Era un viernes por la noche y yo estaba aburrido mientras veía la tele. Mis padres se habían ido de viaje y no volverían hasta el lunes. Decidí que ya era hora de cenar, cuando llamaron a la puerta. Intrigado, eché un vistazo por la mirilla y mi corazón dio un vuelco. ¿Qué hacía ella aquí?
Abrí la puerta y allí estaba ella, imponente, como una diosa. Llevaba una camiseta de tirantes y unos vaqueros ajustados a sus delicadas formas. La verdad es que me había gustado desde siempre pero no se lo había dicho. Me dijo que pasaba por aquí y decidió saludarme. Seguidamente, me preguntó si estaba solo y que si podía quedarse a dormir, a lo cual contesté que por supuesto. Tras haber cenado, me dijo que quería irse a dormir. Le dije que podía dormir en la cama de mis padres, que no pasaba nada y me fui a abrirla. Al volver para avisarla se había cambiado de ropa, la cual había sacado de la bolsa que había traído, y ahora llevaba una camiseta ajustada y un pantalón muy corto que le llegaba por encima de los muslos. El pelo, ahora suelto, le caía por los hombros lo que le daba un aspecto inocente, como de niña buena. Mientras tragaba saliva, le dije que me siguiera y al llegar al cuarto de mis padres ella se sentó en la cama y, tras darle las buenas noches, me di la vuelta para ir a mi cuarto, pero ella me detuvo cogiéndome por la mano. Me pidió que si podía dormir con ella, que si no se sentiría muy sola. Otro vuelco golpeaba mi corazón y, mientras trataba de ordenar mis emociones, accedí un poco cortado.
Ella se tumbó en la cama mirando al techo mientras se toqueteaba el pelo. Yo, aún sin poder controlarme, me tumbé de lado, mirando hacia los armarios a mi derecha. No sabía qué hacer. Estaba convencido de que no podría conciliar el sueño con ella a mi lado. Y así pasaron los minutos, cuando empecé a notar cierto cansancio y sueño. Estaba adormilado por la tensión de los últimos minutos, cuando algo me despejó completamente. Ella se había movido. Apoyó una mano en mi brazo y me susurró al oído: Me pones mucho. Inmediatamente, se me erizó el vello de todo el cuerpo. Empezó a darme besos en el cuello y me di la vuelta para observarla. La tenue luz que entraba por la ventana marcaba las líneas de su cuerpo. Se acercó a mí y nos besamos, mientras nuestras lenguas se entrelazaban. Yo aún no me lo creía, pero me dejé llevar. Comencé a darle lametazos en la oreja, bajé hasta su cuello en donde empecé a besarlo. Ella respiraba entrecortadamente mientras le quitaba la camiseta y fue una agradable sorpresa descubrir que no llevaba ropa interior. Seguí bajando hasta sus pechos y los lamí con fruición, su respiración se hacía más rápida. Mordisqueé sus pezones y seguí bajando hasta su ombligo. Mientras lo cubría con mi saliva podía sentir la excitación de ella bajo su piel, la cual ardía. Pero yo quería seguir bajando. Le quité el pantalón y mi excitación se hizo mayor al descubrir que estaba rasurada. Empecé a besarle en su coño y ella soltó un gemido ahogado. Seguí con lametazos y besos mientras ella gemía y gemía. Entonces, le introduje mi lengua y sus gemidos se hicieron más estridentes, hasta que con un gran chillido, di por entendido que había tenido un orgasmo.
Ahora me toca a mí, me dijo. Me puso de rodillas y mientras me besaba y acariciaba, me quitó la ropa. Me besó y lamió el torso y luego me la empezó a mamar. Estaba disfrutando y me excitaba mucho viendo su cara. Sentía que se me iba. No podía controlarlo. Se me escapaba. Y me corrí en su boca. Y pensé que esto se acabó, pero para mi sorpresa, le encantó mi semen.
Entonces ella cogió un condón y me lo puso con la boca. Yo la tumbé boca arriba y la empecé a penetrar. Ella se agarraba a mi cuello y me arañaba la espalda. Sus gemidos, cada vez más altos y rápidos, resonaban en mi mente como un eco que me invitaba a seguir. Finalmente, conseguimos sincronizarnos y nos corrimos al mismo tiempo. Ella me miró. Yo esperaba impaciente su aprobación. Tras unos segundos que se hicieron eternos, respiró hondo y me sonrió. Nos tumbamos y nos dimos un beso. Ella se durmió casi inmediatamente sobre mi pecho.
Fue la mejor noche de mi vida.
El Autor de este relato fué Abssys , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=11317&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos eroticos Fantasías Eroticas Una Huésped Inesperada
Era un viernes por la noche y yo estaba aburrido mientras veía la tele. Mis padres se habían ido de viaje y no volverían hasta el lunes. Decidí que ya era
relatoscortos
es
https://cuentocorto.es/static/images/relatoscortos-relatos-cortos-eroticos-fantasias-eroticas-una-huesped-inesperada-322-0.jpg
2025-03-12

Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente