Relatos cortos ficcion Futuristas Paladin

 

 

 

Gawol se levantó de su cama fatigado. A través de los cristales de la ventana se divisaba el gris techado de las nubes en el horizonte.

Sus ojos se acostumbraron rápidamente al ambiente pues reinaba una penumbra a la que era fácil acostumbrarse. Vestido con grises y flexibles ropas, Gawol saludó a la abierta calle que le esperaba. Deambuló entre los altos edificios buscando algún vendedor de armas, legal o no. Tenía prisa, tenía trabajo que hacer y su cliente actual no aceptaba retrasos.

Es difícil vivir en un ambiente en el que la escena política está acaparada por un gobierno centralizado. Es difícil moverse en unas calles constantemente patrulladas por seguratas de mil facciones políticas y rebeldes emergentes.

 

Es dificil ser un asesino de masas en el 2350.Gawol volvió a pensar en los motivos que le impulsaban a exterminar a aquella gente consumista y frívola, a aquella sociedad que había sido absorbida en una mente fascista y totalitaria; una sociedad amante de la comodidad y enganchada a una Red cuyo único contenido eran sexo, violencia, virus informáticos y un montón de basura que no servía para nada, pero que era altamente adictiva. Gawol revisó sus motivos.

Estaba el dinero, por supuesto, le pagaban muy bién por asesinar a gente, sobre todo si era gente importante, pero su motivo fundamental eran sus ideales. En otro tiempo y en otro lugar, Gawol sería un idealista aceptado por la sociedad, con unos ideales válidos, e incluso factibles. Pero los tiempos habían cambiado, ahora gawol era un rebelde, un inconformista, un asesino, incluso un hereje. Pero ¿por qué un hereje? ¿Simplemente por ser cristiano? ¿Simplemente por seguir una religión obsoleta y muerta? ¿Por marcar la punta de sus balas con símbolos paganos de cruces y peces? No, por eso y mucho mas, porque la gran masa zombificada por La Red y los medios de comunicación le trataban de sectario, por matar a aquel rebaño de ovejas sin cerebro ni ambiciones que esperaba un salvador, por creerse ése salvador.

Gawol revisó sus motivos. Y mientras se perdía en la inmensidad de las aguas de sus pensamientos una patrulla de seguratas perteneciente al Partido Por La Liberación De La Red que estaba en aquella zona se le acercó, avisando de su presencia con sirenas y disparos. Marcando claramente el territorio que estaban evangelizando. “Evangelizando”, si, Gawol disfrutaba de la ironía de la palabra; antes usada refiriéndose a expandir una religión, ahora sinónimo de arrasar un barrio hasta que sus ocupantes supliquen de agonía, para obligarles a votar a un nuevo gobierno que continuará la política del anterior aunque cambie de nombre.

Las campañas publicitarias son solamente de política, los partidos políticos no se molestan ya en desarrollar ideologías ni movimientos, simplemente pagan a un buen publicista, a una bonita modelo y el resto es cuestión de fuerza bruta. Las únicas salidas a la política son alistarse en el ejercito, doblegarse ante el sistema y fundirse en La Red. Gawol no deseaba hacer ninguna de esas cosas, él era ya famoso. La primera noticia realmente interesante de la década. El primer asesino de masas desde el 2085. Revisemos la historia. En el 2085 se había producido “La Unificación”, un acto sin parangón por el cual todas las naciones del mundo se habían unido y habían conformado el “parlamento” actual. Casi se murió de risa. Parlamento, si, claro. Ese organismo que los ricos mandatarios utilizaban para manipular al presidente mundial. No importa la ideología, no importa la política, lo único que cuenta es el poder, y no hay mayor poder que el del presidente mundial.

 

El destino de millones de personas pendientes de las decisiones de un viejo. De un viejo sostenido por La Red. La Red, sí, aquel gran organismo viviente. Evitó dos calles concurridas. Se escabulló entre los escombros que abundaban en los barrios bajos y recordó, recordó que esta ciudad no terminaría nunca, gracias a la Reforma del año 2236, una hábil maniobra en la cual, a lo largo de los años (y aún continuando hoy en día) la ciudad estaría en perpetuas obras hasta alcanzar el tamaño del globo. Hasta ocupar con acero, cristal y cemento lo que una vez fueron campos, árboles y paisaje, simplemente para extender la miseria y la opresión por todo el suelo del planeta. Gawol odiaba ésta despreocupación, odiaba a los partidos “ecologistas” pues una vez llegaran al poder harían lo mismo que los demás. No había que matar a los dirigentes de los partidos, había que matar a los miembros del parlamento. Y eso era lo que iba a hacer. Le habían pagado muy bien por aquel trabajo. Le habían pagado por matar a los miembros del parlamento. Los noticiarios ya poco hablaban de política, ya sólo hablaban de los asesinatos, sólo quedaba un parlamentario. Videos de incestos y xxx gratis

Sólo uno, de los siete que había, esa semana había sido prolífica, hoy acabaría el trabajo, le pagarían bien y liberaría a la sociedad de aquellos seres horribles. Pronto Gawol llegó a la parte de atrás de una furgoneta, dónde se estaban vendiendo armas. Un tipo espigado, con ropas austeras, una colilla apagada en los labios y aspecto de mecánico (por los grandes lentes, como los de un aviador, que llevaba en su gorro) estaba discutiendo con otro individuo, éste más bajo, rechoncho, con el pelo mas largo, cara de pocos amigos y sobre todo con aspecto más desaliñado. Se detuvo a escuchar la conversación, hasta averiguar que el más alto se llamaba, o se hacía llamar, “Tool”, mientras que el más bajo era nombrado como Charlie, simplemente. Comenzó a llover, la lluvia era espesa y de deslizaba lentamente, con una textura parecida al aceite o al petróleo, debida quizás a que esos eran en parte sus componentes.

