Todo comenso una noche en la que quedé con un señor para vender mi libro a su editorial. Quedamos en un sitio elegante donde poder hacerle creer que tenía buenos recursos para vender mi libro.
A las nueve de la noche llegué al restaurant y allí estaba él..., para nada era un señor, sino un crío! era un señorcito blanquito rubito y unos bellos ojos grises. Tenía el cuerpo bien fornidito, y aunque llevaba buenos vaqueros anchos, se le marcaba la verga.
Yo disimulé mi escitación y fuí directa al libro, el chico no paró de mirarme bien mis pechos desde que me senté a cenar. Me dí cuenta, pero bien lo disimulé que con una mano por debajo de la mesa me acariciaba las rodillas...
No sabía qué hacer, pues tenía que vender mi libro...
Bien supe que no me escuchó en toda la cena y dí por vendido aunque por la cara con que me miraba, él sólo paresía pensar en una cosa...
Acabamos de cenar y me llevó a casa en su coche. Yo sabía que me llevaría a la suya y así fue.
Subimos y violento me empotró contra la puerta de entrada y yo riendo abrí la puerta y escapé hacia la habitación... Y cuando le volví a ver ya estaba desnudo, yo me excité tanto que me tiré al suelo a darme placer, pero él, antes de ver cómo me lo daba, me cogió y me desnudó toda hasta dejarme con mis slips y quitármelos a bocaditos...
Los dos ya desnudos en su cama y él un poco inquieto, pues bien no sabía cómo comensar... y yo como buena patrona, le fuí diciendo como bien me gusta, hice mi rito de la serpiente...
El hombrecito se puso a cuatro patas como le indiqué y yo primero con su hueso del culo me masturbé un rato, después suavemente fuí bajando por debajo de él pasando por su culo, chupándolo despacito..., y después llegué a sus huevitos con mi chichito y me moví suavemente arriba y abajo unas cuantas veces. Después llegué a ese mismo sitio con mi boquita y se los hice vibrar, yo le oía gemir, y después llegué con mi boca al nacimiento de su verga, la cual con mi lengua chupé desde su nacimiento hasta su glande...
Él me cogió las tetas que ya tenía bien fuera de debajo de él y se hizo una buena cubanita y después con mi boca, como si fuera mi mismo chochito, hizo la entrada y la salida fuertemente, pero yo poco a poco me alejé, dejándole sin placer y dejando su verga fuera para que no se me agotara antes de mí gran parte...
Le dije que ahora me tocaba a mí, y que tenía que hacer algo parecido a lo mío pero improvisando...
Entonces me puse a cuatro patas y empesó...
Claramente empesó por mi culito y lo empezó a petar bien, después bajó por debajo mío frotándose su verga hasta mi chochito, que antes de llegar se la chafó para que cuando llegara a allí sintiera bien su erección...
Aaaarghh....
Cuando ya llegó con su boca, me lo comió hasta hartarme, y entonces ya tenía buena parte de su berga fuera y no pude evitar comérsela, hasta que no pudo más. Se levantó de debajo de mí, y me dijo no me hagas sufrir!, y me puso de cara a la pared y me empezó a empotrar, clavándome su enorme astillita...
Aquella mañana aún seguimos tocándonos, hasta ahogarnos y dormirnos...
El Autor de este relato fué Berta , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=15459&cat=craneo (ahora offline)
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2024-11-09
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