... Esta historia esta dedicada a las personas que me han inspirado...
... A Gaspar por recordarme el poder de la amistad compartiéndolo todo...
... A mis Padres, Hijos y demás familiares por su apoyo incondicional...
... A Geraldine y a Ensi por animarme a seguir escribiendo...
... A Celso y a Macana por ser mis hermanitos Palmeros...
... Y a todos aquellos que disfrutan de mis relatos...
... Gracias a Todos...
... Una lejana música sonaba envolviendo el bosque. La noche era calida y mi espíritu se sentía libre. Mi amigo desbordaba actividad. Era imparable. Yo admiraba esa energía que él poseía. Muchas veces me estresaba su conducta, pero lo respetaba por que era mi amigo, y sabía que a él, le pasaba lo mismo conmigo. Eso es lo maravilloso del poder de la amistad...
... Él estaba sirviendo la comida a los perros, que la devoraban hambrientos. Debíamos esperar hasta comprobar que los animales estaban satisfechos antes de alimentarnos nosotros con lo que sobrara. A continuación nos sentamos frente al fuego y comenzamos a comer... Me acerqué y le pregunté a mi amigo:
-SI TUVIERAS QUE ELEGIR TU NOMBRE... ¿CUAL SERÍA?-El me miró y meditó durante unos segundos. Posteriormente, sonriendo irónicamente, me respondió:
-¡ANACLETON!-Ese fue su bautismo instantáneo para esta historia...
... Presiento que no estoy en condiciones de ser el narrador de nuestras aventuras. Esta vez, me voy a tragar mi espíritu de protagonismo y voy a conformarme con ser, únicamente, uno de los personajes. Por que creo, que voy a estar muy ocupado en esta historia... ¡No puedo hacerlo todo yo...!
... Así que, antes de despedirme, elegiré también un nombre...
-¡MACARÍAS!-Exclamó sonriendo el compañero de Anacleton, respirando aliviado por librarse del duro trabajo de tener que explicar al lector todo lo que acontece en esta historia. Ahora tendré que hacerlo yo... ¡Soy el narrador!
CAPITULO 1º
EL TRANCE
...Yo afortunadamente, como solo soy el narrador, no tendré que ponerme ningún nombre ridículo... Así que también respiraré aliviado...
... ¡Bueno... Sigamos!... ¡Ya esta bien de tonterías!...
... Hace muchos cientos de años. En un lejano país, donde los Dioses caminaban junto a los hombres y luchaban en las mismas batallas. Temidos dragones y monstruos diabólicos moraban en las cavernas de los bosques. Y salvajes guerreros recorrían los valles asaltando los poblados. Robando, asesinando, violando y torturando a sus habitantes...
... En aquel mundo, de aparente anarquía, habían nacido nuestros protagonistas... Anacleton y Macarías... Eran dos almas en busca de un sueño. Luchando por sus ideales. Independientes y solitarios. Sus caminos se habían cruzado casualmente, por antojo de un destino juguetón... La vida es así de imprevisible... Nunca sabemos lo que ocurrirá, eso es lo que la hace tan apasionante... Siempre he creído que... ¡Ay!, ¡Lo siento!...Casi me olvido de que yo, solo soy el narrador... ¡Perdón!... ¡Sigamos!...
... Anacleton era más romántico que su amigo. Estaba lleno de desbordante creatividad. Siempre planeando nuevos e idealizados proyectos. Contagiando seguridad. Creciéndose con los desafíos.
... Macarías era inconsciente e intuitivo. A pesar de ser Irreflexivo, impulsivo e inconstante, en ocasiones se volvía testarudo, cerebral, frío y calculador, pero compartía con su amigo la pasión por la vida y el amor.
