-Es momento de que te rindas caballero dorado, tus ataques como puedes comprobar son inútiles! La legión ha tomado el palacio central y ya no os quedan tropas...-Dijo el general con los brazo cruzados de pies justo delante de Dhoko, a su lado otro guerrero con el brazo sangrante le miraba con odio.
-Déjame rematarlo mi señor, pagara caro la muerte de nuestras tropas!-Dijo el guerrero de la legión de la roca acercándose para golpear a Dhoko.
-No! Detente! Hay alguien mas aquí... noto una extraña presencia familiar... mmm-Dijo el general mirando a su alrededor.
-No detecto nada mi señor? Quizás sea alguna energía de uno de estos caballeros medio muertos.-Dijo el guerrero mirando a los cuerpos de Baian y el resto tumbados en el suelo.
-No, es algo más familiar... quizás demasiado familiar.-Dijo el general extrañado.
En ese mismo instante varias columnas de piedras se elevaron por los aires y fueron lanzadas en un abrir y cerrar de ojos sobre los dos guerreros, fue un ataque fugaz, del cual solo pudo esquivarlo el experimentado comandante lanzándose a un lado para salvar su vida, el guerrero no tubo tanta suerte, con sus movimientos ralentizados por el ataque de Dhoko que le había seccionado el brazo no pudo esquivarlo y le aplasto completamente sobre el suelo del templo.
El comandante se levanto con dificultad limpiándose el polvo y mirando con furia en la dirección de ataque, reconocía perfectamente ese tipo de ataque, puesto que el mismo y todo su ejercito lo utilizaba, solo podía ser uno de sus oficiales, pero quien?.
-Quién osa atacar a un comandante de la legión!! Quien eres traidor?!!-Grito el comandante mirando a su extraño atacante que se mantenía en las sombras del templo.
-Soy Marr de Bellem! Antigua oficial de su maléfica Legión! Ahora guerrera de Atenea! Y ha llegado el día de su juicio final comandante Arrael!-Dijo Marr apareciendo entre las sombras delante del comandante, que se quedo paralizado por la visión.
-Tu?!! Cómo es posible! Estabas custodiando la ciudad que invadimos!? Como has llegado aquí?! Y como has desobedecido las ordenes?!-Dijo el comandante incrédulo de lo que veían sus ojos.
-Ya no cumplo ordenes de nadie bastardo! Tu y los altos oficiales olvidasteis que existíamos! Nos dejasteis morir en el olvido del tiempo! Solo contaban vuestras victorias, vuestras matanzas! Solo sois escoria! Escoria que voy a destruir para siempre!!-Dijo Marr mirándole fijamente a los ojos al comandante.
-Tú? Acabar conmigo?? Eso es imposible! Todo lo que sabes te lo enseñe yo mismo! No eres rival para mi!-Grito furioso el comandante.
-He aprendido cosas nuevas... mi \"comandante\"!-Grito Marr a la vez que se lanzaba al ataque, levantando todas las rocas a su paso y lanzándolas sobre el comandante que la miraba asustado ante la furia de los ojos de la que una vez fue su chica de confianza.
El comandante levantó la mano y con su control supremo las paró todas en seco, dejando a Marr sin nada que lanzar, pero para sorpresa de este, ella seguía corriendo en su dirección lanzando más y más rocas y piedras, lanzándoselas en su dirección, lo cual le parecía algo totalmente inútil puesto que sabia que él tenia un mayor control sobre ellas, pero pese a todo continuo una vez tras otra, asta que ella se acercó lo mas posible, y él al verla tan cerca se las lanzó todas a la vez, rodeándola de miles de piedras y rocas, en un anillo mortal que poco a poco se cerraba, Marr intento controlarlas a su vez dejándolas suspendidas sobre ella, pero el comandante la presionó aun más, intensificando al máximo su control sobre ellas, Marr se concentró al máximo para que el anillo no se cerrase, pero sabia que no era rival para el, por lo que desenfundo la espada que Shun le había dejado, un regalo de los dioses por su liberación, y la lanzo directa al corazón del general, el cual seguro de si mismo ni se quiso apartar, sabiendo que su armadura era capaz de resistir cualquier arma conocida, la espada surcó el templo asta llegar al comandante y para sorpresa de este, con un solo corte destrozó la armadura en mil pedazos y le atravesó el pecho de lado a lado, en ese instante perdió el control sobre las rocas que rodeaban a Marr y gritando de dolor recibió todas las rocas que había mandado sobre ella, de este modo fue enterrado por miles de rocas, aplastado por docenas de toneladas, y atravesado por la espada Divina del dios del Norte. La venganza de sus hombres por fin se había saldado.
