UNO DE NOVIEMBRE
La noche del uno de noviembre es la más espantosa del año. Se la conoce como Noche de difuntos.
Aproximadamente llegué al pueblo de mi amigo sobre las cuatro de la tarde, que era precisamente el momento del convite. Los invitados como siempre es habitual en todas las bodas, se desternillaban de risa entre vapores etílicos. Y por supuesto que yo también...No recuerdo que es lo que tome...,tres, cuatro...cinco...copas . Lo curioso es que no llegué a ver en ningún momento el rostro de la novia no se si por desidia o por el estado de embriaguez en el que me encontraba.
Hacía un atardecer nocturno muy hermoso en aquel pueblecito de Valladolid. Por la fecha del año y el lugar rememoré el relato de Gustavo Adolfo Bécquer El monte de las animas, que ocurría en un pueblo de Soria, es decir en Castilla La Vieja. Por ahí cerca o casi.
Como no estoy acostumbrado a beber decidí irme a descansar a un entrañable hotelito y al día siguiente regresaría a Madrid. Llevaba en mi bolsa de viaje uno de esos libros ideales para leer en una noche como aquella; una de esas antologías de terror con autores de prestigio en el género como Edgar Allan Poe, Arthur Machen, o Lovecraft. Escogí El extraño caso del señor Valdemar: trataba sobre un hombre que en el lecho de muerte tras una penosa enfermedad era hipnotizado, y tras haber pasado la negra barrera , el médico le preguntaba sobre su estado y el señor Valdemar contestaba: estoy muerto.
El alcohol iba minando mis facultades y no podía seguir la lectura. Mis párpados se entrecerraban.
Me desperté en una curiosa habitación. Desde luego que no se trataba de ningún hotel. Los muebles parecían muy antiguos, mohosos. La cama en la que yo yacía era decimonónica. Un espejo adosado en la pared reflejaba mi figura esperpéntica puesto que llevaba uno de esos camisones que sólo aparecen en las películas de época.
Me levanté casi de un salto y salí de aquella apolillada habitación para entrar en un salón no menos extravagante. En una butaca, sentado, estaba mi amigo Ramón, el novio. Su rostro parecía desencajado, pálido. Se sujetaba las sienes con furia vehemente.
- ¡Por qué me ha tenido que pasar esto a mí!- decía.
- ¿Pero qué es lo que ha sucedido?.
- ¿Pero es que todavía no te has enterado?.
- No.
- Que mi mujer ha muerto
- ¿Qué?
Un escalofrío de espanto recorrió mi cuerpo
- Esta tarde. Fue después de la boda. Mi mujer fue a cabalgar sola como siempre acostumbraba a hacer. Quería saltar por encima de un seto pero el caballo resbaló y ella salió despedida cayendo sobre unas ramas afiladas. Películas en excelente calidad Full HD
Yo no sabía que la mujer de mi amigo montase a caballo pero lo verdaderamente importante no era eso sino el horrible hecho que me acababa de contar.
El pobre Ramón siguió hablando entre balbuceos.
- No lo puedo resistir es demasiado terrible-. De pronto el rostro de Ramón se sereno adoptando un rictus maniaco..- Querido amigo, ¿has oído hablar de los yoguis de la India. Son capaces de andar sobre brasas ardientes y de traspasar sus cuerpos con los más afilados cuchillos...yo mismo lo he comprobado cuando estuve allí...sí...en la India...Son también capaces de desarrollar el más increíble poder de todos. Pueden detener su corazón y de permanecer largas horas enterrados sin ninguna respiración para luego volver a la vida. Todos estos milagros lo consiguen mediante una técnica: la de la hipnosis...Quedé deslumbrado al observar estos fenómenos yo mismo y decidí aprender esa magia.
- ¿Y bien?-repuse yo.
- Has de saber que cuando llegué hasta el cuerpo de Rebeca, ella todavía vivía y como temía por su vida la hipnoticé.
- ¿Quieres decir que ahora mismo aunque este muerta su inconsciente todavía no ha abandonado su cuerpo?.
- ¡Exacto!. Y tan sólo queda una hora para la cita.
El viento azotaba los cristales de las ventanas. Las llamas incineraban los leños de la chimenea. Un relámpago asoló la noche. Una tempestad estaba a punto de estallar. Mi amigo Ramón espera a su difunta esposa a las doce de la noche. Ella levantaría la tapa de su ataúd y saldría del mausoleo familiar. Llegaría hasta la puerta y golpearía con su mano blanca y quizá algo roída por los gusanos. Llamaría tres veces. Esa sería la señal de que estaba despierta. Se me erizaban los cabellos sólo de pensarlo. ¿Sería posible que aquello sucediera de verdad? ¿Qué ella apareciera pálida, con una voz de ultratumba y con su cuerpo agujereado y posiblemente mutilado. Sentí terror. No podía mover mis piernas. Parecía que se habían congelado. Las gotas de sudor caían afiladas sobre mi piel. Mis dientes se apretaban como si se fuesen a romper.
Me desperté afortunadamente.
Llamaron a la puerta tres veces.
No he vuelto a ir a ninguna boda más.
Por Adolfo Alvarez-Buylla
El Autor de este relato fué Adolfo Alvarez-Buylla , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=1461&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos terror Pesadillas Uno de noviembre
La noche del uno de noviembre es la más espantosa del año. Se la conoce como Noche de difuntos. UNO DE NOVIEMBRE UNO DE NOVIEMBRE
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2024-11-18
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