... Ambos eran aventureros y luchadores. Guerreros que servían al país de los sueños. Ondeando la bandera de sus ideales. Honrando la monarquía de sus principios. Entregándolo todo, día a día, como si fuera el último. Eran hombres valientes, curtidos por la guerra y la lucha contra los elementos. Corpulentos. De musculosa anatomía y anchas espaldas. Solo tenían un punto débil: El amor. Era lo que convertía sus existencias en un camino ambiguo y desconcertante.
... En ese campo de batalla era donde sus estrategias perdían efectividad. La seguridad en si mismos se tambaleaba cada vez que se enamoraban. Distrayendo sus mentes en el combate. Poniendo en peligro sus vidas y ocasionándoles, más de una vez, terribles lesiones...
... La baza de nuestros protagonistas era la protección que recibían de su Dios de la guerra. Una singular divinidad a la que sus fervientes devotos adoraban bajo el nombre de Uku. A él, consagraban sus intrépidas hazañas y victorias. Les daba poder en el campo de batalla y atemorizaba a sus adversarios, convirtiéndolos en presas fáciles para nuestros héroes.
... El fuego de una hoguera iluminaba el improvisado campamento, en el que Macarías y Anacleton pasaban la noche. Los perros dormían junto a los caballos, que se encontraban amarrados al tronco de un arbusto. Mordisqueando sus ramas. En el poblado más cercano una alegre música ambientaba la noche. Estaban celebrando su victoria contra los últimos asaltantes que los habían atacado. Honraban a dos guerreros desconocidos que los habían salvado de morir masacrados. La noche era tranquila y el cielo permanecía despejado mostrando infinidad de estrellas. De cuando en cuando alguna caía. Siendo observada con gran interés por nuestros protagonistas, que las señalaban y hablaban sobre ellas:
-LOS DIOSES ESTÁN ESCUPIENDO-Mencionó Anacleton, señalando una de aquellas estrellas fugases...
-¡ES UNA SEÑAL!, ¡MAÑANA DEBEMOS ENCAMINARNOS HACIA DONDE NOS SEÑALAN LAS LUCES DE LA NOCHE!-Informó Macarías, señalando hacia el oeste, donde desaparecían de su vista las estrellas que caían...
-PODÍAMOS HABERNOS QUEDADO EN LA FIESTA... ERA EN NUESTRO HONOR... HABÍA MUCHAS MUJERES... Y TODAS AGRADECIDAS-Lamentó Anacleton, que escuchaba embelezado el sonido que provenía del poblado. Música, cantos y risas...
-¡HERMANO, MAÑANA NOS ESPERA UN LARGO Y DURO CAMINO!... ASÍ QUE VAMOS A INTENTAR DORMIR!-Le recomendó Macarías a su compañero, mientras se acomodaba en el suelo, próximo al fuego.
... Anacleton, se recostó también en el suelo, sobre la hierva, apoyando su cabeza en una piedra y perdiendo su mirada en dirección al poblado. Allí había conocido a una bella doncella. Una joven, que le hechizaba, borrando de su mente cualquier otro pensamiento. Se replanteó la idea de esperar a que su amigo se durmiera y volver a la fiesta para encontrarse con ella. Solo tendría que estar de vuelta antes del amanecer. Pero luego decidió no hacerlo. La ultima vez, su compañero lo había descubierto y todavía no se lo había perdonado.
... Ambos se envolvieron en enormes pieles, posiblemente extraídas a diabólicas bestias mitológicas, e invocaron a los espíritus de sus muertos, para que protegieran sus almas durante el sueño. Luego se dejaron poseer por la oscuridad cerrando los ojos. Protegidos por sus cuatro perros. Feroces canes capaces de hacerle frente a un dragón. Eran de una raza autóctona de aquel país. Los nativos los llamaban Trix.
... Aquellos animales estaban perfectamente entrenados para la guerra. Más que perros, aquellas fieras, parecían osos. No solo por su pelaje, si también por su corpulencia y agresividad. Cumplían una gran función en el campo de batalla. Cubriendo las espaldas a sus dueños y derribando a los jinetes enemigos. Por ello gozaban de atenciones especiales, para premiar su gran utilidad. Un guerrero podía pasar hambre, pero nunca permitía que la pasara su Trix. Siempre los perros comían antes que sus amos...
