Buenas y gordas. Pues aquí estamos en la segunda parte de este drama que un día me dio por escribir. Una historia sin principio ni fin (bueno, quizá el principio sea el aburrimiento, y el final la siesta, que es a lo que te expones leyendo este relato) y que encima nunca encuentro tiempo para escribir (1 mes a pasado desde que me publicaron la primera parte). Ya les dije que era estudiante, y cuando se te echan los exámenes encima, pues ya sabes ¡ no, no me refiero a que no tienes tiempo! me refiero a que con los disgustos que te llevas haber quien es el cachondo que se pone a escribir cosas cómicas. Pero ya me veo con mas animo, sobre todo después de una cosilla que le paso a un colega el fin de semana pasado, y que creo que merece la pena que cuente aquí, porque reafirma una teoría mía, y porque en estos relatos escribo lo que me da la gana (para eso el apartado donde me las publican se llama Así soy yo ). Paso a relataros los echo: resulta que el chaval (no es mal chaval) aquella noche salio tranquilamente a tomarse unas copitas. Entre lingotazo y lingotazo, su vista se cruzo con la de una chorba potente, morenita, con cara de vicio (no me recreo más que luego acabo en el servicio). Se miraron a los ojos y surgió el amor. Ambos escaparon en el coche del chaval, hacia un sitio más o menos apartados, donde daría rienda suelta a su lujuria. Quién le iba a decir a este feliz chaval (que estaba cumpliendo el sueño de todo joven en el fin de semana, engancharse el pedo y follar) que todo acabaría bastante diferente a lo que el pensaba. Ya en el coche, las sensaciones fueron increíbles. La excitación desbordaba el ambiente, y todo crecía en esa bonita noche de primavera. Entonces es cuando el pibón decidió sacar unas esposas. Aquello ya superaba cualquier fantasía, y el inocente chaval, preparado para echar el polvo de su vida, se dejo esposar al volante de su coche. Fue justo hay, cuando en bolas esperaba los favores de su ardiente dama, cuando esta decidió bajarse del coche, vestirse, y soltar una bonita carcajada, que hubiera sacado de quicio a cualquiera de los varones existentes en este bonito mundo. Lo que antes era una buena barra de pan duro, se convirtió en una flácida salchichita. Lo que parecía la antesala del paraíso, se convirtió en un infierno entero y verdadero. Porque no solo duele el quedarte esposado al volante de tu propio coche como un estúpido, no, lo que más duelen son los huevos después de tan tremendo calentón, ¿o no?. Y después de relataros estos hechos, completamente reales aunque cueste creerlos, paso a remitiros mi teoría, y apuntarla que esto es una buena lección niños: Las mujeres son mas malas que el veneno, y los hombres los hombres bueno los hombres no tenemos solución alguna ante tan potente veneno, nada mas que esperar que al menos sea alucinógeno y nos haga disfrutar un poco. Saludos y hasta el tercer capítulo.
El Autor de este relato fué Angel Braojos Gutierrez , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=10682&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos humor Asi soy yo.... EXTRAÑAS VIVENCIAS DE UN PARADO II
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2024-11-08
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