Crónica de una noche en el hospital
La Habana julio del 2005. Una semana después del ciclón Dennis. Era un sábado. Un amigo, mi esposa cubana y yo paseando por la Habana Vieja. Nos detenemos en el Museo del Chocolate. Mi amigo, en lugar de comportarse como un turista corriente y querer tomarse un mojito o una bucanero noooo se antoja en tomarse un batido de chocolate. En mala hora lo hizo. En tan solo media hora ya comienza a sentir un mal estar en el cuerpo, a sudar, tener ganas de vomitar, sentir mareos
-Es el calor y esta humedad-, le digo yo, saliendo de un cuartito de un solar de la calle Aguiar, donde acabamos de visitar a unos familiares de una amiga cubana casada con otro amigo.
-Quizás es la comida del restaurante chino. O quizás la leche del batido no se vete tú a saber
Logramos llegar en guagua hasta la casa del Vedado. No se como lo hizo para aguantar tanto rato en una guagua atestada de gente y con ese tremendo calor. Solo pensaba que se encontraba en el Polo Norte, me dijó. Eso es poder de abstracción y no lo de los monjes budistas.
Llegamos a la casa y corre directo al baño. Vomita y tiene como 20 diarreas. El es de por si bajito y flaquito, pero ahora lo parece todavía mas. Los labios se le ponen de color morado y se marea. Mi esposa se pone dura y le dice que si vuelve a vomitar lo llevamos al hospital.
- No, dice el, al hospital no-. Vuelve a vomitar y el mismo nos pide que lo llevemos, no aguanta más y se le ve asustado. Son casi las 12 de la noche.
Salgo corriendo a buscar un taxi al cercano hotel Melia Cohiba. Los recogemos en la casa. Vamos el enfermo, mi esposa, la mujer de la casa y yo. Han cogido de la casa una sabana limpia, una toalla, papel sanitario, agua, una jeringuilla desechable, etc.
Al Calixto García, le decimos. Es la primera vez que un taxista en La Habana se da apuro y no me pide propina.
Llegamos al cuerpo de guardia. Están haciendo reformas en el hospital. Los médicos de guardia esa noche son todos estudiantes de medicina extranjeros, incluso alguno de ellos lleva en el brazo de la bata la bandera de su país pegada.
Nos atiende uno de nacionalidad paraguaya, mexicana o colombiana, no se bien. En el box solo hay una mesa, una silla y una camilla, mas nada. El medico le pregunta el nombre, la edad, los síntomas que tiene, le toma la presión. No le ausculta ni le palpa ni le hace ningún tipo de prueba. Le da unas recetas para comprar sales minerales y Metrodinazol (un antiparasitario). Nos podemos ir a casa.
Mi esposa (es enfermera) no se queda muy conforme con el diagnóstico, pero que va a decir o hacer. Le da las gracias y para afuera. Sacan a mi amigo tal y como lo habían entrado, en una camilla. No se aguanta en pie, parece un alma en pena. En la calle vuelve a vomitar otra vez. Un perro lame todo el vomito.
-Así no nos vamos, que vaaaa!- dice mi esposa. Para adentro otra vez con él.
-Mire medico, que ha vuelto a vomitar. Así no nos podemos ir ¿no ve que está a punto de desmallarse? ¿Que todo lo que se tome lo vomitará?
-Ummmm, se queda pensativo el médico, no sabe bien que hacer. En esas aparece un medico cubano, lo abordamos y mi mujer le explica la situación.
Mira, lo único que puedo hacer por ti es dejarlo esta noche en observación. Pero si no mejora, ya tu sabes donde lo tenemos que llevar (Se refiere a la clínica para turistas donde se tiene que pagar no se cuanto)
Lo llevan a la sala de observación. Son pasadas la 1 de la noche. Es una sala con unas 15 o 16 camas y una sola enfermera. Llevan al enfermo a su cama. Sobre ella hay una sonda usada y una mancha verdosa sobre la sabana.
-Compañeraaa, señu, ¿podría usted hacer el favor de quitar la sonda esa?
-Ah!, ¿perooo, que no es de ustedes?
-Ay no, si acabamos de llegar.
-Ah ok, está bien, ahora mismo se la quito pero sabanas horita mismo no tengo ninguna limpia, como no la cojamos de otra cama.
-Mire no se preocupe, ya trajimos la nuestra, así ya esta bien.
Mi amigo moribundo ya descansa en su cama del hospital Calixto García. Está asustado y no quiere que le pinchen ni le den ningún antibiótico o medicamento. El siempre se ha intentado curar con productos naturales, infusiones, no se toma ni una aspirina desde hace años. Sin embargo, no se salva de que le pongan el suero. La enfermera se lo pone y al hacerlo se mancha con la sangre del paciente. No lleva guantes. Mi esposa le pregunta que como es que no se los pone.
Ay nooo mija no, para estas cosas no nos los ponemos.
Mi esposa estudió en Cuba hasta tercer año de enfermería, después por cosas de la vida continuó en España. Ella recuerda que en su etapa de estudiante en Cuba, los guantes escaseaban, pero sí se los ponían si existía el riesgo de poder entrar en contacto con la sangre de un paciente, como era ese caso.
-Señoooritaaaa, mire que tiene deseos de vomitar, ¿no tiene una cuña? Le traen una caja de cartón con serrín. Por suerte no ha sido utilizada antes.