... Nuestros héroes se durmieron. Entrando simultáneamente en transe. El espíritu del bosque los sumió en una visión común a ambos. Alertándolos: Un enemigo muy peligroso los aguardaba en el camino. Era una fuerza invisible, desconocida, contra la cual, de nada servían sus rudimentarias armas. Despertaron sobresaltados. Mirando a su alrededor. Olfateando el aire igual que los Trix. Pero los perros parecían tranquilos. Dormían placidamente igual que los caballos.
... En el pueblo continuaba la fiesta. Todo parecía en calma. Se miraron el uno al otro durante varios segundos sin mediar palabra. Luego, pensativos se recostaron nuevamente sobre sus pieles.
... Macarías, desenvainó su espada y cerró los ojos aferrándose a ella. Adoptando una postura que le permitiera defenderse en caso de necesidad.
... Anacleton, extendió su brazo derecho sujetando con fuerza su enorme hacha de doble filo. Cerró los ojos y siguió pensando en la preciosa doncella.
... Al poco tiempo quedaron dormidos. Estaban extenuados por su batalla del poblado. Habían luchado durante horas. Defendiendo a todas aquellas personas, que estaban desprotegidas ante el ataque de más de una veintena de vándalos sanguinarios.
CAPITULO 2º
EL TEMIBLE ÁTON
... Amanecía. Anacleton despertó antes que su compañero y comenzó a colocarse su pesada armadura. Era una protección para su pecho y espalda. Más de una vez lo había salvado de la muerte.
... Después se acercó para acariciar a los Trix, que movían sus colas. Mostraban estar dispuestos para partir. Ansiosos de aventura...
... Macarías comenzaba a levantarse en el momento en que oyeron unos gritos aterradores. Los perros comenzaron a gruñir y los caballos relinchaban asustados...
-¡PROVIENEN DEL OESTE!-Exclamó Macarías, enfundando su gran espada y aproximándose a los caballos.
-¡ES DONDE LOS DIOSES ESCUPÍAN LUCES ANOCHE!-Añadió Anacleton, montando a pelo en su caballo y adelantándose en dicha dirección...
... Macarías montó también al lomo de su animal y se encaminaron hacia el lugar del que provenían aquellos desgarradores chillidos. Los Trix corrían delante de los caballos. Indicando el camino a seguir. Tardaron como media hora antes de descubrir el origen de los aterradores gritos...
... Llegaron a un pequeño claro del bosque. Trozos de carne humana y sangre se esparcían por el suelo y los árboles. Al menos una docena de cuerpos totalmente mutilados, descuartizados y despellejados, adornaban todo el paraje. Desprendiendo el nauseabundo perfume de los campos de batalla. Olor a muerte.
-¡POR UKU!, ¿QUE HA PASADO AQUÍ?-Preguntó impresionado Anacleton, desmontando del caballo y recorriendo el lugar a pie. Buscando algún superviviente.
-¡PARECE OBRA DE UN DRAGÓN!, ¡ANOCHE TUVE UN SUEÑO MUY EXTRAÑO!-Exclamo Macarías, agachándose para examinar las huellas del suelo y bajando el tono de su voz.
-¡YO TAMBIÉN TUVE UN EXTRAÑO SUEÑO ANOCHE!, ¡MIRA, HERMANO!, ¡TODA ÉSTA GENTE VENÍA POR ESE SENDERO DE ALLÍ!-Dijo Anacleton, señalando un camino que se perdía entre los árboles, desembocando en el valle que comunicaba con el poblado vecino.
