CABELLOS DE CUERVO
El sentía esa presencia extraña, era como si algo lo siguiera y ese algo no era nada, le parecía difícil de explicar. A veces iba caminando tranquilamente a lo largo del bosque y de pronto, como un poseso, comenzaba a sentir que algo se alojaba en medio de su pecho, que la respiración le faltaba. Intentaba correr para ahogar lo intangible y ya en medio de un doloroso agotamiento, volvía a sentirse tranquilo, relajado, pero con la inevitable conciencia de que eso, la presencia, aún estaba allí, agazapada, hiriente; hasta le parecía sentir cierta acechanza en medio de un silencio infinito.
Recordaba estas cosas mientras contemplaba, a lo lejos, la proximidad de un temporal. Cerró la pesada ventana con marco de madera y pensó en lo difícil que podría ser el día. Las llamas de la chimenea jugaban compulsivas; desdibujaban su rostro y lo obligaban a entregarse a los presagios.
Un suave silbido con aliento de ramas penetró sus recuerdos, sentía dolor, veía como miles de cuervos cercenaban su cráneo en una orgía de cabellos y sangre. Veía el pasado, o tal vez el futuro: pequeñas pisadas envueltas de barro, una frágil figura de sonrisa perenne, una mujer de mirada perdida.
La sonrisa olvidada rompió su ostracismo bajo la tenue luz de una llamas voraces de leña. El hombre volvió en sí, dirigió la mirada a un rincón intangible y luego salió por el amplio portón. Sin duda sería un día difícil. Ya el viento embestía con fuerza. Sintió que por fin había llegado el momento.
Tenía la ventaja de la sorpresa y corrió con violencia. De un salto montó en su caballo y rápidamente cruzo sus dominios. Ya su presentimiento iba en ascenso. Su rifle saltaba nervioso. El caballo brincó abriendo camino y prosiguió su marcha inefable. Subió la enorme cuesta rocosa. Pensó que muy pronto estaría fuera de alcance, en un lugar lejano en donde se sentiría tranquilo, sin nada que lo acosara.
El sudor corría en su rostro. El sol pasaba veloz sobre su cabeza mientras su marcha marcaba kilómetros, distancias, abismos. Trucos de los Sims 4
Avanzaba buscando su huida. El sabría cuando lo habría logrado. Esperaba sentir un anuncio, una quietud, esa tranquilidad que l había extasiado en sus sueños.
La tarde se fue cubriendo de un manto cenizo. Un gris que dio paso al negro. Sombras de la noche que corrían aturdidas bajo los cascos del caballo.
El seguía avanzando, pero el paso se hizo finito. En un breve segundo el caballo cayó momentos después que ya era cadáver. El hombre se arrastró. Sabía que muy pronto llegaría. Escuchaba el murmullo de las aguas. Recordó que en su sueño veía un gran río. Ahora se acercaba lentamente a él. Sólo tenía que bajar la montaña y tocar aquello que le había sido negado. Añoraba la tranquilidad. Podía sentir que la alegría le invadía en rostro.
Poco a poco se puso de pie y corrió como antes, como en sus recuerdos, con la seguridad de aquel que se siente íntegro. Bajó la colina arenosa y arrodillándose sorbió un poco de agua. Contempló su rostro en el espejo de la corriente. Y pudo mirar como miles de cuervos pasaban por encima de su cabeza. Instintivamente miró hacia la otra orilla y contempló un lugar cubierto de aves. Sintió de nuevo la desesperanza, una premonición, una desgarradora asfixia que lo impulsaba a luchar con lo oculto.
Salió veloz, y retando la ferocidad de los cuervos se abalanzó sobre aquella mortaja de negras alas. Descubrió una masa descarnada, un cuerpo, tiras de una ropa desgarrada que le eran familiar. Un estremecimiento enorme zarandeó todo su cuerpo e hizo que, como un latigazo, buscara instintivamente ver aquel rostro. Creyó ver un rictus de felicidad mientras la lápida, tan negra y huidiza como los cuervos, recogía sus alas. Sólo escucho el sordo y eterno eco de la tranquilidad.
Arquímedes Solís
El Autor de este relato fué Arqu%EDmedes Sol%EDs , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=1136&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos ficcion Snuff Cabellos de cuervo
El sentía esa presencia extraña, era como si algo lo siguiera y ese algo no era nada, le parecía difícil de explicar. A veces iba caminando tranquilamente
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2025-02-05

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