LA PRIMERA MASTURBADA DE CARMEN
Ligeramente inclino su cabeza para verse en el espejo y entre sus piernas pudo ver aquella azalea tejida y babeante, un poco hinchada y ligeramente abierta por el esfuerzo. Mi abertura -se dijo- mientras el dedo indice tocaba aquella exquisita sensibilidad, mi abertura, y deja caer su melena de leona. Todo conjugaba. Detrás de la ventana el sol se ahogaba en el horizonte, lanzando hacia adentro un color amaranto, como si un enorme coño espiritual entrara de repente al saber que otro pequeño y carnal se encontraba en éxtasis. No podía creerlo, había gritado enormemente, pudieron haberla escuchado, que importa, se dijo entonces, no importa que grite o maulle, esto es algo que merezco, es algo que no podría experimentar sino es sola. Juan la habia manoseado, pero Juan no era mas un fantoche de monje que jugaba con su monótona perinola en el baño y que de vez en cuando eyaculaba para su curiosidad en la sala mientras todo le daba el derecho a la intimidad. Eso era todo. Juan y su sexo eran sencillos, no había magia, no había nada fuera de lo común era como un artefacto, como un maquina. Ella no, ella era diferente, el piso, su dedo, su cuerpo desnudo, su psiquis, su pasado, su tiempo, sus vecinos, sus familiares, Juan mismo, eran una congregación extremadamente fascinante, que giraba como una vorágine deliciosa y rítmica intensificándose mas y mas hasta estallar en lo que quedaba de ella, era destruirse, matarse de éxtasis, sufrir. Juan era solo una mesa girando en el enorme tornado de emociones. Ella era diferente, ella encontraba en aquello espiritualidad, no solo placer. Una espiritualidad chamanica, podía comunicarse con todos los espíritus que estaban escondidos en ella en forma de culpas, podía hablarles, decirles con su coño cuanto les amaba, cuanto les lamentaba y cuanto les quería, su coño era una orquesta de emociones y sensaciones no una perinola lanzado su leche en el vacío. Mi coño, mi gran coño, sin penetrar, dijo, que delicia, que cosa fabulosa escondes. Cerro los ojos y se fue quedando en un ensueño maravilloso, sus dos piernas le siguieron, y su cueva guardo todo el silencio la paz que tanto necesitaba.
El Autor de este relato fué Felicitas , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=10916&cat=craneo (ahora offline)
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Ligeramente inclino su cabeza para verse en el espejo y entre sus piernas pudo ver aquella azalea tejida y babeante, un poco hinchada y ligeramente abierta por
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2025-03-14
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