-¡CREO QUE HE DESCUBIERTO ALGO!, ¡HAY PASOS QUE SE ALEJAN HACIA AQUELLOS MATORRALES!-Informó Macarías a su compañero, levantándose y desenvainando su espada, mientras, seguía sigilosamente el rastro de las huellas que se adentraban entre la maleza. Portaba su espada en guardia y apartaba la vegetación con los pies. De pronto sintió algo moverse frente a él. Hizo rotar varias veces su espada en el aire y después se lanzó, con su violento ataque frontal. Parecía una enorme cortadora de césped. Trozos de ramas volaban por todas partes, acompañadas por su grito de guerra...
-¡TOUUUUUUUUU!-Gritaba salvajemente Macarías, avanzando entre la maleza, batiendo su espada con fuerza, de derecha a izquierda.
... Si aquella niña no se hubiera agachado, le corta la cabeza. Casi tala el grueso árbol que estaba detrás de ella con el impacto de la hoja afilada de su espada...
... Una pequeña, de unos doce años, lo miraba aterrada. Mientras, el árbol aún se tambaleaba dejando caer sus hojas. La pequeña estaba con los vestidos rasgados y completamente manchada de sangre. Su cuerpo lucía arañazos y magulladuras pero no parecían de gravedad. Anacleton se acercó a tranquilizar a la niña que, temblorosa, miraba a Macarías fijamente.
-¡HOLA!, ¡NO TEMAS!, ¡NO TE HAREMOS DAÑO!-Le garantizaba a la niña, tendiéndole su mano para ayudarla a levantarse y mirando a su amigo diciendo:
-¡BAJA ESA ESPADA, ANIMAL!, ¿NO VES QUE LA ESTAS ASUSTANDO?, ¡SALVAJE!-Le reprochaba Anacleton a Macarías, que aún tenía la expresión de asesino. La que solía poner cuando combatía.
-¿CUAL ES TU NOMBRE, PRECIOSA?-Preguntó Anacleton a la niña, arrodillándose junto a ella.
-¡KYAT!-Confesó tímidamente la pequeña, dejando que el hombre le apartara un mechón de pelo que le tapaba parcialmente la cara.
-¡YO SOY ANACLETON!, ¡TIENES UN NOMBRE MUY BONITO... NO COMO EL DE MI AMIGO MACARÍAS Ó EL MÍO!, ¡VEN CON NOSOTROS TE PROTEGEREMOS!-Le prometió a la pequeña, que esbozó una discreta sonrisa al escuchar los horrorosos nombres de los dos guerreros desconocidos. La pequeña se dejó coger en los brazos de Anacleton, que la portó hasta su caballo y le pidió que se agarrara con fuerza.
... Los Trix estaban muy inquietos, parecían asustados. No era normal en aquellos perros mostrar miedo. Pero ahora aparentaban tenerlo...
-¿QUE VAS HA HACER CON ESA MOCOSA?, ¡NO PODEMOS LLEVARLA CON NOSOTROS... NO ES SEGURO!, ¡DÉJALA AQUÍ!, ¡ LUEGO VOLVEREMOS A POR ELLA!-Le sugirió Macarías a su compañero, sujetando el caballo de Anacleton y deteniéndolo.
-¡NO PODEMOS DEJARLA SOLA!, ¡YO ME ENCARGO DE ELLA!, ¡CONTINUEMOS!-Respondió él, mirando a su amigo con asombro por la frialdad que mostraba con la niña.
-¡TU SABRÁS LO QUE HACES!, ¡NUNCA CAMBIARAS!, ¡VIEJAS O NIÑAS DA IGUAL... LAS MUJERES CON LAS QUE TE JUNTAS SIEMPRE ACABAN DÁNDONOS PROBLEMAS!-Se quejaba Macarías, montando a su caballo y adelantándose malhumorado, ante la indiferencia de su amigo.
... En el momento en que tomaban el sendero, la niña grito, interrumpiendo su silencio bruscamente :
-¡NO!, ¡POR AHÍ, NO!, ¡ÁTON NOS MATARA!-Chillaba la pequeña, señalando con su pequeño dedo el sendero que conducía a su poblado.
