Relatos cortos eroticos Fantasías Eroticas Una noche diferente

 

 

 

Oía el hablar fuerte. Alguien chillaba diciendo lo que te hemos montado y carcajadas. No podía ver nada estaba allí inmóvil, me empezaba a doler las piernas de estar en cogida, no era lo peor de este trabajo, pero hoy sería diferente era un chico joven. Me habían contratado para hacerle pasar una noche inolvidable y diferente ¿Lo conseguiría?

Estaba con mis pensamientos, cuando de repente oí la música, era la señal para salir de la caja > salí los chicos empezaron con silbidos y después con gritos que horror era lo qué menos me gustaba de estas sorpresas.

Salgo de la caja y los chicos se retiraron y lo dejaron sólo a él.

Quedé contrariada cuando lo vi era ese cantante famoso, no recordaba cómo sé llamaba.

 

Pero sabía quien era pues incluso había ido a un concierto de él.

Empecé a rodearlo y hacer chasquear el látigo, el pobre estaba contrariado, sé veía que aquello no le hizo ninguna ilusión, todo lo contrario le habían hecho un putada. Empecé a meterme en medio de los chicos haciendo chasquear el látigo me acerco a uno ¿Le pregunto cómo sé llama? ¡Cómo dices! El nombre del que le habéis hecho la putada Luc, pensé... es verdad Luc.

Empecé a quitarle la chaqueta sé resistió un poco, pero debió de pensar, no te resistas que es peor.

Los gritos iban en aumente y yo dando latigazos a diestro y siniestro.

Uno de ellos hizo una señal y empezaron a desaparecer.

Nos quedamos los dos solos.

Cogí una silla la giré, me abrí de piernas y me senté en ella. ¡Qué alto eres! Intentó sonreír, le salió una mueca.

Me dijo en un tono suave y muy pausadamente, nunca he estado... y sé calló.

Le contesté, con una puta y él asintió con la cabeza.

Y no quiero qué ésta sea la primera vez.

Me levanté dolida y tire la silla.

Él dio un respingo y sé hecho para tras.

No te he querido ofender simplemente he querido decir, le interrumpí, has dicho lo qué querías decir, nada ni nada menos.

Empecé a chaquear el látigo delante suyo y él iba retrocediendo más y más hasta qué llego a la pared.

No sé pudo mover estaba donde quería contra la pared.

Me dijo con mucha chulería que no lo asustaba y que le dejara ir.

Le dije intentarlo... hizo un ademán de irse cuando le di un latigazo en el brazo, soltó un improperio.

Dije con mucha calma, no me vaciles qué esta noche quien manda soy yo, y sino obedeces atente a las consecuencias.

Su cara era todo un poema.

Me dijo déjame que me vaya no quiero estar aquí. Estoy incomodo.

Te lo pido.

La verdad Luc, me sería más cómodo déjate ir, puesto qué yo ya he cobrado, pero no sería honesto.

Por favor, lo siento mi niño.

Pero hasta dentro de tres horas eres mío y estás a mi servicio.

Me fui hacia la puerta y cerré con llave, la llave la introduje dentro de mis pechos. El chico no daba crédito a lo que estaba sucediendo.

¿Estoy secuestrado? Te das cuenta de lo qué me estas haciendo.

Le contesté, de momento nada.

Dame un poco de tiempo y te volveré loco.

Lo estás consiguiendo ahora mismo, no hace falta que te esfuerces más.

Me fui aún rincón me quite la mascara que llevaba y me puse una de silicona.

Dejé caer mi melena morena hasta la cintura y me fui hacía la luz.

¡Quedó sorprendido!

 

Vamos ha dejar las cosas claras desde un primer momento, no soy una puta, pues lo que va suceder esta noche, no tiene nada que ver con practicar sexo o si ...

Haremos muchas cosas, pero no nos tocaremos o sea que no te preocupes.

Cuando acabemos habrás experimentado otra manera de hacer las cosas.

¿No tienes curiosidad? SI

Sino tienes curiosidad ,coge la lleve y vete.

¿No has dicho que no nos tocaremos? Si ...eso he dicho.

Medía un metro cincuenta y cinco y pesaba cuarenta y siete kilos, era una muñeca, todo el mundo lo decía cuando me quitaba la ropa, haber que opinaba Luc.

Llevaba un traje de cuero negro con botas negra con un tacón de unos nueve centímetros me veía espectacular.

Empezamos Luc, asintió con la cabeza.

Me voy hacia la oscuridad y me desnude.

Di una voltereta y me presente delante de Luc, cómo Dios me trajo al mundo.

Le di tal susto, qué sé calló de la silla, solté una risita.

Me has asustado ya lo sé.

Siéntate por favor... obedeció.

Estaba sentado en la silla y le digo.

¿Te gusta lo que ves? Contesta lo poco que deja ver tu pelo. Si

Me recogí el pelo y noté que daba un respingo.

Eres muy pequeña, lo sé. Pero no me menosprecies, te puedes llevar una sorpresa. Me acerque a él... lentamente.