-Señooo, ¿donde está el baño? Mire, es que tiene deseos de .bueno que tiene diarrea.
Mi esposa lo acompaña y lo aguanta literalemente. Casi no se aguanta en pie, está muy débil y deshidratado. Entran al baño. A mi amigo se le acaban las pocas fuerzas que le quedan. El piso está inundado de agua y de orina. La taza del baño llena de mojones por dentro y restos por fuera, donde hay que sentarse. Mi amigo casi resbala y se cae al piso Estados para Whatsapp
-Mira, atiéndeme le dice ella. Yo me quedare de espaldas y tu intenta sujetarte a mi, tranquilo que no te voy a mirar. Intenta hacerlo sin sentarte.- Así mismo fue cada vez que tuvieron que hacerlo, 2 o 3 veces más. Por suerte trajimos papel sanitario de la casa.
Mi esposa se dedica también hacer horas extras. La enfermera está rendida y se sienta un poco a descansar la vista. Parece dormida. Al paciente de al lado se le acabó el suero y mi esposa le cierra la válvula.
- Mire, seño, disculpe que la moleste es que se le acabo el suero le dice mi esposa.
- Ah, esta bien, ahora se lo cambio.
Mientras tanto, un servidor se quedo esperando a fuera del cuerpo de guardia en la calle.. Dentro de la sala de observación solo se permitía a un acompañante. La noche parecía tranquila, pero
Al poco rato de estar sentado sobre un bloque de cemento, aparece el primer carro patrulla de la policía. Traen a un detenido que parece algo tomado. No para de insultar a los policías y les inquiere que le quiten las esposas, que le duele mucho un brazo. Al rato se las quitan y como el tipo hace como un amago de salir corriendo lo vuelven a agarrar y esposar.
Ahora llega una ambulancia con un apuñalado en la espalda. A los 5 minutos aparece por allí un camión repleto de los amigos y consortes del apuñalao. Son como 10 entre varones y hembras, también está la novia o esposa del apuñalao. Se meten todos en el cuerpo de guardia y más tarde lo acompañarán toda la noche en la sala de observación. Lo sitúan justo en la cama de enfrente de mi amigo el moribundo. Mi amigo tiene la diversión asegurada. Entre el enfermo y los acompañantes ocupan 3 camas y todas las sillas disponibles. ¿Quién es el guapo que les dice que solo puede quedarse uno? Una compañera de la limpieza le dice a un prieto que la cama es para los enfermos no para sentarse sobre ella. Ay mi madre, ya se lió.
Mientras tanto, a fuera sigue la noche y continúan llegando carros de la policía con detenidos que necesitan atención médica. Como media llega un carro cada 30 minutos. Para mi la diversión también está asegurada esta noche, como la cosa siga así.
Ahora aparecen dos mujeres y un hombre gritando. La mujer tiene un ojo hinchado. El hombre, no acabo de entender si es el esposo o el hermano, pero si se que por la gritería es el causante de hinchazón en el ojo de la mujer.
Me voy un rato a dentro, mi esposa tiene miedo de que siga yo afuera, así que me siento en la aburrida sala de espera a eso, esperar. Una mulata está limpiando el piso con una valleta. Un muchacho con tremendo dolor en un ojo espera allí sentado junto a su novia y un amigo. La doctora no aparece y el se pasa todo el tiempo cagándose en la resingada madre de la doctora mientras se retuerce de dolor.
Aparece un policía mulato y joven, acompañado del camillero del hospital, el mismo que entró, sacó y volvió a entrar a mi amigo el moribundo. Los dos se entretienen ahora metiéndose con la pobre mulata que tiene que limpiar el piso de una larga sala. El policía le quiere bajar muela a la mulata, y el camillero está ahí riéndole las gracias o esperando su chance por si el policía no tiene éxito.
Ya eran como las 3 de la mañana. Finalmente, Me fui a dormir al a casa porque ya la cosa estaba controlada. Por la mañana me llamaron a las 7 de la mañana. Ya mi amigo se había recuperado, menos mal. Los fui a buscar otra vez en taxi.
- ¿Que, como estás? Le pregunté a mi amigo nada más subir al taxi.
- Me salve de esta tio, joder que mal lo he pasado. Nunca más me vuelvo a beber un batido de chocolate, es que solo pensar en eso y vomitaba
- Bueno ya esta bueno por hoy. Vámonos a la cama.
-
Al día siguiente, ya con más calma me cuenta
- No veas lo buena que estaba la enfermera con ese vestido y esas medias. Parecía una enfermera de peli porno
- Que cabrón! Le dije, pero ¿tu no te estabas muriendo ?
- Si eso si es verdad, pero tio no me perdía ni una. Además con la gritería que tenían los negros de delante no veas. Además, no quería que me pincharán con una aguja de ese hospital, cualquiera pega ojo así. Suerte de tu mujer que me acompañó en todo momento, sino no se que hubiera pasado. Y tio, lo que te perdiste la enfermera no veas, vaya tela Llegó un médico y al ratito la tia va y desparece 10 minutos. Después va y aparece con el pelo todo despeinado y arreglándose el vestido, no veas el casquete que se fue a dar con el médico.
La verdad, es que hay personas que no cambian y todo sucedió una noche de julio, porque no había carnaval.
El Autor de este relato fué Ochun , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=11565&cat=craneo (ahora offline)
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2024-11-20
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