-¿ÁTON?-Preguntaron al unísono los dos guerreros, girándose para mirar a la niña.
-¡EL MATÓ A MIS PADRES!, ¡MATÓ A TODA LA GENTE!-Gritaba la niña llorando e intentando apearse del caballo.
-¡YA TE DIJE QUE ERA MEJOR DEJARLA AQUÍ¡-Exclamó Macarías, sujetando a Kyat antes de que se cayera del caballo.
... Anacleton medito durante unos segundos para acabar reafirmándose en su voluntad de llevar a la niña, pero esta vez uso la astucia :
-¿VIENES CON NOSOTROS O TE QUEDAS SOLA AQUÍ ?-Le expuso a la niña, mostrando indiferencia por la decisión que tomara de ella.
-¡VOY!-Aceptó Kyat resignada. No quería quedarse sola otra vez. Tenía mucho miedo.
... Anacleton, montó en su caballo junto a la niña. Ella se aferró a la cintura del guerrero, acercando su cara y apoyándola en la fría armadura que le cubría la espalda a su protector.
CAPITULO 3º
EL SANTUARIO
... A los hijos y adoradores de Uku se les conocía como los Ukunianos. Siempre eran grandes guerreros o mercenarios. Expertos en el arte de la guerra y el dominio de las armas. No temían a la muerte, por que pensaban que ya estaban muertos. Su mayor honra era morir en combate. Cuando un Ukuniano perdía la vida luchando pasaba a formar parte del sequito de Uku. Inmortalizándose y siendo adorado como a un Dios. Los bosques estaban llenos de santuarios construidos sobre los cadáveres de guerreros Ukunianos. Eran lugares sagrados. En ellos, se honraba a todos aquellos héroes fallecidos en combate.
... Los Trix avanzaban lentamente por el sendero. Olfateando el suelo y el aire. Seguidos por los dos jinetes, que con precaución se adentraban en la zona más frondosa del bosque.
... Después de varias horas de camino, Macarías, pudo divisar una pequeña construcción entre la maleza. Era un deteriorado templo Uku. Se aproximaron al santuario y desmontaron. Algún guerrero había muerto luchando en aquel lugar. Ellos, como Ukunianos, debían honrarlo como a un hermano.
... Macarías amarró su caballo a la rama de un arbusto y entró en el templo. Agachó la cabeza, en señal de respeto, y permaneció estático frente a un pequeño pedestal. Allí se hallaban las pertenencias del guerrero fallecido.
... Anacleton descendió a Kyat del caballo y la mantuvo en sus brazos, entrando en el templo. Luego, ambos se arrodillaron en el santuario e invocaron a Uku. Ofreciéndole sus almas a cambio de la victoria. Anacleton, que permanecía con la niña en sus brazos, pidió también protección para la pequeña Kyat. Permanecieron en silencio durante algunos minutos, en señal de respeto por el guerrero fallecido.
... La niña observaba con curiosidad, nunca había entrado en uno de aquellos santuarios. Solo los guerreros podían pisar aquel suelo sagrado. Los Trix aguardaban en el exterior, en silencio, junto a los caballos. El sol se encontraba sobre ellos. Era el medio día...
... Los guerreros salieron del templo en silencio, y una vez fuera, Macarías reprochó a su compañero:
-¿COMO SE TE OCURRE ENTRAR CON LA NIÑA EN EL SANTUARIO?, ¡SOLO LOS GUERREROS PUEDEN PISAR EL SUELO SAGRADO DE UKU!-Exclamó bastante enojado, mirando a Anacleton que aún permanecía con la niña en brazos. Él, mostrando una gran tranquilidad, deposito con suavidad a la niña en el suelo y respondió a su irritado amigo:
-¡KYAT NO HA PISADO EL SUELO, IDIOTA!-Aclaró con serenidad, dándole la espalda a Macarías y preguntando a la niña:
-¿TIENES HAMBRE?-Interrogó a la pequeña, que le respondió afirmativamente, asintiendo con su cabeza tímidamente.