-Dhoko estas bien?-Dijo Marr dándole a mano a Dhoko que había contemplado el majestuoso poder de Marr sobre las rocas, era una mujer admirable.
-Gracias por salvarme la vida... no esperaba que aparecieses por aquí.-Dijo Dhoko levantándose con mucha dificultad.
-Prometí ayudar a los que me ayudaron, y el comandante era mio.-Dijo Marr.
-La legión ha tomado el templo de Atenea, debemos ir inmediatamente.-Dijo Dhoko jadeando.
-No estais en condiciones de luchar ahora, serias un blanco facil.-Dijo ella mirándole las heridas a Dhoko y el estado de su armadura.
-Debo continuar! No debemos perder mas tiempo.-Dijo Dhoko apoyándose en ella.
-Esta bien, si queréis morir iremos! Moriremos juntos inutilmente!-Dijo ella resignándose y poniendo su brazo sobre sus hombros para que se apoyara mejor sobre ella.
-No os dejaremos morir si podemos impedirlo!-Dijo una voz saliendo de la entrada sur del templo de Piscis.
-Mu? Eres tu?-Dijo Dhoko con dificultad.
-Estamos Kanon, Alderaan y Ayoria, hemos llegado lo más rápido que hemos podido... veo que no ha sido lo suficientemente rapido.-Dijo triste Mu al ver el montón de cuerpos sobre el suelo, entre los cuales estaba Baian.
-Dios santo! Habéis venido! Creía que no volvería a veros! Quizás ahora tengamos una oportunidad!-Dijo Dhoko mas contento al contemplar a sus amigos.
-Qué te ha pasado viejo amigo?-Dijo Mu acercándose a Dhoko y limpiándole las heridas con un pañuelo, mirándole además el estado de su armadura.
-Ha sido ella mi salvadora... acabo con un comandante y me salvo la vida...-Dijo Dhoko muy cansado.
-Parece que al final te debemos algo mas que nuestro agradecimiento, Marr.-Dijo Kanon dándole la mano en señal de amistad.
-Lo hubiese hecho con cualquiera, yo también os debo mi vida, noble Kanon.-Dijo ella apretandole la mano con fuerza. Los dos se quedaron mirando y por un segundo sintieron que estaban en otro lugar, sin preocupaciones, sin nada mas que pensar, solo mirarse.
-No soy noble... solo un simple caballero-Dijo Kanon sin poder de dejar de mirar a los ojos azules de Marr.
-Lo sois, lo sois en mi corazon-Dijo ella con tono suave. Kanon notó que era la primera vez que oía hablar a Marr con aquel tono tan suave y cariñoso, le llego al alma.
-Debemos continuar! El enemigo tiene a Atenea, y ahora juntos tendremos una posibilidad de vencer! Movamonos!-Grito Mu haciéndoles salir del trance a Kanon y Marr, que estaban como hipnotizados.
-Vallamos!-Grito Kanon empezando a correr detrás de Mu y los demás, con Dhoko algo mas revitalizado después de los primero auxilios de Mu, pero pese a todo, Kanon no separo sus manos de las de Marr desde que se dieron la mano, y continuaron corriendo con ellas juntas, Marr sintió como su corazón latía con fuerza...
El de Kanon también.
Roca de los Tiempos
-Si!!! Lo tengo!!!! Aquí esta!!! Por fin!!!!!-Grito Sacrum desde sus laboratorios donde había estado buscando desesperadamente el libro sagrado de sus ancestros. Después de hurgar en cientos del librerías y de releer antiguos manuscritos al fin lo había encontrado, al fin tenia el poder supremo en sus manos, la magia perdida de los tiempos de los dioses antiguos estaba otra vez en sus manos, terribles hechizos de poder inimaginable, y grandes maleficios, solo comparables a los poderes de un dios; Sacrum conocía perfectamente la historia de aquel libro, lo había estado buscando en su juventud y en parte de su madurez, pasando por encima de grandes magos y hechiceros, intrigando, robando e incluso matando para poder tenerlo al fin en sus manos, un terrible libro escrito con sangre de dios, y forrado por piel de dios ancestral, tan viejo como la magia que contenía, al fin tendría una venganza suprema, digna de Hades y sus malditos espectros, digna del mundo que le exilió.
