Ya era habitual que estudiásemos juntos con Bauti. Un día recibí un mail suyo de que me esperaba. La verdad es que además de estudiar nos la pasábamos en grande en juegos sexuales.
Cuando llegué a la casa me llevé una sorpresa. Bauti no estaba, se había ido al dentista con su mamá (le iban a poner brackets).
- Sólo estoy yo - me dijo Florencia. Era la hermana de Bauti y tenía 12 años, dos menos que nosotros.
- Qué raro, Bauti me dijo que viniera...
- Entonces va a volver.
Tenía una blusa y una pollera corta, que dejaba ver sus largas piernas. Como Bauti, era rubia blanca.
Me sentí incómodo al principio. Hablamos de música, de programas de televisión...
Y de pronto ella me lanzó:
- ¿Vos te masturbás?
Yo tragué saliva, pero ella dijo con toda naturalidad.
- Bauti se masturba, ¿sabías? La otra vez entré a su cuarto silenciosamente y estaba moviéndose en su cama.
- A lo mejor no...
- Y de pronto empezó a gemir despacito.
Algo le estaba dando mucho placer. Seguro que estaba pajeándose. Yo estaba asombrado de que una muñequita tan hermosa dijese esas cosas. Me miró provocativamente.
- Anoche yo me hice la paja...
- ¡Vos sos mujer!
- ¿Y qué? ¿No sabías que las mujeres nos pajeamos? Vamos, seguro que viste porno en Internet y lo sabés...
- No...
- ¿Nunca viste porno? No te creo...
- Bueno, algo vi, pero no sabía que las chicas se pajeaban...
- Sí... anoche me hice la paja... pero pensaba que eras vos el que me la hacía...
Yo sentía que me derretía. Quedé inmóvil, pero fue ella la que se acercó y se sentó en mis rodillas...
- Yo fui la que te mandó el mail...
Y comenzó a besarme. Hasta ese momento yo estaba como idiota, pero entonces reaccioné. La besé con pasión y como había visto en internet, le fui sacando la blusa y luego, la pollera.
- Vamos al dormitorio, me dijo.
Yo estaba a mil y la acompañé. Mientras ella se quitaba el calzado me desvestí. Pero no me dejó desnudarme.
- De eso me encargo yo...
Me acosté y ella empezó a besarme el cuello y a acariciarme. Lo hizo un buen rato. Cuando finalmente me sacó el calzoncillo, yo estaba excitadísimo.
- Apenas tenés pelitos... me dijo, observándome.
Yo no le expliqué que mi primo me había obligado a afeitármelos por una apuesta. Ella siguió.
- Quiero verte mientras te hacés la paja.
Obedecí. Pero en seguida me detuvo.
- No te la hagas rápido. Hacétela despacito. Me gusta ver tu cara mientras gozas...
Me masturbé ceremoniosamente. Ella me miraba con atención y me acariciaba. Hasta que tomó mi pene y siguió ella. Abandoné mis brazos al costado del cuerpo.
Cuando el clímax se acercaba, empecé a gemir. Entonces ella tomó mi pene en su boca y eyaculé. Tragó el semen.
- No hay que manchar la cama - dijo sonriendo. Pero un hilo de semen le caía por la comisura de la boca.
Entonces tomé la iniciativa.
- Acuéstate, linda.
Le quité la trusa y me quedé mirando su vagina. Luego hice lo que había visto en Internet.
Era lindo chupársela, porque ella también gemía de placer. Mientras mis labios y mi lengua trabajaban, mis manos acariciaban su cuerpo. Ella me acariciaba la nuca y el pelo.
También sus gemidos subieron de volumen. Incluso susurró que la dejara. Pero no me detuve hasta que alcanzó un profundo orgasmo. Sentí el líquido en mis labios.
Aunque ella estaba exhausta, yo me sentía lleno de fuerza. La abracé y la besé, mientras mis manos la acariciaban con fruición.
Sus pechos eran muy pequeños, pero igual se los besé y chupé con suavidad. Ella quería que yo eyaculara otra vez y me masturbaba, pero el clímax estaba lejos para mí.
Comencé a masturbarla con mis dedos. Me gustaba ver su cuerpo delgado en tensión mientras frotaba con mis dedos su clítoris. Otra vez logré que llegara al orgasmo. Mientras se reponía, entre gemidos, besé su vientre. Siempre me había atraído la parte del cuerpo de las chicas que va desde el ombligo a la vagina. Con mi saliva me apropie de cada centímetro de esa parte del cuerpo de Flo.
- Sos un mentiroso. Sabías cómo nos pàjeabamos. Me diste una paja increíble.
- Ahora te toca a vos... ponte de rodillas.
De rodillas me la chupó, mientras yo le acriciaba el pelo y la nuca y le decía cosas cariñosas.
Yo estaba en el cielo, pero en un momento abandonó.
- ¿Qué te pasa, mi amor?
Me miró con ojos brillantes.
- Quiero que me cojas.
- No sé... desvirgar a la hermanita de mi mejor amigo...
Se rió.
- No seas pendejo. No soy virgen.
Se acostó y me abracé con ella. La besé y luego la penetré. Ella gimió de placer, tal vez exagerando.
Era mi primera vez. Sentí que mi cuerpo se fundía y eyaculé dentro suyo. Nos quedamos abrazados un buen rato.
Volví a casa. Bauti nunca se enteró de lo que había pasado esa vez... no sé si se enteró de las que vinieron después...
El Autor de este relato fué Jesse Starr , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=15657&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos eroticos Hetero La hermanita de Bauti
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2020-06-14
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