Relatos cortos terror Asesinos en serie Agudo.

 

 

 

El había adquirido ese miedo ha temprana edad, no sabia porque había empezado solo sabia que no podía permanecer en un cuarto oscuro sin sentirse amenazado. Rezaba cada vez que iba a dormir, hasta cerrar los ojos le aterraba. Rogaba a su dios por el amanecer, se llenaba de pastillas para dormir, se acostaba con miedo y despertaba con pánico. Su vida era así desde que tiene memoria.

-¡Ya es demasiado!- reclamo un día mirando el espejo que colgaba en su baño y con esas palabras se encamino a buscar ayuda, psicólogos, psiquiatras, doctores, religiones y brujos. Nadie lo pudo ayudar.

-¿por que?-se llego a preguntar con desesperación.

-¡No es justo!- se empezó a enfadar.

Y de un día para otro se harto de rezar, se harto de dormir y se harto de la luz y así tan inesperadamente termino su miedo, ya no le temía a la oscuridad. Su miedo desapareció cuando se perdía en la oscuridad de su habitación. Dejo de temerle y empezó a entenderla, aprendió por que existía y por que estaba en cada rincón. Al entender a la oscuridad odio a la luz y a su existencia, la odio por que era superior a la oscuridad, la odio tanto que destruyo todas las lámparas de su casa. Sello puertas y ventanas para que no entrara ni un brillo de luz y así de un día para otro empezó a vivir en la oscuridad.

 

Sus oídos se agudizaron, oía todo lo que pasaba fuera de su hogar, oía a las personas que venían a ver la casa vacía de al lado, escucho el típico desfile de enero que pasaba por su calle, oía a la gente dándole la bienvenida al verano, escuchaba atento mientras permanecía en la oscuridad. Paso 2 meses sumergido en la oscuridad sin salir de su hogar, todo afuera estaba cambiando, se había acabado el verano, la casa de al lado la había ocupado una familia y había cesado el ruido por unos días. Sentado en la oscuridad empezó a oír a la nueva familia de al lado, les prestaba mucha atención y los empezó a odiar, odiaba sus conversaciones, odiaba a sus hijos y odiaba todo lo que hacían, sus fiestas, sus amigos y su religión. Escuchaba todo los días lo feliz que eran y los empezó a odiar mas que a la luz.

-¿Qué es lo que estoy sintiendo?- se preguntaba mientras ponía su oído en la pared.

-no es un odio cualquiera, es diferente, es insoportable.-pensaba.

Sentía su cabeza a punto de estallar y lo único que escuchaba en su mente era las voces de sus felices vecinos; y fue así por 3 días hasta que vagando por su mente encontró la solución.

-si no hago algo pronto mi cabeza explotara- pensaba en un rincón de la casa.

-¡cállense de una vez que no me dejan pensar!- grito tan fuerte dirigiendo su grito a la pared que daba con los vecinos.

Y sin mas se decidió a acabar la fuente de felicidad que emanaba de al lado el día siguiente.

No durmió, solo se quedo escuchando el ronquido de sus futuras y inevitables victimas. Pensaba a que hora seria oportuno entrar a la casa y como acabaría con la triste y hipotética felicidad de sus vecinos. Cuando empezó a amanecer ya tenia todo en mente, lo haría en la noche cuando duerman y como todas las casas de esa cuadra eran iguales seria fácil entrar, había escogido un cuchillo para acabar con sus vidas ya que pensó que era como lo mas normal para estos actos. Ya se había vuelto a esconder el sol y decidió poner nuevos focos para tener un poco de luz y así buscar el cuchillo. Después de echo el acto de búsqueda entro en el baño y se miro en el espejo, estaba echo un desastre pensó, pero no le importaba tenia cosas mas importante en mente, al terminar de mojar su cara con abundante agua se dio cuenta de que se había cortado la luz, estaba tan acostumbrado a la oscuridad que no sabe en que momento se corto la energía. Salió del baño con una especie de sudor frió en el cuerpo, no le tomo mucha atención y se sentó en el mismo rincón de la casa a esperar que sus vecinos se acostaran. Pasada una hora se acabaron las voces, entonces el puso el oído en la pared para asegurarse, no estaban acostados aun, se oían voces pero como si fueran susurros, intento agudizar mas su oído para poder escuchar mejor, sentía intriga por estos seres felices necesitaba saber que estaban hablando en silencio en ese momento.

