Relatos cortos terror Hechos reales Perseguido

 

 

 

El tintineo de llaves rompió el silencio sepulcral en el que estaba sumido el viejo caserón. Un tintineo frenético, que sin duda, daba a entender el estado de nerviosismo de la persona al otro lado del umbral. Estaba empapado en sudor, miraba constantemente hacia atrás, como si le siguieran. Cada vez se acercaba más a la llave ganadora, la llave que abriera la enorme puerta que se interponía entre él y la casa. Ya había desechado unas diez llaves del manojo, por cada una de ellas, la puerta había recibido un fuerte puntapié, que seguramente, de haber tenido vida, hubiera hecho más daño al agresor que a la víctima. El caserón estaba a las afueras del pueblo, unido a éste último por un sinuoso camino de polvo que atravesaba un pequeño bosque, que por la noche parecía convertirse en morada de bestias. Todo estaba sumido en la más opaca oscuridad, lo cual, le ponía a cada minuto que pasaba mucho más nervioso. La linterna alumbraba más bien poco, por ese motivo, la mayoría de los insultos que se escuchaban tenían como blanco la vieja linterna. Él trataba de ser bromista en sus pensamientos, en un vago intento de engañar a su mente: ”Por lo menos hoy hay luna nueva, así que de todo lo que pueda haber por estas tierras, los hombres lobos están descartados”. Una ligera sonrisa se dibujo en su cara, pero tan desfigurada que no se podría distinguir a ciencia cierta de una mueca producida por el nerviosismo.

 

Finalmente la llave deseada dio un giro más que las demás y la puerta se abrió. Con un suspiro de alivio, entró corriendo rápidamente y cerró la puerta, no sin antes echar un vistazo a las tinieblas que envolvían la casa. Se quedó sentado en el suelo con la espalda apoyada en el gran pórtico, que ahora parecía su protector. Estaba mucho más calmado, como un niño cuando se arropa con la manta hasta taparse la nariz, pensando que le protegerá de cualquier monstruo que haya debajo de la cama o en el armario.

Tenía la sensación de que alguien o algo le seguía, no sabía por qué lo sabía, pero estaba seguro. Una y otra vez escudriñaba las sombras que ocultaban el bosque a través de una ventana con rejas.

Tras quince minutos de vigilancia, se sentó en el suelo apoyándose en la pared. Estaba completamente a oscuras, no se atrevía a encender las luces. El más mínimo ruido, le exaltaba por completo. Por más que intentaba evadirse de la realidad, acababa pensando en su supuesto adversario al acecho. Euromillones con ChatGPT IA

Recordó que estaba manchado de sangre, así que fue al lavabo para lavarse las manos. Al encender la luz del cuarto de baño y ver la sangre en sus manos, se dio cuenta de lo que acababa de hacer hacía escasamente dos horas. Un remordimiento recorrió todo su cuerpo y de repente se empezó a sentir mal.

Había matado a su novia con un cuchillo. Habían tenido una discusión que ni siquiera sabía cómo había empezado. Perdió los nervios y acabó cometiendo una estupidez de la que ahora se arrepentía. Se decía una y otra vez: “Yo no lo quería hacer, yo la quería”.

Súbitamente otro tipo de pensamientos llegaron a su cabeza: “¿Me habrá visto alguien?”.

Volvió al estado de nerviosismo en el que ya había estado sumido cuando intentaba abrir la puerta. Sabía que le habían seguido. Su mente estaba sumida en la más caótica confusión debido a la maldita intuición que le decía que le seguían y a los remordimientos que iban en aumento. Podría decirse que se estaba volviendo loco por momentos.

Enjugando las lágrimas que recorrían sus mejillas , se dirigió al sótano donde cogió una vieja soga, con la intención de acabar con su vida, como si no le bastara haber acabado ya con otra. Ató la soga a una viga del techo, se subió a un taburete y se la anudó al cuello.

Al tiempo que brotaba la última lagrima de sus ojos, con un pie, empujó el taburete lejos de su alcance.

Mientras se balanceaba, y antes de perder el conocimiento para ceder su vida a la parca, comprendió que había sido derrotado, había sucumbido ante su perseguidor: su conciencia.

El Autor de este relato fué Mr. Draven , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=3285&cat=craneo (ahora offline)

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El tintineo de llaves rompió el silencio sepulcral en el que estaba sumido el viejo caserón. Un tintineo frenético, que sin duda, daba a entender el estado

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2024-11-25

 

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