Relatos cortos terror Terror General El día que no llovía.

 

 

 

Ahí estaba el magnetofón mirándome fijamente, llamándome, y a pesar de que mi corazón me pedía que me alejase, la curiosidad que despertaba en mí el viejo y roñoso aparato me tenía paralizado. Era extraño que aún estando la luz de la habitación encendida todo parecía estar a oscuras salvo él, que daba la impresión de desprender una tenue luz por si mismo. Miré mi temblorosa mano y descubrí que aún sostenía la cinta de cassette, que temblaba al mismo ritmo que el resto de mi cuerpo. Con un largo paso tituveante me situé frente al él, introduje la cinta y el chasquido que produjo me recordó inmediatamente al sonido de un hueso al romperse. No tuve demasiado tiempo de pensar en esa extraña asociación ya que al apretar el botón de “play” otro sonido de huesos aplastándose acudió a mi cerebro. -¿Qué me sucede, por qué esos extraños pensamientos pasan por mi mente?-, me pregunté. Aunque rápidamente deje de pensar en ello para atender única y exclusivamente al sonido procedente del magnetofón.

 

Primero el ruido de mis pasos alejándose y después, nada. Un silencio tal que incluso podía oírse. Poco a poco fue desapareciendo para transformarse en un sonido similar al que provoca la lluvia fina y abundante cuando cae sobre los tejados de uralita. Pero ni ese día llovía, ni el tejado de la fábrica abandonada era de uralita.

Empecé a recordar. El día que me decidí, era uno de los muchos que pasaba por delante del viejo taller. Siempre llevaba el magnetofón encima pero nunca me atrevía a entrar, salvo aquella vez. La puerta estaba rota por lo que entre sin ninguna dificultad, pero sí con algunos temores en mi interior, ya que no sabía que podía encontrarme dentro. Recuerdo la pequeña sala de personal, el mostrador destrozado, el largo y estrecho pasillo...

La lluvia aumentó de caudal, lo que me distrajo y aparto mis ojos de la nada para posarlos sobre ella. -Ese día no llovía, debe ser otro sonido pero, ¿cuál?-, pensé.

Al final del pasillo había dos puertas y detrás de una de ellas, unas escaleras que bajaban a un lugar húmedo y oscuro. Decidí bajar por ellas hasta que la tenue luz que me había acompañado hasta el momento dejo de hacerlo. Encendí mi linterna y continué bajando hasta que llegue a una habitación que debió ser una bodega años atrás. Todo sobre Golf

El sonido fue decreciendo poco a poco hasta convertirse en un susurro lejano.

En mi mente empezaron a dibujarse todos los detalles concernientes a la amplia bodega. Era completamente cuadrada, sin ventanas ni puertas y con un techo realmente alto. No había mucho más que ver, salvo las destartaladas estanterías que aun se sostenían como por arte de magia. Enseguida supe que ese era el lugar adecuado para colocar el magnetofón. Lo deposité en el suelo, justo en el centro de la bodega, me agaché para activar el “Rec” y la casualidad quiso que la linterna quedara apuntando a un agujero de un metro de diámetro que había en la pared.

El misterioso sonido similar a la lluvia aumentó. Tanto cambio en lo que había registrado me inquietaba a la vez que me desconcertaba el no alcanzar a entender de qué se podía tratar. Lo único que me podía aclarar el dilema era continuar recordando.

Deje el magnetofón, todavía sin comenzar a gravar, ahí, en el centro de la bodega, y me acerqué al agujero. Metí la mano con la que sostenía la linterna y observe que era muy profundo, tanto que no veía el final y tendía a dirigirse hacía abajo. Decidí no introducirme en él ya que no tenía ni ganas ni valor para hacerlo y volví de nuevo hacía el magnetofón.

En ese momento, una fuerza superior a la casualidad, algo más sorprendente y extraordinario que la coincidencia, actuó. La sangre se me helo y una sensación de frío intenso procedente de mi interior traspaso todos mis órganos, cuando la lluvia dejo de sonar en el acto y de las entrañas del diminuto altavoz una voz entrecortada, suave y silbante dijo:

-Si, ahí es donde escondieron mi cadáver.

El Autor de este relato fué Eddy Howell , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=549 (ahora offline)

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Ahí estaba el magnetofón mirándome fijamente, llamándome, y a pesar de que mi corazón me pedía que me alejase, la curiosidad que despertaba en mí el vie

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2025-01-09

 

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