 

-¿un secreto?¿algo prohibido sobre la familia?-pensó agudizando aun mas su oído.

Cuando no soporto mas la curiosidad se levanto a buscar un vaso para poder escuchar mejor, apoyo el vaso en la pared y la otra parte en su oreja, así empezó entender lo que decían; hablaban de separar algo, sobre los niños y algo sobre abogados.

-¡divorcio!-pensó de un modo que su cuerpo llego a saltar.

En ese momentos los odio mas, eran felices, lo tienen todo y aun así no son perfectos, se merecen mas la muerte en estos momentos, pensaba mientras se alejaba de la pared.

-esperare un rato mas antes de entrar, si no se acuestan entrare de todas formas a callarlos.- pensó y planeo mientras se sentaba en el rincón esperando en silencio.

Pasado un tiempo ya no escucho nada, no habían voces, ni susurros, ni siquiera escuchaba ronquidos, en ese momento se paro agarro el cuchillo y se dirigió a la puerta, antes de salir miro la hora por si se acercaba el amanecer, eran las 4 am, en ese momento recordó que aun no llegaba la luz, sin mas que hacer salió por la puerta.

Hacia demasiado frió y la cuadra estaba oscura, no había luz en ninguna casa y se sintió acogido por la noche y la oscuridad. Se dirigió a la casa de al lado y intento mirar por la ventana a ver si había alguien levantado, su vista se había acostumbrado a la oscuridad a tal punto que podía ver sin problemas en ella. Al no ve a nadie se acerco a la puerta y dio vuelta la manilla, cerrado por dentro como era de esperar, cerro los ojos y recordó una conversación de sus vecinos que había escuchado un día en el rincón de su casa, ella le decía a su marido que si alguna ves se le quedaban las llave en la oficina tendría una de repuesto en la entrada debajo de un macetero. En ese momento abrió los ojos y miro a su izquierda donde vio el masetero con una flor marchitada plantada en el, se agacho y levanto el macetero sacando la llave que menciono su vecina y pensó que era demasiado fácil, puso la llave en la puerta y la giro con cuidado, para no hacer demasiado ruido, puso la mano en la perilla y la giro con el mismo cuidado con el que giro la llave y abrió la puerta en silencio. Al ingresar diviso un cuerpo sobre el sillón de la sala, al acercarse se dio cuenta que era el padre de la familia, supuso que la charla había terminado en una discusión, se extraño no habarla escuchado. Saco el cuchillo que guardaba en el pantalón para arremeter contra el padre pero este se movió, entonces se quedo en silencio esperando que no lo viera, no logro divisar bien si lo estaba mirando o no, solo notaba la silueta del cuerpo, mientras lo observaba en silencio el padre comenzó a roncar en ese momento el sintió todo su odio a ese ronquido de golpe y arremetió contra el no sabia donde golpeaba con el cuchillo solo sentía como un liquido espeso saltaba a su cara y goteaba en su mano, siguió así hasta que sintió su mano agotada se levanto y decidió terminar rápido con los demás, así que subió por las escaleras a las habitaciones a buscar al resto de sus victimas. Subió en silencio intentando esconder su presencia en las sombras, el único ruido que había era de las gotas de sangre que caían de su cuchillo, se detuvo un momento al final de la escalera y se limpio la sangre que tenia en la cara para divisar mejor donde pisaba. Camino unos dos paso y vio una puerta a su izquierda se aproximo para abrirla en silencio, al hacerlo introdujo la cabeza dentro solo para darse cuenta que era el baño, saco la cabeza y se dirigió a otra puerta que estaba unos pasos del baño, se