La sombra triste y trágica de un atávico pasado se cierne amenazadora
sobre esta Humanidad, dispuesta a recaer en la misma equivocación, por
la que antaño fuera ya maldita: destruir la tierra madre, la célula cósmica
en la que habita. Ahora que, otra vez, el hombre enloquecido está dispuesto
a renovar el holocausto planetario, recuerdo, con espanto en el Alma, el
viejo relato del terrible final del tercer planeta del Sistema Solar, que dejó en
los cielos la Cruz Luminosa, que habitó en los sueños de generaciones, como
el Gran Pecado: En un tiempo muy remoto, los habitantes del planeta Lucifer
(Mallona o Amarillo), habían perdido la esperanza. Su mundo estaba
condenado a la destrucción por una implacable y progresiva desintegración
originada por una reacción en cadena de unos grandes depósitos de minerales
del subsuelo, sensibles a la energía atómica desencadenada en una guerra
por el hombre de aquel mundo. Era ya de todo punto imposible detener
aquella energía descontrolada y destructora. Los luciferianos tenían que
escapar y de prisa.
Miles de naves espaciales estaban dispuestas y hacían el transbordo entre
el mundo agonizante y la Tierra, Marte y Saturno, que eran los más
cercanos. A pesar del sobrehumano esfuerzo, muchos no pudieron huir.
La Tierra estaba entonces en la órbita que hoy tiene Venus, y éste, en la
actual de Mercurio. En ellos se refugiaron gran parte de los escapados.
La Tierra tenía una situación poco hospitalaria, en un estado aún muy
primitivo y poblada por enormes animales. Unas condiciones precarias
recibieron a los tránsfugas, que quedaron a la espera de los
acontecimientos. Acontecimientos que se precipitaron. Mientras millones de
seres esperaban ser evacuados, una visión dantesca apareció ante las
miradas horrorizadas de los que ya habían sido salvados: un enorme
resplandor en forma de cruz luminosa se extendió por el espacio sideral.
Después del desastre apocalíptico, el cielo se llenó de espanto. Una célula
del Universo había sido muerta por culpa de la desobediencia y rebeldía del
hombre a las Leyes Cósmicas. En el Sistema Solar el caos fue enorme y
muchos planetas, incluyendo la Tierra, estuvieron a punto de ser
desequilibrados. Del Sol salió una gran masa incandescente, que se instaló
en la órbita más cercana a él y formó el que llamamos Mercurio. Todos los
demás planetas del Sistema recibieron fuertes trastornos, mientras bloques
enormes del planeta sacrificado se dirigían en todas direcciones. Muchos de
ellos formaron lo que ahora se conoce como el Cinturón de Asteroides.
La Tierra se vio bastante afectada, sufriendo el desplazamiento de su eje
magnético-polar, con todas sus desastrosas consecuencias: levantamientos y
hundimientos de la corteza terrestre, titánica invasión de la tierra por
las aguas, erupciones volcánicas y temblores telúricos de incalculables
dimensiones.
Los luciferianos trasladados a ella fueron diezmados y sus medios
completamente destruidos. No sólo los supervivientes fueron pocos, sino que
para ellos sobrevivir resultó muy difícil, y su personalidad llegó a verse
tan afectada que, poco a poco, quedó del todo anulada.
El tiempo pasó y mucho, y se fue borrando de forma gradual de sus mentes la
imagen de tanta tristeza. Pero, no olvidaron que habían llegado del Cielo,
y durante miles de años cantaron esta gran verdad. De padres a hijos,
transmitían sueños, fábulas y fantasías. Y el tiempo siguió transcurriendo,
generando sucesivas masas humanas, ahora tan diversas en cuerpo y espíritu.
Sin embargo, la Gran Cruz Luminosa quedó grabada para siempre en sus
corazones.
Volvieron a edificar mejor que antes, pero en muchos volvió a desarrollarse
un terrible instinto de dominio y de guerra. El mal proliferó, y esto llevó
la preocupación a la infalible Inteligencia Cósmica y a los Seres
Arcangélicos de exploración en este mundo, conocedores del desgraciado
destino de los que habían buscado salvarse en la Tierra.
Diez mil años antes de este tiempo nuestro, vieron el miserable estado
psicológico de los terrestres e intentaron hacerles progresar, enviando a
la Tierra grandes Maestros de sabiduría universal, que con sus enseñanzas
mejoraron su evolución. Con su saber, casi infinito, y sus exactos
conocimientos, ayudaron a la gente de la raza humana. Muchos seres
altamente evolucionados se sacrificaron por el bienestar humano y otros
hicieron maravillas difícilmente comprensibles para aquellas mentalidades.
Algunos profetas, en la Biblia, los han descrito, y han hablado del Bien
que pretendían para sus semejantes en la hermandad del Cosmos. En sus hojas
se encuentra también la trascendencia de la relación entre el hombre y la
Cruz, como símbolo que debería hacer vibrar el Alma, y hacernos recordar, a
través de nuestra conciencia atávica, que una terrible desobediencia hacia
Dios generó una Cruz, y con otra Cruz, el gran Amor había podido redimir al
hombre.
Pero, una vez más, ese hombre, alimentado de la carne de la Bestia feroz,
de la que habla Juan, no ha querido comprender: es lo que es y no quiere
cambiar.
Deberá sufrir más para comprender su verdadera naturaleza. Aquí están los
tiempos de grandes progresos materiales y gran regresión espiritual. Por un
lado, aviones, barcos, automóviles, grandes maquinarias, portentosos
mecanismos y empresas fabulosas, y por otro, el agotamiento y aniquilación
de todos los recursos de este mundo.
Mas ¡todavía no es bastante!: un monstruo de inaudita violencia
destructora, la energía nuclear, se ha instalado otra vez, con furia
amenazadora, en la vieja historia de este sistema solar. De nuevo, el
hombre insensato ha puesto en peligro gravísimo la existencia de un mundo.
El espectro de un triste y atávico pasado se cierne aterrador sobre el
destino de esta Humanidad. Un amargo destino, porque éstos, los habitantes
actuales de la Tierra, son los lejanos herederos de aquel pueblo homicida,
que destruyó su propia morada sideral. Que están intentando hacer en este
planeta lo que ya hicieron en el planeta Lucifer.
José García Álvarez
El Autor de este relato fué Jos%E9 Garc%EDa %C1lvarez , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=7067 (ahora offline)
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2021-09-19
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