PRINCIPIO Y COMIENZO
En el principio de los tiempos la vida era paz y libertad.
No se recuerda cuando empezó, ni porque. No tenemos respuestas para ello. Hablo del nacimiento del mal, un sentimiento que poco a poco fue propagándose, un mal que se odiaba a si mismo. Tal era su necesidad de predominio que llego a corromper el aire y el agua. Se apoderó del corazón de los seres, contagiándose sin que fuera percibido. La envidia, el odio una cadena de sensaciones nuevas para el mundo y surgida para desarrollar su malicia. De ese sentimiento de maldad nacieron criaturas y bestias horribles. Cuanto más se extendía más grande era su poder. Comenzó una larga lucha en el mundo en la que todo lo vivo llego a formar parte de esa guerra. Tanto creció el sentimiento, tanta energía negativa recibió, fue tanto el rencor que tenía, que llego el momento en que implosionó, acumulando así aún más todo ese odio y maldad.
Se hizo el silencio, ni siquiera el viento se atrevió a soplar, la pena y la angustia inundo todos los lugares por más recónditos que fueran, más tarde el cielo partió a llorar. Tras haber absorbido toda la maldad en la implosión, se formó una gran luz roja oscura de una forma esférica perfecta. La luz se hacía cada vez más y más intensa, cada vez más cegadora, hasta que alcanzó el máximo de su nivel y estalló. Una gran explosión que formó una doble onda expansiva que rodeo al mundo entero. La primera onda expansiva era de una extraña energía, la cual a su paso vaciaba el alma de cualquier ser, ya fuera un alma maligna como un alma bondadosa. La segunda onda expansiva era un fuego igualmente extraño. Un fuego muy espeso, y tan abrasador que lo arraso todo a su paso, no dejo absolutamente nada.
Los gases y vapores que emanaron al paso del fuego cubrieron todo el cielo formando unas terribles nubes y bardas oscuras.
Fue como si nada hubiera pasado y a la vez como si de un insólito apocalipsis se tratara. Todo lo físico quedo destruido, mares, océanos, montañas Sólo quedo vacío, tierra desierta, ningún alma, sólo desolación. Y así permaneció.
Pero al igual que ese sentimiento de mal, antes reinó un sentimiento de bien. Ese sentimiento de bien no fue destruido, fue cautivado. Ese sentimiento tardó un tiempo en comprender lo que había pasado hasta que al fin lo entendió. Después ese sentimiento empezó a recordar. El primer recuerdo que tuvo fue el del sol. Un sol radiante y soberano del cielo durante el día. Entonces unos rayos fulminantes comenzaron a abrirse paso entre las espesas nubes, rayos de sol que parecían tener espadas divinas dispersando así las nubes y rescatando al cielo azul. Luego recordó a las nubes blancas, y nació la primera nube blanca, luego la primera gota de agua Y lo que fueron las primeras gotas pasaron a ser las primeras tormentas, luego ciclones y más tarde diluvios. Tras largos meses de lluvias intensas amainó. Mejores tendederos
Cada vez más el bien fue creciendo y recordando, expandiéndose, comenzando así el mundo a tomar forma de nuevo. Se formaron ríos puros, cascadas, mares y océanos, montañas y volcanes. Fue entonces cuando le vino el recuerdo más hermoso que tenía, y los seres vivos y razas del mundo comenzaron a nacer y a brotar. Comenzaba de nuevo el curso de la vida.
Pero fue tanto el mal y sufrimiento que llego a habitar en el mundo antiguo, que también quedó una pequeña parte impregnada en esos recuerdos del bien. En cada nuevo ser que nacía cabía la posibilidad de que albergara en su corazón un poco de ese recuerdo o incluso que tomara forma de alguna clase de subraza como antaño. Tras un largo periodo el mundo quedó totalmente restaurado, un mundo renacido y nuevo.
Por desgracia ese mínimo y pequeño recuerdo del bien no quedó borrado, el mal no llegó a desaparecer del todo.
A ese mal Argael lo llamaba Karut, en nuestra lengua significa Hálito de Muerte.
Quede aquí para la posteridad esta confesión, la cual no debe ser olvidada. Se haga por la consternación de aquellas vidas. Porque algún día ocurrirá nuevamente. Karut regresará.
(Extracto del manifiesto de Erus del Libro de los Recuerdos)
Este ha sido el relato del fin del Mundo Arcaico, así se nombró. Erus fue el sucesor de los primeros nacidos y puros de sentimientos. Se cree que tal confesión le fue concebida a Argael el primero que nació de la raza de los hombres.
Bajo el recelo de estas escrituras los pueblos aprendieron diversas artes de guerra, artes mágicas y marciales, se instruyeron con todo tipo de armas, examinaban todo tipo de sortilegios, cada clase con sus técnicas y tradiciones, evolucionando al paso del tiempo.
No tardaron mucho en llegar las primeras guerras de este nuevo mundo, cada vez más sangrientas y devastadoras.
Pero es en esta era cuando comienza la verdadera batalla.
El Autor de este relato fué Nafdzarell , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=4303 (ahora offline)
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2024-10-05
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