acerco a la puerta y giro la perilla, ingreso en silencio hacia la habitación estando seguro que esa era la correcta, al agudizar su vista buscando a su victima solo logro distinguir dos camas aparentemente vacías, supuso que era la pieza de los niños pero como no estaban pensó que estarían durmiendo con su madre, así con el mismo silencio y cuidado con que entro salió de la habitación y cerro la puerta. Camino unos cuantos pasos hacia el dormitorio siguiente y se paro frente a la puerta, se puso nervioso, no sabia por que pero esos nervios se volvieron ansias y sin esperar mas abrió la puerta ya sin tanto cuidado y cautela, las ansias lo poseyeron y necesitaba acabar con la vida del resto de la familia, ingreso en la pieza y agudizo su vista como nunca y noto que estaba la mujer sola, los niños no estaban, que abría pasado con ellos se pregunto. No le importo mucho la falta de victimas estaba ansioso por salir de esa casa, no sabia porque solo sabia que quería terminar rápido con la mujer para poder irse a su oscuridad, donde se sentía seguro. Se acerco a la cama sudando un montón y miro a su victima de pies a cabeza, en ese instante se enamoro de ella, se enamoro de su cabellera larga y de su silueta, la amo tanto que pensó que no podría hacerle daño, pero ese sentimiento cambio rápidamente, la empezó a odiar como a todas las cosas, la odio por que no se daba cuenta de su presencia, la odio por que estaba casada y la odio por arrebatarle su corazón unos instantes, la odio mas que nada por que con solo verla lo hizo titubear, ahora la quería muerta. Saco su cuchillo del pantalón y con sigilo lo acerco a su cuello preparándose para dar la cortada que acabaría con la vida de la mujer, en el momento en que apretó el cuchillo con su cuello la mujer abrió los ojos y lo miro con una cara de espanto, en ese instante presiono mas el cuchillo hasta hundiéndolo en el delicado cuello de la mujer, la mujer movía sus brazos e intentaba gritar pero el único ruido que lograba hacer eran gárgaras por la sangre que salía del profundo corte en su cuello, le tapo la boca porque ese ruido lo perturbaba y con mas fuerza deslizo el cuchillo, ya hundido en el cuello de la victima, de izquierda a derecha haciendo que esta se sacudiera con fuerza y desesperación, la sangre salía disparada del cuello hacia el cuerpo del asesino hasta que la mujer se quedo quieta con los ojos clavados en la cara de su homicida, este respiraba con dificultad causa de la adrenalina. Listas y rankings

 

 

Terminada la labor se levanto mirando el cuerpo de su victima y con las sabanas que estaban limpias sobre las piernas de la mujer se limpio la sangre que le había caído a la cara. Al sacarse la sabana del rostro se quedo mirando la silueta del cadáver y tuvo un sentimiento que confundió con cansancio, estuvo ahí mirando la silueta de la mujer hasta que se percató que lo que había sentido era tristeza, en ese momento la miro algo arrepentido pero por que con solo verla una vez y en la oscuridad se había enamorado de ella, haciéndolo titubear y casi ceder. Una lagrima broto por su mejilla y sin mas que hacer dio la vuelta para marcharse. En el instante en que se dio vuelta la luz de la habitación se encendió de golpe.

-la luz...llego- susurro con las manos ensangrentadas.-¿Demonios que he hecho?- se pregunto mirando sus manos y soltando el cuchillo a sus pies.

Un remordimiento llego tan rápido que empezó a llorar y a temblar desesperadamente, se arrodillo en el piso con las manos en la cara pensando en lo que había cometido.

