación. Andrés no sabía qué hacer. Debía evitar que la niña supiera que él estaba así por ella. Debía evitar esa situación y decididamente volvió a roncar. La nena, con temor acercó su manito para tocarle la verga al padre, que cuando sintió los suaves dedos de la hija apretándolo, dió un fuerte suspiro girando hacia el lado opuesto. La chiquilina dando un salto, salió corriendo de la habitación. Viajes y turismo

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Las dos estaban hablando bajito mientras una pelaba papas y la otra rayaba zanahoria.

- Si, Luciana... es más grande y más gruesa que la de Raúl...

- Y vos crees que no se dió cuenta de nada, que no te vio... ¿estás segura Tita?...

- Segura... porque sino se hubiera despertado... para mí que soñaba...

- Debe tener el sueño más pesado que mamá... – dijo la mayor:

- ¿Por qué lo decís?... preguntó Tita:

- ¡Nena, mamá nunca se despierta cuando Raúl viene a nuestras camas y eso que pega cada grito cuando acaba, el viejo...

- ¿Te acordás la primera vez, que nos violó a las dos? Mamá totalmente dormida a nuestro lado, ahí si que la que gritó fui yo cuando me desvirgó el desgraciado...

 

- Pero bien que te gustó.... ¿Sabés que me parece? Que Raúl le da algo de beber a mami, cuando nos avisa que nos preparemos para la noche... – manifestó Luciana -... Como todas las noches le hace un digestivo... y se lo toma... bueno toma cualquier cosa que le sirve...

- Mirá si se entera papi... él cree que somos vírgenes todavía...

- La verdad.... es una lástima que mamá no nos dejara con Raúl... hubiéramos tenido tres días de fiesta...

- ¡¡Y qué fiesta!!... - gritó Tita y luego, mirándola fijamente a la hermana le insinuó -... ¿si lo dormimos a papá?...

- Nena... ¿cómo pensás en eso?.... – luego de mirarla un rato, se sonrieron -... ¿y por qué no?...- dijo Lucianita cargada de Lujuria -... ¿Lo maravilloso que debe ser sentir la hermosa verga de papá?... Pero, dormido, ¿se le pondrá dura?...

- ¿Acaso no estaba dormido cuando yo se la toqué? Era un hierro hirviendo y latía lo mismo que la de Raúl cuando nos llena la boca con su leche...- la mayor le preguntó:

- ¿Con qué lo dormimo?...

- Voy a la farmacia. Acaso no voy yo a comprarle a Raúl cuando las necesita... yo sé el nombre y se venden sin receta... ¿Tenés plata?..

- No, pero le pedimos a papá... le decimos que tenemos que comprar pastillas por los dolores de la menstruación... ¿lista?... y cállate, ahí viene... – y Andrés entró en la cocina con cara de dormido:

- Perdónenme mis chiquitas, me volví a quedar dormido, ¿qué hora es? Huyyy... ya las 11:45....

- Te sirvo el desayuno, papi... – pregunto Tita:

- No. Si hay café negro mejor... ¿Y vos Lucianita, qué estás haciendo?

- Preparando el almuerzo, ¿por qué?...

- No. Guardá todo en la heladera. ¿Qué quieren comer? Pizza, empanadas, pollo al spiedo, carne asada... elijan, voy de una corrida, mientras ponen la mesa y las traigo...

- ¡¡Pizza y helado!!... –dijeron las dos en dúo:

- Muy bien. Comeremos pizza y helado de postre. El gusto de la pizza los voy a elegir yo, ¿y los helados? también porque sé de los gustos de las dos. Sirvan un café caliente por favor... – las miró - ... ¿no sienten frío con tan poca ropa?...

- ¡No papi!... – gritaron las dos y mientras Luciana preparaba el café, la Tita se acomodó sobre las piernas de Andrés. Siempre lo hacía y lo abrazaba y besaba al padre. Reían los dos. Luciana desde la cocina preguntaba:

- O me parece a mí, ¿o estas contento hoy, papi?...

- Siempre estoy feliz cuando vienen mis chiquitas a quedarse conmigo... – La pequeña lo montó al padre, pero no soportó estar sobre ambas piernas, así que se esforzó por quedarse sobre la Derecha, apoyando su rajita en la punta saliente de la rodilla, saltando como lo chiquilina que era y fregaba los labios de su vagina cada vez con más fuerza. Andrés lo notó. Sintió húmedo su pantalón. Seguía sin su bombachita, sentía a través de la tela lo ardiente de esa conchita hirviente. Su verga comenzó a tomar forma. Ella lo notó y apretó sus piernas con fuerza sobre eso caliente que la enloquecía y comenzó, jugando, jugando a correrle desde la rodilla hacia la ingle. Luciana le sirvió el café a papá y ése la hizo sentarse de su lado izquierdo y las abrazó a las dos con fuerza y gimió una placentera eyaculación que hizo bramar a Tita al sentir lo caliente del semen del padre que mojó su piernita. Él apretó con fuerza los senos de su hija mayor, hasta que terminó con las convulsiones proporcionada por una acabada que jamás le había dado tanto placer. Fatigado, tomó el café, bajó a la niña de su pierna, que lo besó prácticamente en los labios, preguntándole lujuriosamente:

 

- ¡Papi... ¿ te gustó?....