¡ESTA BIEN!, ¡YO ME ENCARGARE DE LA COMIDA!, ¡VOY A CAZAR CON LOS TRIX!, ¡TU QUÉDATE AQUÍ CON LA MOCOSA!-Exclamó Macarías de muy mal humor, llamando a los perros y alejándose en la dirección por la que habían venido.
... Anacleton percibió que la niña le tenia un poco de temor a Macarías. El sabia que su amigo era un poco bruto en ocasiones...Pero era buena persona y su mejor amigo. Así que acariciando la cabeza de Kyat le dijo:
-¡NO LE HAGAS MUCHO CASO A MACARÍAS... YO SÉ QUE TU LE GUSTAS...PERO ÉL ES ASÍ!, ¡ES UN ANIMAL!-Le explicó a la niña, que ahora sonreía. Viendo alejarse al guerrero junto a los Trix, como si fuera otro perro más. Kyat cogió la enorme mano del hombre y la acercó hasta su cara. Pegándola a su mejilla. Él sintió una gran ternura. Le estaba cogiendo cariño rápidamente a la niña.
... Macarías sabía que su compañero y la niña estarían seguros en el templo. Ningún hombre, por sanguinario que fuera, osaba combatir en terreno sagrado. Una terrible maldición de Uku caería sobre quien no respetara esa ley.
... Fue colocando pequeños cepos, mientras se adentraba entre la tupida vegetación del salvaje bosque. Después de recorrer varias leguas, emprendió el camino de vuelta al santuario. Revisando a su paso todas las trampas que previamente había colocado. Tuvo suerte. Algunos pequeños animales eran retenidos por ellas. Los sacrificó retorciéndoles el cuello y acudió a reencontrarse con su amigo en el templo. Portando casi una docena de pequeños roedores, parecidos a los conejos, y que ellos conocían por el nombre de Levros. Su carne, ligeramente cocinada, era muy suave y de un sabor exquisito.
... Mientras en el santuario. Kyat estaba envuelta en las mullidas pieles de Anacleton. Miraba como el guerrero encendía un fuego frotando unos trozos de ramas secas. A los pocos minutos, nació una pequeña llama que él alimentó soplando. La cubrió con un puñado de hierva seca, que instantáneamente ardió, y luego añadió troncos y ramas.
... Los Trix se adelantaron a Macarías. Haciendo su aparición en el exterior del santuario. Saludando alegremente a Anacleton y a Kyat, que les tenía mucho respeto. Al minuto llego el guerrero con la comida...
-¡COMEREMOS LEVROS!-Exclamó, soltando las presas junto al fuego y sentándose encima de una piedra ovalada.
... Anacleton sacó su cuchillo y comenzó a preparar la comida para los perros. Troceando algunos de aquellos pequeños roedores. Luego se los echo a los Perros. Volvió junto al fuego y colocó sobre las brazas el resto de los Levros. Pocos minutos después los tres se alimentaban. Deleitándose con la exquisita comida.
CAPITULO 4º
LA ANSIEDAD DEL DESAFÍO
... Caía la tarde. Ya no tendrían tiempo de llegar al poblado de la niña antes de que oscureciera. Decidieron pasar la noche allí y continuar al amanecer. Así podrían descasar amparados por su Dios de la guerra y prepararse para su enfrentamiento con Áton. El desconocido adversario que había asesinado a todas aquellas personas.
... Kyat comenzaba a recostarse sobre las piernas de Anacleton llevada por el cansancio y el sueño. Los animales mostraban tranquilidad al igual que el bosque. Llegaba la noche. Extendieron las pieles y se acomodaron para dormir.