Puso su libro sobre la oscura mesa y lo abrió ansioso para buscar la pagina indicada, conocía perfectamente el libro y lo que contenía, pero nunca se atrevió a utilizarlo, sabia que el precio era muy grande, quizás algo mas que la vida, pero ahora que importaba eso? Realmente su vida y la de toda la legión había acabado, era el fin de su leyenda, pero debía tener un final apocalíptico, algo especial, no podía acabar como una simple venganza de Hades y el final de todo lo demás, no! No podía permitirlo! Sabia que las horas estaban contadas antes de que los espectros llegaran a la fortaleza, por lo que debía darse prisa.
Recogió diferentes objetos mágicos de las baldas y una gran vasija donde los fue introduciendo mientras leía extraños pasajes del libro, mezclo líquidos oscuros como la noche, y al llegar aun pasaje, sabia que aun le faltaba un ingrediente, el corazón de un hombre vivo... y solo conocía a un hombre del que lo podía obtener en estos momentos...
Seria su venganza final.
-Orum! Ven de inmediato! Necesito algo de ti.-Dijo Sacrum mientras sonreía maliciosamente.
Templo de Atenea
-Quién será el primero en revelarse? Quizás creáis que sois rivales para mis espectros, pero no para mi, ni para la posible muerte de Atenea!-Dijo Hades apretando el filo de la espada sobre el cuello de Atenea.
-Maldito seas Hades! Libérala! Y lucha contra nosotros! Solo eres un cobarde que se esconde tras un rehén !-Gritó Ikki furioso.
-Esta bien... Radamantis, Minos, Aiacos, matadlos ahora mismo-Dijo Hades.
-Si mi señor! Con mucho gusto.-Dijo Radamantis acercándose a ellos junto con sus otros 2 jueces del reino de Hades.
-Y os diré mi buenos caballeros de Atenea, que si os defendéis de un solo golpe de mis 3 jueces, Atenea morirá-Dijo Hades sonriente.
-Maldito seas!! No solo no luchas sino que nos obligas a morir indefensos?!-Dijo Shun furioso.
-Disfrutad viendo morir a vuestros amigos.-Dijo Hades a Atenea.
-No lo permitiré! Antes me dejare matar que mueran todos ellos!-Dijo Atenea.
-Si, eso es cierto, podríais morir, pero sabéis que sois lo único que no permite que las penumbras del Hades invadan todo este mundo! Solo vuestra presencia es lo único que queda para mi conquista de este mundo de la superficie! Pero antes quiero ver morir a estos caballeros, no tengo nada de prisa, he sabido esperar miles de años para este momento... matadlos!!!-Grito Hades a sus 3 jueces.
-Por fin podré mataros! Kanon os salvo de una muerte segura cuando estuvisteis en Hades, pero ahora no esta aquí para ayudaros!-Grito Radamantis furioso acercándose a los caballeros de bronce lentamente.
-Creo que en eso te equivocas Radamantis, si que estoy aquí.-Dijo Kanon apareciendo junto con Mu, Alderaan y Ayoria por las escaleras que daban al patio del palacio de Atenea, después de todo habían llegado a tiempo, pero lo que encontraron no era lo que esperaban.
-No se que significa esto, ni quien os ha dejado salir del reino de la muerte, pero os mandaremos rápidamente a ella de nuevo.-Dijo Alderaan furioso al ver a todos los espectros que una vez le vencieron, en su propio templo.
-Habeis tardado mas de lo que tenia previsto caballeros de Oro.-Dijo Hades en el cuerpo de Seiya apareciendo entre los espectros y mirando a Kanon y los demás. Todos se quedaron perplejos al ver a Seiya entre ellos, amenazando a Atenea con la espada de Hades, a su lado Thantos e Hipnos sonreían triunfantes, les habían traicionado!.