Me miraba a la cara. Le dije... mírame el cuerpo que no lo llevo tapado. Miró le vuelvo a preguntar ¿Te gusta lo que ves? A lo que me respondió, Si.

¿ Como me ves? Pareces una muñeca de porcelana, eres de una blancura inmaculada sé te ve increíble. Viajes y turismo

¿Te gustas las muñequitas? Me gustas tú.

Me puse delante de él. Miro y me olió, eres preciosa, pareces un ángel sino fuera por la mascara y hueles como las flores. Eres muy observador. Para tu información el perfume se llama ángel.

¡Estás empezando a sudar, no crees qué estás jugando con ventaja! ¡Yo estoy desnuda y tu vestido, no te sentirías más cómodo sin ropa!

Sé levanta estaba a dos palmos no sé separó ni un milímetro y empezó a quitarse la camisa.

Cuando le vi el torso desnudo, el corazón me latió más rápido y empecé a sudar. Era altísimo al lado mío, le caía por los hombros un pelo negro llenos de bucles.

Estaba atractivo. A parte de atractivo era lascivo. Sé quitó el cinto y se quitó los pantalones todo eso sin quitarme los ojos de encima de mi cuerpo

¿Estaría excitado? ahora lo iba a comprobar.

Sé quitó la ropa interior ¡Qué espectáculo estaba a media asta y para mi sorpresa imberbe.

Empecé a andar alrededor de él.

Me iba separando ¡Dijo, no te alejes de mi ni un instante! A lo que le contesté: tranquilo.

Di un saltó, apoyé las manos en el suelo y las piernas abiertas para que me viera mi monte de venus. Sé sobresalto pero no se movió del sitio.

Debido al esfuerzo tenía la respiración acelerada y le estaba viendo su asta que estaba en posición de ataque, la respiración le daba justo por debajo, me dijo: no me respires encima, qué puede haber un cascada.

¡Huéleme! Estoy embriagado de ti.

Hice la vertical y volví a la posición inicial.

Cogí una silla y me puse delante de él. Le dije me gustas mucho eres un hombretón, me encanta estar esta noche contigo. No me contestó, hubo unos minutos de silencio. al final con voz ronca me dijo: te deseo.

Necesito tocarte necesito saber si eres de verdad o es qué en la bebida me han puesto algún un alucinógeno.

Soy de carne y hueso y soy toda tuya.

¿Qué te gustaría hacerme en éste momento? Con la voz llena de deseo me contestó, mordisquearte los pezones.

Me levanté, me puse de espaldas a él, pase la cabeza a través de mis piernas y cuando estaba a la altura de los pezones, empecé a mordisqueármelos.

¿A si te gusta como lo hago? Me contestó, casi con un grito, NO

Lo quiero hacer yo.

Tus deseos son ordenes para mí, todo lo que tú quisieras hacerme lo haré yo.

Contestó molesto ¡ No hay derecho, mira como tengo el miembro! ya no puedo más de la excitación que llevo, necesito tocarte y acariciar tus pezones.

Entrar en tu cavidad y explosionar dentro todo el deseo qué me has hecho tener, pero de ésta manera, no quiero.

Tenía temperamento pero no podía ser de otra manera. Intenté tranquilizarlo.

Me puse detrás de él, hablándole al oído.

Siento deseos de qué me hagas todo lo que me dices, pero hoy no, estoy trabajando y ésta noche tiene que ser diferente, de acuerdo, NO.

De acuerdo, le acucié ,de acuerdo, contestó.

¿Ahora que me harías explosionar dentro de mi?

-Coge tú asta

- No

-Si, le dije con autoridad.

- NOOO, contestó con amargura.

.-Cogí el látigo y le golpeé la pierna, sé puso de pie mirándome desafiante, me entró angustia estaba enloquecido.

Siéntate cogí el látigo otra vez.

-Obedeció

-Cogela

-Obedeció

- Ahora haz lo que yo haga

- NOOO

- Él, por favor, NO

- Hazlo

Con la voz susurrante le dejé: piensa qué te voy a llevar hasta que llegues al clímax, deja que te llevé.

Piensa en mi, me estás penetrando ¿ Te gusta? Si

¡Huéleme, respira mi pubis!

¿A qué huele? A brisa de mar

¡Embriagate de é!

Ahora estas encima mío y vas al paso ¿Te gusta? SI

¿Me sientes húmeda?

-Si, contestó

-¡Ves un poco más deprisa! Dijo, con la voz entrecortada ¡Ves al trote!

- le soplé por el cuello, los bucles sé le movieron.

- Más, dijo él, necesito más, ves al galope.

- En unos instantes llego al clímax y cuando empezó a quejarse le golpeé con el látigo.

- Le salió un grito y a continuación una explosión de placer contenido pero lleno de deseo por aquella desconocida, qué lo había llevado por una senda desconocida.

- Quedó extenuado, tranquilo y relajado.

- Sé quedó pensativo.

Al cabo de unos instantes de silencio, dijo: tengo qué asimilar, lo qué me has hecho vivir esta noche.

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El Autor de este relato fué Carmen pal pel%E1ez , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=15116&cat=craneo (ahora offline)

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2024-10-06

 

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