- ¿en donde aprendieron ustedes a hacer todo ésto?... – les preguntó:

- Raúl...

- El compañero de tu madre... ¡Ya me parecía!... – y salió rápido hacia su habitación. La hermanitas se quedaron preocupadas. ¿Qué iría a pasar ahora?...

- ¿No te apuraste demasiado, Tita?...

- ¡No lo sé!... – lo dijo casi temblando. La voz de Andrés se escuchó que las llamaba desde su habitación:

- Chicas...

- ¡Si, papi!....

- Vengan... – las dos, asustadas fueron a la habitación de papá. Golpearon - ... ¡Pasen!... – entraron temblando -... No, no cierren la puerta.... – Las miró a las dos - ... ¿Por qué se visten así? ¿Para Raúl?... ¿tu madre? ¿Qué dice tu madre, porque debe saberlo, no?...

- No...- dijeron a dúo temblando las hermanas:

- ¿Cómo que no sabe nada? ¿Cómo es eso?...- se asustaron:

- No, papi, mamá no esta enterada... Raúl le da un sedante todas las noches y se duerme como una piedra y no oye nada... Todas las noches, no, él nos avisa y viene a nuestra cama...

- ¿y qué les hace hacer... ese... ese hombre?...- Ellas se miran - ... vi lo que hicieron ésta mañana... estaba despierto... las escuché, abrí la puerta y vi todo. Me causo mucho fastidio, pero no quise interrumpirlas. Luego las vi observarme desde la puerta del medio, no me había dado cuenta que estaba destapado y tenía todo al aire. Estaba avergonzado, no quería que supieran que yo las había visto... y después, entraste vos, Tita y tuve miedo hijas... – se sentó en la cama, apoyó su cabeza entre sus manos y ahogó un sollozo. Las dos niñas muertas de miedo, se sentaron una a cada lado del padre tratando de consolarlo:

- No te sientas culpable de nada, papi... en todo caso el error fue nuestro... queríamos quedarnos con Raúl... pero al ver eso tan grande que tienes papi entre las piernas, nos hizo creer que si lo hacíamos con Raúl, podríamos hacerlo con vos... – se descargó Luciana:

- ¿qué más les enseñó a hacer? No tengan miedo, no voy a hacerles nada... – se miraron las niñas:

- ¿Cómo vamos a demostrártelo? A menos que lo llames y que venga Raúl...

- Les gustaría que Raúl venga a pasar una noche ustedes para demostrar esas cosas...

- No, papi...- dijeron a dúo -.... pero, ¿con quién? El único que estas aquí, sos vos y nosotras... – Andrés se recostó en la cama quedando a la vista de esas inocentes todas sus partes pudendas:

- Ahora, yo soy Raúl... hagan todo lo que han hecho con él...

- ¿y después papi?...- preguntó la mayorcita:

- Hijas, no pensemos en el después... pensemos en el ahora... en el ya... – y comenzó a desvestir a sus hijas y ellas a jugar con su verga. Se la disputaban entre las dos, hasta que la Tita, logró introducirse toda la pija del padre en su boca y ha mamarlo con tanto conocimiento que Andrés gritaba enloquecido por ese momento de placer, mientras hacía que Lucianita, la mayorcita se sentara con la concha en su boca y su lengua entraba y salía desesperadamente de la vaginita de la niña. Momentos alucinantes pasó con las dos hijas las que aullaban desaforadamente sus orgasmos, gritando desmedidamente: “¡¡MAAAAASSSSS, PAPIIII!!.... MASS POR FAVOR”...

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Eso le había ocurrido a él. Fue franco. Desde entonces que ante situaciones imposibles de evitar, se entrega a sus hijas tratando de ser un papá condescendiente, cariñoso y complaciente. Esa era una de las razones por la cual quería concretar definitivamente una vida en común con ella. Danny, no quiso decir su verdad, pero lo comprendía. Ella lo estaba pasando, pero, ¿cómo iba a abandonar a Julito, a quitarlo de su regazo? Ya había visto qué le ocurrió, al muchachito las dos o tres veces que él vino a dormir a su casa y las veces que ellos fueron a la suya. Tenía miedo, temía por la salud del hijo y pensó que si ha sido Andrés el que tomó las fotos, mejor, así se lo quitaba de encima, porque ella lo que buscaba era un “alguien” de compañía sexual, jamás estuvo enamorada. Se abrazó a su hombrecito y lo volvió a tranquilizar. Lo llevó al baño y lo ayudó a tener una hermosa ducha caliente revitalizadora, mientras ella gozaba la bella polla del hijo totalmente introducida en su boca.

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Fin de la segunda Parte de MAMA DANIELA -

El Autor de este relato fué ANALBO , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=6160&cat=craneo (ahora offline)

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2024-08-05

 

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