Relatos cortos ficcion Narrativa Libre ella y su auto

 

 

 

Ella y su Auto!

Ella era una hermosa mujer morena, de la estatura de Charly Gogh, su polola. Sus ojos eran claros. Él jamás había tenido una polola morena de ojos claros. Su cuerpo hacía juego con sus ojos su pelo y su tez. Era una hermosa mujer. Y era su polola.

Ella estudiaba educación diferencial en la Católica. Charly Gogh en ese tiempo necesitaba una mujer como aquella. Ella era comprensiva y él se podía portar tan mal como quisiera y ella siempre lo entendía. Estaba enganchada con él. A los pocos días de estar juntos ya decía que lo amaba. Al principio él la trató bien, bueno, siempre la trató bien, aunque en especial al principio. Íban a comer a buenos Restaurant, se dában largos besos de amor, iban a la casa de él, ella estudiaba los suyo y él estudiaba lo suyo. La mejor parte comenzó cuando ella lo invitó a su casa. Era una gran casa, con un pequeño jardín y un gran patio. Habían dos gatos y dos perros y entre ellos se entendían. Había una especie de pacto de no atacar, ni siquiera jugaban mucho debido a la sobrealimentación. Los padres de ella trabajaban por las mañanas y por las tardes y ella a veces no tenía clases por las mañanas y fueron esos días en que ella aprovechó de invitar a Charly Gogh. A Charly Gogh siempre le ha gustado la aventura. Y como siempre ha visto todo como sistemas computacionales, siempre se ha pasado el rollo de hardware y software distintos en cada ocasión y lugar diferentes. Charly Gogh fue. Vio a las mascotas, pasó sin saludarlas. Una vez dentro, se sentó en el living. Allí estuvieron conversando y besándose. Aquello era bueno, se dijo Charly Gogh. Una mujer mayor de edad, bonita, lo invitaba a su casa a besarse. Era bueno, todo aquello. Ella caminó hasta su cocina, le preparó y sirvió un tazón de leche con chocolate caliente y galletitas de chocolate. Aquello era aún más bueno, se volvió a decir Charly Gogh. Ella puso música, A Charly Gogh no le desagradó. Él tomaba una galletita y la remojaba en la leche y luego se la comía. Aquello era algo. Una vez que acabó su leche nuevamente se besaron. Esta vez fue más tórrido. La música justo era sensual. Charly Gogh miró su reloj, eran las diez, era temprano. Ella fue al baño. Luego él fue al baño. Se pusieron de pie y se volvieron a besar. Después se separaron y ella lo miró con esos grandes ojos claros cristalinos que a él lo enloquecía. Había tanta energía en esa mirada!, tanto amor que a él a veces recordaba que eso le repelía. Después de las miradas ella lo tomó de la mano y lo llevó a su habitación. Y se amaron, repetidamente sosegadamente y placenteramente. Después se ducharon juntos, se vistieron y otra vez volvieron al living. Ella volvió a preparar un tazón de leche con chocolate y galletitas. Charly Gogh volvió a comer. Aquello, todo aquello era grandioso. Él volvió a mirar su reloj, eran las una. Eso lo puso nervioso, pensó que los padres de ella podrían atravesar en cualquier instante la puerta y él no sabría qué decir?, bueno, ejemp, hola, soy Gogh, Charly Gogh, ya me iba, hermoso lugar eh... Ella ni se apercibía por la hora. Colocaba música Clásica en antigüos discos de vinilo. Charly Gogh estaba como enloqueciendo, ya eran las una y media y ella continuaba como sin apercibirse de la hora. Él pensó que todo era un juego, se trataba de quién hablaba primero, en quien era más manifiesto el nerviosismo. Así, Charly Gogh, intentó serenarse. Y hasta lo consiguió, cuando otra vez observó su reloj. Eran un cuarto para las dos. >Canastillas Bebe Gratis ¿Cómo se consiguen? ¿VERDAD O ENGAÑO?

 

- será mejor que nos vayamos...

- qué hora es? – preguntó, a pesar de haber un gigantesco reloj justo sobre su cabeza.

- Un cuarto para las dos amor...

- Sí!, es hora de irnos...pero no quieres más leche o galletas?

- En el camino o en la universidad, no sé, en algún lugar comeremos algo...

- Sí, lo que digas.

Salieron, era un hermoso día de sol. Se subieron al auto de Ella. Ella se ajustó el cinturón de seguridad y como Charly Gogh no lo había hecho se lo pidió:

- querido – le dijo – por favor colócate el cinturón.

- O sí, vale – él volvió a mirar su reloj, ya eran las dos y aún estaban afuera de la casa.

Hasta que por fin ella arrancó el motor y se fueron.

Después condujo siempre por el carril de la derecha, y siempre sin superar los 50 kilómetros por hora.

- qué es esto? – preguntó Charly Gogh desesperado

- cómo?

- Esto, tu manera de conducir!

- A qué te refieres?

- Esto de manejar tan lento, amor, hay que ser prudentes pero esto ya parece funeral...

- Eso decía el letrero de la velocidad!

- Eso dice en el letrero, pero nadie lo respeta, así funciona el asunto!

- Y qué tengo que hacer?

- Acelerar, sólo un poco.

Y así continuaron su viaje a Valparaíso. En cada paso de transeuntes ella se detuvo, aunque no hubiese personas, ella igual se detenía.

- por qué te detienes en todos los pasos de zebra? – preguntó él

- eso es lo que hay que hacer!

- pero si nadie va a atravesar, no tienes que detenerte...

Ellos continuaron su viaje. A mitad de camino ella comenzó a hablar. Decía que fue una mañana maravillosa.

- fue una mañana maravillosa, no lo crees amor?

- Sí hoy ha sido algo extraño...

- Me refiero a la música, nuestro amor, las galletitas, la ducha, fue una mañana maravillosa...

Cada vez que ella hablaba giraba su cabeza para mirar directamente a los ojos de Charly Gogh. Esto lo llenó de aún más nerviosismo...

- Sí, sí, cómo tu digas!, pero por favor fija la vista en la carretera...

- Por qué?, me divierte hablar de aquello...

- No amor, sólo concéntrate en conducir...

- Pero si puedo hacer la dos cosas al mismo tiempo, todos pueden conducir y conversar... – dijo girando su cabeza para mirar a los ojos de Charly Gogh. Justo en ese instante se detuvo el auto que iba delante de ellos, Gogh tomó el manubrio y lo giró cuanto pudo pero no logró evitar el choque.

El Autor de este relato fué CHARLY GOGH , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=8165&cat=craneo (ahora offline)

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Ella era una hermosa mujer morena, de la estatura de Charly Gogh, su polola. Sus ojos eran claros. Él jamás había tenido una polola morena de ojos claros. S

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2024-07-03

 

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