Hacía tiempo que no soñaba y recordaba lo soñado. Esta noche he tenido un sueño bastante lúcido. Yo llegaba como invitado de un amigo a su casa. Él vivía en casa de su tía o... no, de su madre, que era ya mayor, era bruja o algo así, se le notaba aunque no lo dijera, tenía sabiduría en sus ojos. Mi amigo vivía también con sus dos primas, dos chicas muy hermosas de unos veinte años, y su primo, un chaval de unos doce. Ellas también llamaban a la señora mayor “mamá”. Era curioso, ya no sé de quien era realmente madre, opto más por pensar que de los primos de mi amigo. No conocía absolutamente a nadie, pero recuerdo que una de las hermanas, primas de mi amigo, me cautivó con su belleza. Era una chica de estatura media, quizá más bien alta, de ojos castaños y pelo largo, liso y moreno, con la piel canela y una sonrisa maravillosa. Su hermana, en apariencia menor, se parecía bastante a ella, pero no era tan guapa y atractiva. Al parecer, mi amigo era universitario y estaba trabajando en un proyecto, ya que momentos después de presentarme, con cuyos nombres no recuerdo, a sus primas y su “tía” se puso a trabajar sobre un escritorio azarosamente, tenía varios papeles revueltos por toda la mesa. La mujer mayor iba en silla de ruedas. Todo era muy misterioso. Se respiraba. Después de esta escena, me recuerdo en el sótano de la casa, de aspecto viejo y ruinoso casi. Era una especie de fiesta. Yo había visto a toda aquella gente beber sangre, morder a sus víctimas en el cuello, pero no tenían dientes afilados. Para disimular mi condición afirmé que yo también era adicto y bebía sangre y me invitaron a bajar al sótano en una especie de fiesta privada. La prima mayor de mi amigo, la que me gustaba... quería algo conmigo y me sentía muy a gusto sabiendo que el sentimiento era recíproco. Pero si quería tenerla a mi lado tenía que beber sangre. Allí, en el sótano de la casa, todo el mundo estaba preparado con su vaso de plástico blanco. Empezaron a llenar sus vasos, yo aún tenía el mío vacío, “ella” lo tomó y me lo llenó. Creo que era sangre de animal, la miré, rojo oscuro, con espuma y coágulos. Me acerqué el vaso a la boca y di un pequeño sorbo, me gustó el sabor, era dulce y... aún estaba caliente. Ella me ofreció una pajilla y yo le dije que prefería beberla directamente. Me miró con cara rara y me dijo: es para las impurezas... tú no eres uno de los nuestros. Yo, rápidamente le contesté que sí que lo era. Volví a beber, esta vez un trago enorme. Sin tragar todo el contenido con el que había llenado mi boca, la besé y le pasé algo de sangre a través de aquel beso. Me miró complacida pero con cierto rencor, toda la gente la miraba y me miraba. Ella dijo que quería probar mi sangre, que no era uno de los suyos y que dejara que mordiera mi cuello. Pero sabía que sí me mordía no me convertiría en uno de ellos sino que moriría y entonces le advertí que quería ser como ellos. Me gustó el sabor de la sangre, me gustó ella. No quería morir. Aceptaron, se acabaron las amenazas y ella me volvió a besar. Nada de aquello podría salir de allí. Era un secreto. Fotos de famosos desnudos
Aún formando ya parte de aquel “clan”, de aquella extraña familia, no podía confiar en la vieja. En nadie. Su mirada era profunda y no sonreía, era muy fría y sabia y quería que yo lo supiese. Se acabó el sueño, no recuerdo nada más.
El Autor de este relato fué V%EDctor Morata Cortado , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=11585&cat=terror (ahora offline)
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2024-11-07
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