Una luz cegadora rompia con aquel placer que, a veces, es para todos soñar. Era, una vez más, la luz del Sol, que se colaba por los agujeros de la persiana. Era mediodía y el Sol lucía con intensidad en aquel primaveral mediodía de Abril. El aire del cuarto era enrarecido, el hedor del tabaco de la discoteca impregnado en la ropa se mezclaba con el olor a wisky que embuhía su cuerpo.
A pesar de ser las dos del mediodía su mente no quería otra cosa sino quedarse en la suspensión que le brindaba el sentir todos los músculos relajados bajo aquellas mantas y el tener reposada su cabeza contra la mullida almohada.
Despues de tres desengaños amorosos nuestro protagonista disfrutaba de los alegres placeres que puede brindar la vida de soltero. Se dedicaba a salir con un grupo de veinteañeros ociosos, sin novia, los cuales se batían cada fin de semana en una absurda pero a la vez divertida competición por beber alcohol. Una vez sumergidos en el mundo del etanol él y el resto de los muchachos, se dedicaban a filtrear con todas las señoritas que se ponían a tiro en el tugurio, que, una vez hebrios, solían frecuentar. Conocía a chicas, pero no se comprometían a nada, tenía amigos, pero, ¿de verdad lo eran?. En vista de que cada dos o tres meses se tenía que tragar alguna que otra jugarreta del grupo, llegó a la conclusión d que no. Vivía en un mundo artificial, de mentiras, colorismo y música. Un mundo de apariencias. era como nadar sobre un arrecife de coral, la belleza se encontraba en le fondo, pero sin la botella de oxígeno, no se podía bucea y apreciar esta belleza. Él
buscaba esa bombona de oxígeno que lo sumergiese en un arrecife, bajo toda esta superficialidad, en que algo fuese puro, bueno, algo que diese una felicidad verdadera, lejos del placer efímero y superficial de lo material. En fín, acabó, como uno de esos escritores franceses del siglo XIX, sumido en una depresión quel le hacía cuestionar todo lo que a su alrededor había, nada para él ya daba la felicidad. Fotos Porno y actrices porno
En fín, acabo por dejar de salir, se refugió en los libros, aquellos que su carrera de letras le exigía leer. Pero el monstruo de la ansiedad ante aquel mundo de contenido incierto le hizo cada vez más apático, hasta el punto que convirtío a la cama en su prisión. pasaba días y noches enteros sin dormir, tan sólo pensando en la vanidad del mundo, en el sentido de su vida. En fín, no salía de casa, incluso llegó a darse de baja en la universidad. Pero un día, cansado de la de la cama y como impulsado por un instinto sobrenatural que le exigía la interacción con sus semejantes, decidió visitar un chat de internet. Allí conoció a una usuaria cuyo nick era "Démona" pasaron varias horas chateando, y, sin saber por qué, nuestro protagonista comenzó a contarle sobre su angustiosa tortura, aquél vacío que le perseguía como la sombra de un fantasma que venía a llevarselo al más allá. Entonces Démona también se abrió y comenzó a contarle que ella también sentía algo parecido y que eso fue lo que le llevó a ella a reunirse con los espíritus. Aquello desconcertó a nuestro protagonista. Démona le habló sobre la ouija, sobre los cultos secretos. Aquello para nuestro protagonista suponía algo nuevo...
El Autor de este relato fué Satiro , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=7440 (ahora offline)
Relatos cortos ficcion Snuff Algo más (1a parte)
Una luz cegadora rompia con aquel placer que, a veces, es para todos soñar. Era, una vez más, la luz del Sol, que se colaba por los agujeros de la persiana.
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2024-10-29
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