-Qué significa esta aberración?? Seiya?? Que haces amenazando la vida de Atenea?-Dijo Mu extrañado y asustado de lo que estaba pasando.
-Soy Hades inepto! Y tu y tus caballeros de Oro deberéis rendiros si no queréis ver morir a vuestra Diosa!-Dijo Hades tensando su brazo con la espada.
-Hades?! Pero es no es posible! Nada de esto tiene sentido?! Y la Legión? Quizás sea esto una artimaña del general!-Dijo Ayoria investigando con los ojos algún tipo de alucinación o engaño, pero no encontró nada.
-La legión es historia muchacho y vosotros también! Solo sois 4 contra mas de 40 espectros y 3 jueces de Hades! además de mis dos semi-dioses, y si movéis un solo músculo Atenea morira!-Dijo Thanatos sonriendo victorioso, al fin habia tenido su ansiada venganza sobre aquellos patéticos y simples mortales que le obligaron a revivir a aquellos gusanos de caballeros de Oro, por fin les vería pedir clemencia!.
-No lo permitire!-Grito Atenea, intentando cortase ella misma el cuello con la espada de Hades, pero él le sujeto del pelo y le hecho la cabeza con fuerza hacia atrás, amenazando con romperle el cuello.
-Si alguien se mueve, no solo la matare, sino que desataré el caos en el mundo, la oscuridad llegara a vuestras pacificas vidas, el mundo se reinara de llamas y de muertos, la destrucción será el final de los tiempos, y mis hordas se contaran a miles! No comprendéis lo inútil de vuestros esfuerzos, lo desesperante de vuestras vidas! Todo ha sido hecho según mi plan previsto, según mis ordenes, nada ha sido dejado al azar, solo insectos como vosotros, sin importancia alguna para el resultado, al igual que estos caballeros de bronce, ahora atados por su moral, les gustaría tanto destruirme... pero no podrán, no podrán levantar su mano contra mi, ni mis hombres, no solo por que este cuerpo es de un amigo suyo, sino por que Atenea no puede morir, o sería el final de la historia del hombre! Jajajaja, mi victoria es ahora mayor aun!!-Grito Hades riendo de alegría por la victoria tan clara, el mundo de los vivos era suyo al fin!!.
-No todo esta de tu lado Hades! Aun olvidas algo!-Grito Shun.
-Qué tienes tu insecto que me pueda interesar?-Dijo Hades dirigiendo su mirada hacia Shun.
-Ahora serás tu el que este amenazado! Suelta a Atenea o serás destruido para siempre!-Dijo Shun ala vez que descubría en su mano el sello de Aurim, un extraño objeto parecido a un anillo, que tenia la habilidad de ser utilizado una vez cada mil años, con el poder supremo de convertir en piedra mágica y eterna cualquier ser o objeto jamas creado, maldeciendolo para toda la eternidad. En sus inscripciones pone que todo lo que es, deja de ser, y todo lo que dejo de ser, es. Quizás al ser utilizado todo lo que anteriormente fuera convertido en piedra dejara de serlo.
-EL SELLO DE AURIM?!! No puede ser!!! Atacadles!!! Que no lleguen a utilizarlo si es que saben como utilizarlo!!! Matadlos a todos!.-Grito Hades separándose hacia atrás con Atenea, junto con Thanatos e Hipnos que estaban asustados al ver el sello.
Todos los espectros habían oído hablar del terrorífico Sello de Aurim, y nadie se movió durante unos segundos, se miraban unos a otros esperando que alguien diera el primer paso, pero sabían de las leyendas, de estar convertido en piedra, como la Legión, sabían que jamas dormirían, jamas cerrarían los ojos, jamas dejarían de sentir la realidad, solo se convertirían en piedra, sin poderse mover jamas, pero sintiendo todo lo que les rodeaba para siempre, como si estuvieran vivos, y por ello no era algo que le hiciera lanzarse al ataque contra un enemigo ahora con el poder de un Dios en sus manos; Los espectros finalmente y viendo que nadie se movía fueron retrocediendo hacia atrás también asustados.
-Qué haceis!!! Luchad!! O seréis quemados el resto de la eternidad en los fuegos del infierno! Quitadle el sello!! Malditos!-Grito Thanatos empujando a varios de sus espectros que se retiraban a donde se encontraban ellos, alguno incluso intentaron huir pero se encontraron a los caballeros de Oro cerrándoles la retirada.