-¿por qué me esta pasando esto?-se pregunto entre llantos y gritos.-¿por qué siento este dolor en mi corazón?-

Cuando se tranquilizo un poco, se levanto por que necesitaba ver el mal que había hecho. Muy lentamente empezó a girar hacia donde estaba la cama solo para confirmar lo aterrador que había hecho, se quedo paralizado mirando al cuerpo sin vida de esa mujer que nunca le hizo nada, su único error fue mudarse al lado de el. Reacciono por el asco de tal crimen, sintió un dolor de estomago que lo obligo a vomitar. Se quedo en el piso unos minutos paralizado por el dolor que sentía en su corazón, tenia ganas de morir, de matarse ahí mismo con los cuerpos, pero le daba miedo así que se levanto algo débil y mareado, se sentía enfermo y un sudor muy helado empezaba a gotear de su frente.

-¿Qué me esta pasando?- se preguntaba tembloroso.- ¿por qué siento miedo?.

El sudor frió bajaba por su frente y goteaba hasta sus pies, levanto la mirada, no sabe por que lo hace, miro a la mujer, no despego los ojos de su victima, temblaba y sudaba nerviosamente; su boca se seco y sintió una desesperación tremenda que lo provoco a gritar, transformando la casa en el centro de atención de los vecinos, cuando se recupero salió corriendo de la habitación, bajo las escaleras sintiéndose terriblemente enfermo, el miedo se apodero de el, lo único que quería era huir de ese lugar lo mas rápido posible. Vio la puerta cruzando la sala, acelero el paso sintiendo como una sombra lo perseguía, pensaba en la sangre en el cuerpo, corría rápido hacia la salida, tan apresurado que no se fijo donde pisaba, termino en el piso; no se dio cuenta con que había tropezado, se quedo en el piso con los ojos cerrados, pensando en que la sombra lo iba a atrapar, el miedo creció en el mas que nunca, se recupero rápidamente, al levantarse toco algo húmedo miro sin pensar en lo que seria, al mirar se puso helado y otro grito brotó de su boca, lo húmedo era la sangre que provenía del otro cuerpo destrozado que estaba a unos pasos mas haya, la sangre había llegado hasta la puerta avisando a los vecinos que estaban afuera por los gritos. El escucho sus voces y sintió que algo bajaba de las escaleras a su espalda, el miedo volvió, se levanto sumamente rápido y con un grito salto fuera de la casa, para caer en el piso donde lo estaban esperando el resto de los vecinos con la policía, no se pregunto cuando llegaron, solo pidió que se lo llevaran rápido.

Mientras la gente se abrazaba y se lamentaba por ver a la familia destrozada, el estaba en el auto de la policía, no sabia por que no se lo habían llevado aun, minutos pasaron hasta que llego un auto del cual se bajaron dos ansíanos con dos niños, los niños entraron corriendo y salieron llorando a los minutos, unos de ellos vomito en la acera y el otro se desmayo. Se dio cuenta que eran los hijos de la pareja y que los ancianos podrían ser los abuelos, los miro con pena y miedo, tenia miedo de que los niños lo vieran como lo estaban haciendo los vecinos. Se escondió en el auto esperando que no lo vean mas, mientras empezaba a sudar frió de nuevo, tiritando, escondiéndose de el asesinato que cometió, esperando a que se hiciera de día, intentando no cerrar los ojos y así no ver las imágenes de sangre y muerte en su cabeza.

Tenia miedo a estar solo, tenia miedo de cerrar los ojos, le rezaba a su dios buscando perdón y olvido. Escucho que un oficial entraba y se sentaba en el asiento de adelante en el auto, este volteo y lo miro tiritar y sudar escondiéndose de lo que había cometido. El oficial lo miro con una cara de odio y le pregunto.

-¿A que le temes, asesino?-

El Autor de este relato fué Arquen. , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=14049 (ahora offline)

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El había adquirido ese miedo ha temprana edad, no sabia porque había empezado solo sabia que no podía permanecer en un cuarto oscuro sin sentirse amenazado.

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2024-10-14

 

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