Relatos cortos terror Pesadillas La mansion

 

 

 

LA MANSIÓN

Oscuridad. Infinitas tinieblas envuelven una noche cualquiera, un lugar cualquiera y una hora cualquiera. Divisas una casa, no, demasiado grande para ser calificada “casa” y demasiado pequeña para ser “castillo”. Llamémosla simplemente “mansión”.

Tu nuevo hogar está frente a ti. La mansión se presenta como acogedora pero también abrumadora y misteriosa. Te acercas a la puerta; sientes cómo las yemas de tus dedos se deslizan sobre el picaporte y cómo la palma de tu mano toma la forma de éste. Vas a abrir la puerta pero ésta se introduce para permitirte la entrada.

Entras en la mansión. Lo primero que tus ojos divisan es un espacioso salón. Caminas hacía él. Está rodeado de una cálida luz que emana de las muchas luces que cuelgan del techo. Te sientes bien, pero estas sola. Diriges tu mirada hacía una escalinata por donde se puede acceder a otras habitaciones.

 

Vuelves al salón para intentar acomodarte, sin embargo, comienza a llegar una embriagadora melodía que te cautiva en todo tu ser y, como hipnotizada por ella, guías tus pasos hasta el comienzo de las escaleras.

Te apoyas en la baranda y comienzas a subir los escalones. Uno, dos, tres,... la música suena cada vez más fuerte conforme vas ascendiendo por los pisos. Sobrepasas el segundo piso del que sólo puedes divisar en la lejanía varias habitaciones tan grandes como el mismo salón pero que su destino será albergar un número reducido de personas. Sigues ascendiendo hasta llegar al último piso, al ático. A diferencia de los otros pisos sólo encuentras una habitación cerrada ésta por una cadena cruzada a lo largo de toda la puerta. Lo que te había hecho subir, la música, sale con todo su esplendor de esa habitación. Aclaras tu mente; millones de preguntas la invaden e impiden que pienses con normalidad: ¿Qué hay dentro que no puede ser visto?, ¿acaso hay alguien? No lo sabes pero esas cadenas te tientan a romperlas, a abrir la puerta.

Observas el lugar que te rodea. Nada, el vacío se ciñe sobre ésta. Ni siquiera hay luz suficiente para iluminar toda ella, sólo una bombilla hace que tus pasos se afirmen al pisar el suelo. Súbitamente descubres un instrumento que te puede ser útil para destruir los eslabones de la cadena. Coges entre tus manos la herramienta y sientes un escalofrío. Un aire frío y tétrico se siente en el ambiente. Empuñas el arma y golpeas con fuerza la cadena, la música cesa y tanto la cadena como la puerta tiemblan para sí. Vuelves a golpear la cadena; una y otra vez, una y otra vez. Código P0300: Solución y Causas | Actualizado 2023

Por fin, la cadena cede y la puerta se abre sola. Ante ti se extiende una sala vacía que desentona completamente con el diseño de la mansión; está vacía, ni un ápice de vida ni mobiliario se puede encontrar en ella.

Un escalofrío recorre tu cuerpo. Algo te perturba, algo detrás de ti. El miedo se va apoderando de tu mente y no puedes controlarlo. Lentamente vas girando sobre tus pies intentando envalentonarte pero sólo fingiéndolo. Cierras los ojos antes de volverte completamente. Estas de espaldas a la sala y tus ojos siguen cerrados. Vas abriéndolos poco a poco,... ante ti, una figura que no puedes calificar como humana, que no logras distinguir. Está frente a ti, silenciosa, elevada en el vacío, quieta.

Retrocedes al verla y la figura se abalanza hacía ti. Te agachas en el último momento y te vuelves para seguir vigilándola. Puedes ver ahora la sala; ya no es la misma, es otra cosa, un torbellino de oscuridad, un vacío que endurece el corazón del ser más amado y lo convierte en piedra.

La figura comienza a gritar despavoridamente y vuelve a atacar. Esta vez logra cerrar entre sus manos los puños de las tuyas. Intentas escapar pero no puedes. Luchas con todas tus fuerzas y, en un momento de debilidad, empujas a la figura hacía la sala mientras que la reacción hace que te deslices hacía atrás llegando al filo de la baranda e impulsándote hacía delante. La puerta se ha cerrado pero estas en un aprieto. Bajo tus pies se encuentran más de dos metros de caída; sabes que no puedes aguantar y sientes cómo la puerta tiembla de tal manera que se rompe en mil pedazos dejando plena libertad a lo que se encuentra dentro.

Estas en peligro, lo sabes. La figura está junto a ti a punto de atacar, a punto de... una suave y cálida luz te envuelve, luz anaranjada, luz embriagadora. El sudor corre por tu frente y cae por tus mejillas. Estas sentada en la cama de tu nueva casa, casi sin muebles. Comienzas a recordar que llegaste anoche y que, cansada por el viaje, habías subido para acostarte en cualquier lugar pero no recuerdas haber encontrado ninguno y,... esa música... simplemente había sido un sueño, ¿o no?

El Autor de este relato fué Alamir , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=2132&cat=craneo (ahora offline)

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Oscuridad. Infinitas tinieblas envuelven una noche cualquiera, un lugar cualquiera y una hora cualquiera. Divisas una casa, no, demasiado grande para ser calif

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2024-09-28

 

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