-Ahora quien esta en posición de amenazar Hades? Libera a Atenea y a Seiya o serás destruido con todos tus espectros y probaras el destino de la legión en tus propias carnes!-Grito Kanon acercándose con todos los caballeros de Oro hacia el grupo de Shun y los demás.
-No podréis utilizarla con Atenea en mis manos!! No teneis tanto control sobre el sello para poderlo utilizar!!! Atacadles!! Seguramente el sello ya no funcione! Atacadles malditos cobardes!-Gritaba histérico Hades a sus tropas que cada vez se separaban mas y mas de Shun y los demás.
-Mi señor no hay tiempo que perder, matad a Atenea, y dejad que el caos acabe con este mundo! Ellos no tendrán opción que rendirse!-Dijo Thanatos a Hades.
-No me dejais otra opcion! Despedios de Atenea!-grito Hades cuando levanto su espada contra Atenea, que tenia los ojos llenos de terror, y antes justo de que llegara asta su cuello, una honda de energía pura estallo sobre las cabezas de todos en el cielo. Todos se quedaron paralizados mirando al cielo, viendo como una serie de explosiones una tras otras creaban una fiesta de fuegos artificiales de colores brillantes, cientos de explosiones dieron paso a otras mayores, haciendo un gran estruendo y empezando a temblar todo el santuario, era como si el cielo fuese a estallar.
-Shun ahora! Hadlo ahora que están desprevenidos!! -Grito Dhoko que esperaba lo pero del cielo en esos momentos.
Shun levanto su mano y apunto a Hades y a toda so horda desprevenida mirando al cielo, justo cuando un haz de luz verde salía del anillo y llegaba asta Seiya rodenadolo con una extraña aura de color verde, al igual que a todos los espectros que miraban ahora a Shun aterrorizados temblando ante el poder que ahora les rodeaban, sintiendo la maldición de la eternidad en sus venas, y sintiendo como el frío empezaba a apoderarse de todos ellos, el verde se hizo mas fuerte y todo quedo iluminado como una gran hoguera de luz verdosa y negra, los gritos de terror se hicieron cada vez mas fuertes, y Thantos e Hipnos intentaron resistirse con todas sus fuerzas intentando escapar incluso, pero sus músculos ya no respondían, poco a poco todo quedo en silencio, y Atenea surgió entre los cuerpos que poco a poco se iban convirtiendo en piedra, surgió llorando desconsolada abrazando a Dhoko que se encontraba el más cercano.
Todos habían sido convertidos en piedra eterna, en el centro Hades en el cuerpo de Seiya con una expresión de dolor y odio se había quedado petrificado el primero, rodeado por todos sus espectros en un intento de escapar; Al final el destino de todo el ejercito del Hades había corrido la misma suerte que la legión, convertidos en piedra para siempre.
-Oh!! Dios santo!!! Pensaba que todos iríamos a morir Dhoko!-Dijo llorando Atenea en sus brazos.
-Jamás dejaríamos que os hiciesen daño, jamas!-Dijo Dhoko intentando animarla abrazándola.
-Gracias Shun! No se como lo hiciste, pero lo hiciste.-Dijo Ikki acercándose a Shun y abrazándole.
-Hermano! Sabia que conseguirías salir de aquel lugar! Gracias por venir! Te necesitabamos.-Dijo Shun abrazándole con mas fuerza.
-Un momento, que ocurre en el cielo?? No ha dejado de haber explosiones desde hace un rato!-Dijo Kanon, que tenia a Marr a su espalda.
El cielo seguia rugiendo con cientos de explosiones y poco a poco el cielo se volvió rojo fuego y empezó a rugir, algo se estaba formando en el cielo, o algo estaba ocurriendo, era como si todos los dioses enfurecieran y quisiesen destruir la tierra.
-Esas explosiones solo pueden venir de un lugar... de la roca de los tiempos-Dijo Atenea mirando al cielo asustada.
-De la roca de los tiempos?! Y que puede estar pasando?-Dijo Hygoa que empezaba como todos a notar un calor que iba en aumento, cada vez hacia mas calor.