... La ansiedad crecía por el inminente desafío que se les avecinaba. Kyat dormía cómodamente acurrucada a su protector. Los Trix y los caballos también parecían descansar placidamente. La luna llena permitía entrever pobremente las paredes del santuario. Los troncos de los árboles circundantes eran solo sombras negras. La espesa vegetación apenas dejaba ver el cielo.
... Los dos guerreros no lograban conciliar el sueño. La inminente lucha con aquel enemigo desconocido y terrorífico, perturbaba sus mentes. Impidiéndoles dormir en paz. Los espíritus los alertaban del riesgo. Ellos podían escuchar sus susurros.
... Pero también sintieron la presencia de Uku bendiciendo sus armas. Dándoles más poder para la batalla. Y vieron el alma del guerrero muerto haciendo guardia. Vigilando el campamento. Entonces se despreocuparon y se dejaron vencer por el cansancio. Durmiendo profundamente hasta el amanecer.
... Ahora, es cuando Yo tendría que comenzar a explicar lo que ocurre al amanecer. Pero después de conocer el titulo del siguiente capitulo. Creo que no lo haré. Llegados a esta parte de la historia , Yo como narrador, dimito. No pienso correr riesgos innecesarios. ¡Que siga Macarías si quiere!, ¡Yo me voy!, ¡Adiós!...
CAPITULO 5º
ALGUIEN DEBE MORIR
-¡MALDITO COBARDE!, ¡VUELVE AQUÍ!, ¡NO TE VAYAS!-Le grité al narrador. Si fuera un personaje más de esta historia le daría una buena paliza y lo amarraría a mi caballo, pensé...
-¡DÉJALO EN PAZ MACARÍAS!, ¡DESPUÉS DE TODO... NOS HA DURADO MÁS QUE LOS ANTERIORES!-Me decía Anacleton, intentando tranquilizarme. Aparatos de masajes
-PERO ES QUE ESTE DESGRACIADO SE NOS LARGA PRECISAMENTE AHORA QUE EMPIEZAN LOS PROBLEMAS-Le expliqué a mi amigo, que parecía aceptarlo mejor que yo... Y añadí:
-¡CLARO, COMO TU NO TIENES QUE NARRAR!-Le reproché, mientras él se reía de mi junto con Kyat... Es lo único que me faltaba... Que encima aquella mocosa andrajosa se riera de mi...
-¡TOUUUUUUUUU!-Grite, al tiempo que desenvainaba mi espada y daba un salvaje tajo al tronco de un arbusto. Cortándolo como si fuera una delicada rama.
... Solo es una terapia, me ayuda a relajarme... ¡No se asusten!...
-SIEMPRE HACE LO MISMO CUANDO SE ENFADA-Le susurraba Anacleton a la niña, que poco a poco me perdía el miedo y hasta el respeto...
-¡TENEMOS QUE IRNOS!... DEBEMOS LLEGAR AL POBLADO ANTES DEL MEDIO DÍA-Impuse a mis aparentemente despreocupados acompañantes, que mostraban gran complicidad. Mirándome y riéndose de mi malhumor.
... Montamos a lomos de nuestros caballos y emprendimos el camino. Los Trix se adelantaban olfateando y explorando. Anacleton me seguía. Debía cubrir la retaguardia, pero en vez de eso hablaba y bromeaba con Kyat. Le relataba amenamente algunas de nuestras aventuras. La niña lo escuchaba apasionada. Se mostraba segura y feliz con él.
... Comenzaba a estresarme. Su relación con la niña se solidificaba. Estaba más pendiente de ella que de cubrirme la espalda. Siempre que el sexo femenino se cruzaba en nuestro camino, Anacleton perdía la concentración en la lucha. Por eso yo no era partidario de llevar a la niña. Ahora, en vez de un fiero guerrero parecía un padre de familia.
... La niña soltó una espontánea risa, provocada por las historias de mi amigo. Cortando el silencio del bosque y delatando nuestra posición...
