Pues como te iba diciendo, en el convite de la boda de la Cristina con el Urgandaringuin ese como se llame, al organizar las mesas, tuvieron la simpática idea de sentar a un rojillo como yo junto al matrimonio Aznar-Botella. Todo fue mal desde el principio. El hijoputa le mandó a uno de sus guardaespaldas (que medía 2 metros de alto y que pa mi que era gay y yo le hacía tilín porque me sacaba la lengua de vez en cuando) que partiera las patas de mi asiento pa que yo quedara más bajo que él y no se le viera tan enano como es. Servidor, que tampoco es muy alto, se vio como el filo de la mesa le llegaba a la altura de los ojos, por lo que ni se le veía, lo que provocó que el camarero que servía las bebidas no me oyera pedir un Trinaranjus así que me quedé sin beber y me tuve que comer el primer plato a palo seco. Era una cosa de esas minúscula de nombre impronunciable y que te la tienes que comer a bocaítos chicos de la pena que te da.Yo me preguntaba ¿Y el jamón?¿Y la caña de lomo?¿Y el queso Manchenieto? cuando advertí que una marabunta de gente se arremolinaba sobre una sola mesa, y es que el hijoputa de Jesús Gil se había dado prisa en llegar primero al convite para poder arramblar con todos los platos y llevarlos a su mesa, y allí estaba todo el mundo intentando trincar lo que el cabrito de "Don" Jesús les dejara. No me quedó más remedio que esperar que el pez espada que había de segundo plato me llenara algo. Y no estaba mal, pero solo le di dos bocaos porque el Felipe Juan Froilán de Todos los Santos y Su Putísima Madre se puso a correr por allí jugando con los niños de los ministros y se dio de bruces con mi mesa y se me cayó el plato al suelo.Hijoputa el niño¡Y cualquiera le dice ná siendo el tercero en la línea de sucesión!. Como se me notaría la mala leche en la cara el Aznar me dijo "Ríete coño, que no es pa tanto".¿Qué no es pa tanto? Cuando el ZP te meta el nabo por el culo en las elecciones si que me reiré y te diré "No es pa tanto, home". Luego el mamonazo se fue a hablar con el ministro de exteriores de los Estados Undidos de no se qué de unas armas así que la Botella, sintiéndose sola, empezó a contarme todo el proyecto que tenían para cuando se hicieran con el poder en Madrid. Que si quitarnos las Olimpiadas, que si fichar a Beckham...total, que me puso la cabeza como un bombo. Entonces llegó la tarta. La tía se dedicó a guardar en el bolso todos los pedazos que la gente dejaba. Decía que eran pa la perra. "Se referirá a su madre" pensé. ¿Todos los pedazos he dicho? No, el mío no. Porque acabó en el suelo después de que Felipe Juan Froilán de los Cojones correteando se chocara otra vez contra la pata de mi mesa. ¿Pero este niño es que no ve? ¿O es que está tan agilipollao como la madre? Hasta los huevos estaba ya, así que me fui a la barra a pedir un whiskycito. Allí estaba Felipe González. Solo. Con la mirada perdida y con un vaso de Gin Rives en la mano. Con gesto ausente empezó a decirme que si ya no era nada igual, que si el nuevo no tenía ningún carisma, que como no ocurriera una catástrofe nunca ganaría las elecciones... Como me aburrí de tanta pena me salí al patio a entretenerme viendo jugar a los niños. Por supuesto Felipe Juan Froilán el Tocapelotas se estrelló contra mi pierna en cuanto salí. ¿Pero esto que es, un niño o un lemming? Cuando ya me estaba calmando y disfrutaba viendo el anochecer sentí una mano sobre mi hombro. Era el príncipe Harry de Inglaterra. Un buen tío. Amablemente me ofreció un petardito que compartimos hasta que me entraron ganas de mear. Con el morazo me equivoqué y entré en el baño de mujeres. Al abrir uno de los compartimentos, ¡AAAAAAAAAAAAAG!, ¡era Ana Aznar Botella con las bragas en los tobillos! Me quedé inmovilizado de pavor. La tía me miró fijamente a los ojos y me dijo que tenía dos opciones: hacer lo que ella me mandara o acompañar al ejército a una misión que su padre tenía previsto en un sitio llamado Deiwaniya. No me quedó más remedio que prestarme a sus deseos más perversos. Tras eso, a la amanecida, me fui al aeropuerto cabizbajo para volver a Sevilla. Calefactor electrico
Pocos días después, me enteré de que Ana Aznar hacía oficial su compromiso con un tal Alejandro Agag (que viene a ser el ruido que uno hace con la garganta cuando va a escupir) y poco después se hizo público que estaba embarazada. Tomándomelo con filosofía pensé "bueno, ¿quién le iba a decir a Aznar que acabaría teniendo sangre comunista en su familia"?
El Autor de este relato fué Shema , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=5085 (ahora offline)
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2024-12-12
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