Todos miraron al cielo y entre las nubes , la roca de los tiempos apareció, descencia directamente hacia el santuario, se estaba destruyendo a si misma, y con ella se destruiría el santuario! Caía como una gran roca negra ardiente, y en pocos minutos, su gran masa en colisión con la tierra la destrozaría, como un gran meteorito de inmensas magnitudes.
-Viene directo hacia aquí! Se esta desplomando sobre nosotros!-Grito Mu asustado.
La Roca de los Tiempos
Finalmente Sacrum lo había conseguido, había roto el hechizo de contención de la roca de los tiempos impuesto por los dioses antiguos, y su venganza seria al final consumada con excelentes consecuencias, Orum le había otorgado el ultimo corazón de la legión, para dar vida al ultimo gran hechizo de la Legión y su ejercito invencible, jamas nadie conocería su derrota, por que jamas nadie conocería el destino de la legión y los que la destruyeron; Convirtió la inmensa fortaleza de los tiempos en un arma de increíble poder de destrucción, capaz de partir un planeta en dos con solo su contacto, grandes poderes se estaban desatando en su interior convirtiendo ahora la fortaleza en una bomba de proporciones cósmicas, al fin había tenido la oportunidad de demostrar el poder de que era capaz.
En el centro del palacio de la roca de los tiempos los pedazos de piedra se convirtieron en carne, y poco a poco se fueron uniendo para formar un hombre, miro a su alrededor y solo contempló destrucción, sabia que había vuelto a la vida por el uso del sello de Aurim, por lo que finalmente era libre! El traidor del general Arkham le había destruido su cuerpo de piedra, pero ahora era libre, el dios Traxhar estaba vivo de nuevo!!. Pero la Roca de los Tiempos se precipitaba sobre el santuario y sobre la tierra.
Templo de Atenea
-Acercaros Caballeros de Atenea, solo tendremos una oportunidad.-Dijo Kanon situandose en el centro de Shun, Hyoga, Ikki y Shiryu.
Todos los caballeros de Oro y Bronce se pusieron en formación, uno al lado del otro, codo con codo, unieron sus manos para concentrar sus fuerzas, nuevamente como antes lo habían hecho, destrozando el muro de las lamentaciones en el reino de Hades, los caballeros de Oro y ahora los caballeros de bronce intentarían para la Roca de los Tiempos, con el máximo de sus facultades y concentrando todo su cosmos; todos cerraron sus ojos y en el centro del grupo, Kanon grito con fuerza a la vez que lanzaba todo sus cosmos a través de sus manos, uniendo su energía a la de los demás caballeros, las armaduras empezaron a vibrar y se empezaron a desintegrar al concentrar tal cantidad de energía, poco a poco las pieles bronceadas de los caballeros de oro empezaron a aparecer bajo los pedazos de armadura que aun quedaban, y los caballeros de Bronce se quedaron con solo sus ropas llenas de sudor, la tensión se marcaba en los músculos de cada uno de ellos, todos sabían que solo un milagro les salvaría de un ataque así, nadie nunca había podido sobrevivir a un ataque de esta magnitud, tanto del atacante como del atacado, era un ataque que necesitaba del máximo sacrificio, y nos les quedaba tiempo para parar el Apocalipsis que se estaba preparando sobre sus cabezas, era solo una oportunidad, la única de sus vidas. Atenea se unio a ellos, dando su cosmos como Diosa para ayudarles a parar la Roca de los Tiempos.
La potencia del haz de energía cósmica que lanzaron Atenea, Mu, Alderaan, Dhoko, Ayoria, kanon, Hyoga, Ikki, Shun y Hyoga, alumbró todo el santuario con una luz brillante y cegadora, e impacto en la base de la roca de los tiempos, chocando así las fuerzas mágicas de la roca con la potencia de los cosmos de todos los caballeros, empujando cada fuerza hacia una destrucción que era inminente, la presión era increíble destrozando varios de los 12 templos enteros y haciéndose derrumbar casi al completo el templo de Atenea, las rocas volaban y el suelo empezó a resquebrajarse y a levantarse, la tensión aumentaba por momentos, y necesitaban de una nueva fuerza que desnivelara la balanza hacia uno de los lados, así, Marr y Arithar, se unieron a los demás, juntando sus inexperimentados cosmos a los de los demás, intentando ayudar, al igual que Atenea que unió sus manos a las de todos, haciendo del haz de luz más brillante y poderoso, ahora se había unido el poder de una diosa protectora; Las energías se desnivelaron y la roca fue empujada fuera de la órbita de la tierra y cuando sus energías que intentaban empujar la roca sobre la tierra fueron prácticamente mínimas, el haz de luz la atravesó de lado a lado, reventando la roca de los tiempos desde dentro, haciendo una gran e inmensa explosión en el espacio lejos de la tierra, haciendo una honda de energía que recorrió gran parte de nuestra galaxia, esparciendo los restos de rocas por el espacio, desintegrándose al fin, en el olvido y la oscuridad del universo.
