Desde siempre, el Universo se ha mantenido en constante evolución, inalterable al peligro mágico que turbara el equilibrio de los elementos cósmicos.
Este Universo estaba subdividido en doce sectores, que a su vez tenían como guardianes a unos seres espirituales que conformaban, «La Orden de los Caballeros Zag», todos ellos estaban vinculados entre sí, formaban el Consejo del Cosmos, no podían actuar de manera independiente, pues las acciones de uno involucraba a los demás y ese no era su cometido, si surgía alguna interferencia la trataban y consideraban la gravedad del asunto, si requería o no su intervención pero jamás por libre albedrío, velando por el bienestar de los habitantes de los diferentes mundos creados por cada uno de ellos.
Habían hecho el juramento de no interferir directamente en la vida de los mortales tratando de que sean estos quienes rijan sus propios destinos. Permanecían en constante vigilancia, pues la maldad siempre trataba de abrirse camino aún en los confines donde la paz, la justicia y el amor era el único tesoro que tuvieran esos seres. Si surgían problemas serían los propios mortales quienes tendrían que encontrar la solución por sus propios medios. Solamente cuando la maldad no podía ser detenida por aquellos seres a quienes se les otorgaban ciertas facultades mágicas que los distinguían del resto de los de su raza, los Caballeros Zag buscaban la forma de frustrar los planes del mal, que trataba siempre de una manera u otra dominar el Universo.
Cada sector recibía el nombre del Caballero que lo protegía y eran: Krónolus, Grápitos, Tarxistús, Omípolus, Akongús, Zifolous, Coroncal, Renadós, Serventós, Orannel, Porkóleus y Zedentor.
Todo seguía su curso establecido hasta que uno de los Caballeros, discrepó del resto de la Orden, no estaba de acuerdo con las decisiones que eran tomadas por el consejo y se desvinculó del resto de Caballeros, abandonando la Orden Zag.
Este Caballero era el guardián de Grápitos, decidió dejarlos para formar su propia Creación, pero los demás Caballeros, estaban convencidos y no se alejaban de la realidad al creer que esos no eran sus planes, su principal objetivo era destruir la Orden Zag, ya que eran los únicos que podían frenarlo e incluso aniquilarlo antes que lograra apoderarse del Universo.
Los planes de Grápitos fueron trazados estratégicamente en su mente, que siempre escondió su maldad no tenía escrúpulos, se apoderaría del Cristal Mapa y del Metal del Universo, las herramientas más poderosas que nadie pudiese encontrar jamás.
Los once Caballeros restantes, decidieron dividir el Cristal Mapa en doce partes iguales en proporción pero diferentes formas y esconderlo para así evitar que a éste, le fuera fácil su adquisición y si así fuese, le resultara imposible volver a ensamblarlo. El Mapa del Universo cuando está completo o unidos todos sus fragmentos, muestra todo el Universo y cada punto vulnerable que éste posee, si cayera en malas manos el orden de las cosas se vería amenazado y su destrucción, sería inevitable. Blog sobre gatos
El Metal también fue recogido de todos los rincones del Cosmos y oculto en un lugar que les pareció más seguro.
Dicho Metal posee un color negro profundo, muy ligero a pesar de su extrema dureza y resistencia, inalterable por ningún ser mortal, aunque se intente fundir con las más altas temperaturas o la magia más poderosa. No existe otro mineral en el Universo capaz de traspasarlo, romperlo o alterarlo solo la magia del bien o del mal proporcionada por el Universo podían moldearlo a sus necesidades, requerían el dicho poder para su utilización y modelación.
El Metal, tenía que permanecer el mayor tiempo posible en estado neutral, sí éste pasaba demasiado tiempo en cualquier estado maligno o benigno, se convertiría en un arma de doble filo, ya que tenía la cualidad de buscar por si mismo el equilibrio.
Por las facultades que proporcionaba este Metal, mientras estuviera en su estado neutral, sin ninguna alteración, era inofensivo e incluso sin ningún poder, cualquier cambio produciría anomalías que alertarían tanto a los Caballeros, como a sus enemigos. Si éste fuese forjado por el mal, el bien no tendría capacidad de destruirlo ni siquiera hacerle mellas y devolverlo a su estado natural sería tarea casi imposible, o por el contrario si el bien era el forjador, el mal tampoco podía destruirlo o utilizarlo nuevamente hasta volver a neutralizarlo. Daba igual quien fuera el poseedor del metal, éste podría fortificarse hasta hacerse indestructible y ninguna magia sería capaz de frenarlo.
El Caballero Grápitos, que renegó de sus hermanos, juró venganza y destrucción como nunca antes lo habían podido ver, después de abandonar la orden, les advirtió que acabaría con ellos uno por uno, aunque le llevara la eternidad conseguirlo, no podía permitir que los demás obstaculizaran sus planes.
En un principio los demás Caballeros, hicieron caso omiso a las amenazas de éste, pues pensaron que al ser uno solo, no tendría oportunidad de poder amenazar el equilibrio, no creían que fuese capaz de vencerles, pero era mejor tomar precauciones y mantenerse siempre alerta a los movimientos de Grápitos.
El Autor de este relato fué M. Knight , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=11371&cat=craneo (ahora offline)
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Desde siempre, el Universo se ha mantenido en constante evolución, inalterable al peligro mágico que turbara el equilibrio de los elementos cósmicos.
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2024-11-08
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