Tiempos de gloria flotan por el aire, tiempos de esperanza y de oportunidades que se nos abren, tras la encarnizada lucha que sufrieron estos campos.
No sabía si estaba soñando, si me encontraba cerca de la muerte o eran delirios del horror vivido.
Pero allí se econtraba, caminando entre los muertos, entre los caídos en batalla, como una luz tenue en la oscuridad, como una flor en el desierto.
Los flecos de su vestido blanco flotaban sobre las cabezas descarnadas, atravesando aquel manto de horror esculpido solo por el hombre.
Su meta, parecía ser el río, donde a partir de él, el único color todavía seguía siendo el verde.
Los buitres graznaban a su paso, cuando llegó a la barrizada orilla, se paró, quieta, mirando a su alrededor, mientras el susurro del río, la acompañaba. Sus ojos permanecían embelesados en el infinito verde. Por un momento, pareció que me miraba.
No entendía aquella irrealidad, que al momento, se vió superada con creces.
Los cuervos, dejaron su festín, echando a volar espantados, pues todo lo muerto, volvió a la vida, cientos de soldados volvían a levantarse, sin almas, sin corazón, y avanzaban, con firme determinación hacia aquel pequeño ángel.
Una niña de unos nueve años, que permanecía impasible, a la vez que reflejaba una triste mueca en sus ojos.
Al momento, entendí porque aquella muchacha no oía mis gritos desesperados, entonces supe porque seguí viviendo, ante aquella pesadilla que perforaba mi cordura.
Con gran delicadeza, levanto su falda y untó los pies en el lodo.
Al instante, la corriente bombeó con fuerza, seguido de un brusco viento, el río, se aceleró, junto con su cabello, que hablaba con el viento.
Lágrimas cristalinas comenzaron a recorrer sus mejillas. Vinos de Granada
Lágrimas de esperanza las llamé yo, con las que empapó sus pequeñas manos. Se arrodilló y las introdujo lentamente en el río, su cara reflejaba mucho pesar, como si hubiera sido testigo de miles de desgracias.
A continuación el aire trajo un sonido, un maravilloso canto de sirenas se adueñó de todo, aquellas criaturas se detuvieron, y se miraron unas a otras, tiraban las armas y se daban las manos, y en sus caras descarnadas se apreciaban gestos humanos de reflexión y vergüenza.
Ahora se arrodillaron ellos, y de cada cuerpo, comenzó a crecer un árbol, robustos, delgados, altos y bajos, las gigantescas hectáreas del prado y los miles de cuerpos se convirtieron al instante en el bosque mas singular de la tierra, pues poseía toda especie conocida.
A orillas del río creció un sauce de mediana altura, cuyos frutos eran rosas, azucenas y claveles.
Y al momento entendí realmente lo sucedido, no eran lagrimas de esperanza, sino de impotencia, pues aquello fue una simple bocanada de aire en una carrera impulsada por latigazos, que cada vez nos corrompe mas.
La niña lloraba porque sabe que no hay remedio, pues tarde o temprano talaremos de nuevo esa esperanza, y sabe que llegara el día en el que ya no habrá llantos....ni lagrimas.....ni humanidad, pero el hombre una vez fue libre de sentimientos corruptos y solo creador, no destructor, mi humilde voz y mis viajes intentan ese renacer, intentan pues un autentico milagro.
El Autor de este relato fué Alberto , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=10956&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos fantasia Fantasia General LÁGRIMAS DE ESPERANZA
Tiempos de gloria flotan por el aire, tiempos de esperanza y de oportunidades que se nos abren, tras la encarnizada lucha que sufrieron estos campos.
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2024-08-21
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