Al fin la roca de los tiempos había desaparecido.
-Dios santo! Estamos vivos!! Cómo es posible?!-Gritó Kanon de alegría mirando a todos sus amigos.
-Es maravilloso! Hemos vencido! Y estamos vivos!!-Grito Shun con el anillo de Aurim en la mano.
-Yo os protegi mis nobles caballeros, no podía dejaros morir por este ataque, os debo tanto.-Dijo Atenea lanzandose a los brazos de todos, que la recibieron con alegria y con vítores! Estaban vivos! Y habían vencido.
-Mirad a Seiya... el no podrá celebrarlo con nosotros...-Dijo Shiryu mirando a la estatua de Seiya convertida en piedra como las de todos los espectros.
-Temo deciros que ese no es el cuerpo de Seiya, solo es una imitación engañosa, el verdadero seiya ha desaparecido.-Dijo Atenea mirando la estatua de Hades.
-Desaparecido? Como es eso posible?-Dijo Shun.
-Hades engaño a la legión muy bien, haciéndose resucitar en el cuerpo de una imitación de Seiya, el verdadero Seiya fue a parar a otro lugar, para que el propio Hades pudiera ponerse en su lugar.-Explico Atenea.
-Y donde esta? Dijo algo Hades de donde se encontraba?-Dijo Hyoga.
-Nadie es capaz de detectar su cosmos por que no esta en esta dimensión, si Hades queria esconderle, el mejor lugar seria en la dimensión del exilio, alli nada es lo que parece, y los cosmos no son visibles, esa dimensión se rige por otras leyes fisicas.-Dijo Atenea.
-Hades sabe de esa dimension?-Pregunto Shun.
-Hades por desgracia sabe de todo... pero ha tenido su merecido, y ahora aprenderá de sus errores durante mucho tiempo.-Dijo Atenea mirando seriamente a Hades.
-Los enviaremos a su mundo, y les encerraremos para siempre en su reino de terror, convertidos en piedra para toda la eternidad!-dijo Ayoria enfadado.
-Por desgracia nunca sabremos si el sello de Aurim tiene el mismo poder ahora que hace milenios, pero pese a todo, los encerraremos para que jamas puedan subir a la superficie, en sus planes maléficos, tomaremos medidas para retenerlos durante mucho tiempo.-Dijo Atenea.
-Y en cuanto a Seiya? No podemos dejarle en ese lugar solo!-Dijo Hyoga.
-No lo haréis. Iréis a buscarle, puesto que ha resucitado en un lugar donde es fácil perder la cabeza, buscadle y traerlo pronto a casa-Dijo Atenea poniendo la mano sobre el hombro de Hyoga.
-Lo haremos, le traeremos.-Dijo Hyoga.
-Yo iré con ellos, si me lo permitis.-Dijo Marr.
-Y yo tambien.-Dijo Kanon.-Le debo mucho a ese chaval.
-Y yo también ire.-Dijo Arithar mirando a Marr fijamente.
-Entonces no se hable mas, traerlo de vuelta, traed a Seiya.-Dijo Atenea.
Kanon miro a Marr que estaba contenta de que todo saliese bien, en su corazón había algo mas que la victoria, el lo sabia, y sus miradas se cruzaron quedándose clavadas la una en la otra, diciéndose sin palabras, lo que cada uno sentía.
Arithar les observaba en su trance, con una mirada de celos en sus ojos, de los presentes era el único que no estaba feliz, su corazón lloraba.
Fin.... por ahora
El Autor de este relato fué Jesus Maria Villena , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=2204&cat=craneo (ahora offline)
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2024-09-24
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