-Buenos Días- Saludó Gawol.

-Buenos.- Respondió “Tool”.

-¿Qué tenéis para vender?- Preguntaba Gawol mientras removía las armas y examinaba la mercancía- me interesan éste fusil de largo alcance, éste silenciador, ésta mira telescópica nocturna y cinco cargadores de ésta munición explosiva...

-Venga, tío, ni que fueras a matar a alguien.- Replicó Charlie- No serás uno de esos asquerosos mercenarios de los políticos, ¿verdad?

-Veamos, cuánto me vas a cobrar por toda esta chatarra.- Gawol hacía caso omiso de los sarcásticos comentarios del rechoncho hombre.

-No le hagas caso, Charlie siempre es así, temiendo una redada de los seguratas.-

-No es sólo eso, también está ese loco, el de la Justicia Divina, que mata gente para redimirlos de este mundo... cómo se llamaba...

-Gawol, Gawol St.Avon.- Dijo Gawol.

-Pagan 100.000 créditos por él- Intervino “Tool”.

-Vaya... y ¿cuánto pides tú por estas armas?- Bromeó Gawol. “Mi cabeza ya vale 100.000 créditos.” Pensaba. “no sabía que se había encarecido tanto.” Con 100.000 créditos una persona podía vivir toda una vida sin complicaciones toda una vida. Una persona y sus hijos. Y si se administraba bien, incluso los hijos de sus hijos. Un montón de dinero por una persona.

-Son 50 créditos. Es material caro.- Informó Charlie.

-¿50?

Gawol no se lo creía. Pero de todas formas sacó la tarjeta falsificada que contenía su dinero y su falsa identidad, pasándola por la ranura de la máquina que cambiaba la información allí grabada, información inofensiva y falsa, por dinero real. En todas partes había máquinas de aquellas, conectadas a La Red, La Red viviente que controlaba la información, la economía, las comunicaciones y que se autogobernaba. La misma Red que reclamaba y zombificaba cada vez a mas ciudadanos para sus oscuros fines. La conexión de “Tool” y Charlie, por supuesto, era pirata; pero La Red no entendía de política ni de legalidad. Y aquella situación favorecía tanto a los piratas informáticos como a los políticos y parlamentarios. Todo el mundo tenía negocios ilícitos, Todos eran corruptos. La Red era un dios. El dios de la nueva religión impuesta desde el gobierno. Gawol caminó hasta el centro de la urbe, el sitio más transitado de toda la ciudad. Se colocó cómoda y pacientemente en la ventana de una oficina con una vista especialmente adecuada. La había alquilado bajo un nombre falso unas semanas antes, así como el piso superior e inferior, para que, pese al silenciador y la insonorización que realizó en la oficina, nadie le oyera. Sacó las balas y el rifle, limpió y montó cuidadosamente éste, la mira y el silenciador. Sacó las balas y con un cuchillo especialmente preparado fue marcando cruces en la punta de cada una de ellas, sin dejar ninguna sin marcar, era la hora. Esperó, apuntó, apuntó y sintió un escalofrío, un escalofrío que le recorría la espalda. Blanco. Luz. Frío. ¿Qué es esto? ¿Quién está aquí? Lo sentía. Sentía su presencia. Su presencia en sus huesos, el tiro dio en el blanco. El parlamentario murió de un disparo en la cabeza. Lo sintió en su alma. Lo estaban observando. 100.000 créditos. Había matado a más de 3.000 personas, 3.037 con la de aquella tarde. 3037, y esos siete eran los siete gobernantes del mundo, los siete parlamentarios. LO sentía en su alma. Lo sentía en sus huesos. Lo estaban observando. Lo sentía. Blanco. Frío. Calor. Luz.

Muerte.

El Autor de este relato fué HeRSHeL GoLDSTeiN , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=8 (ahora offline)

Relatos cortos ficcion Futuristas Paladin

Relatos cortos ficcion Futuristas Paladin

Gawol se levantó de su cama fatigado. A través de los cristales de la ventana se divisaba el gris techado de las nubes en el horizonte.

relatoscortos

es

https://cuentocorto.es/static/images/relatoscortos-relatos-cortos-ficcion-futuristas-paladin-2802-0.jpg

2025-03-13

 

Relatos cortos ficcion Futuristas Paladin
Relatos cortos ficcion Futuristas Paladin

Si crees que alguno de los contenidos (texto, imagenes o multimedia) en esta página infringe tus derechos relativos a propiedad intelectual, marcas registradas o cualquier otro de tus derechos, por favor ponte en contacto con nosotros en el mail [email protected] y retiraremos este contenido inmediatamente

 

 

Update cookies preferences