-¡ME AVERGÜENZAS!, ¡SOMOS UKUNIANOS... NO CAMPESINOS!, ¡NUESTRAS VIDAS ESTÁN EN PELIGRO Y TU COTILLEANDO CON ESA MOCOSA!-Le recordé al inconsciente de mi compañero, que repentinamente pareció recordar donde estábamos.
-¡LO SIENTO HERMANO!-Se excusó Anacleton con gesto de arrepentimiento, adoptando una postura de guerrero más convincente... Comportándose como alguien digno de Uku...
... La niña pareció entender también la seriedad del momento y borro la sonrisa de su rostro...
... Nos aproximábamos al valle que comunicaba con el poblado. Nuestro olfato se vio invadido nuevamente por el olor a campo de batalla. Encontramos más cadáveres. Pero esta vez no desmontamos, llevábamos prisa. Era la misma escena que se repetía. Sangre y vísceras. Cuerpos irreconocibles, mutilados cruelmente, salvajemente despedazados. No conocíamos a ningún ser, ni animal, ni hombre, capaz de realizar aquellas acciones.
-¡SOLO UN DIABÓLICO Y PERVERSO DIOS PODRÍA HACER ESTO!-Dijo Anacleton, recorriendo con la mirada aquel siniestro escenario.
-¡ÁTON!-Exclamó la pequeña Kyat, aferrándose a la cintura de mi amigo.
... Áton era el causante de todo aquel dolor. La curiosidad me devoraba.
-¿QUIEN ES ÁTON?, ¿COMO ES?, ¿LO HAS VISTO?-Bombardeé con preguntas a la niña, mientras ella atemorizada movía la cabeza negando.
-¡NADIE LO PUEDE VER NI OÍR... PERO LO SIENTES CUANDO ESTA FRENTE A TI!, ¡APARECE CUANDO TIENE HAMBRE DE SANGRE Y DESTRUYE TODA VIDA A SU PASO!-Nos informó Kyat, dejando caer algunas lagrimas por sus mejillas, mientras compartía aterrada su conocimiento sobre aquel malvado ser. Añadiendo luego:
-¡TU LO SENTISTE¡, ¿VERDAD?-Me preguntó la niña, convencida de tener razón.
-¿YO?, ¿CUANDO?-Le pregunté intrigado a aquella mocosa, que me estaba desconcertando.
-CUANDO CASI ME CORTAS LA CABEZA... ÁTON ESTABA FRENTE A MI. YO LO SENTÍA ALLÍ OBSERVÁNDOME... ENTONCES APARECISTE TU GRITANDO... DESTROZANDO LA VEGETACIÓN CON TU ESPADA... Y ÉL DESAPARECIÓ... YO PENSÉ QUE TU LO PODÍAS VER-Me confesó Kyat , dejándome sorprendido, ante la idea de haber tenido a mi enemigo frente a frente sin saberlo. La presencia que yo había sentido era realmente la de Áton y no la de la niña...
... Un escalofrió común nos poseyó en aquel momento. Tal vez él estuviera ahora mismo allí observándonos. Pendiente de todos nuestros movimientos...
-¡POR UKU... SI ALGUIEN DEBE MORIR... QUE SEA ÁTON...!-Exclamó Anacleton, agarrando su hacha y alzándola.
-¡CONTINUEMOS AL GALOPE HASTA EL POBLADO!-Recomendé a mi amigo, al tiempo que golpeaba a mi caballo para que acelerará el paso.
-¡TOUUUUUUUUU!-Gritamos simultáneamente, alejándonos del bosque y atravesando el valle para llegar al poblado de Kyat.
CAPITULO 6º
EL NIDO DE LA BESTIA
... El poblado se encontraba destrozado. Las cabañas estaban derruidas. Multitud de cadáveres se esparcían por todo el lugar. Desmontamos y continuamos a pie. Kyat permanecía a lomos del caballo de Anacleton. Los Trix se desplegaban olfateando los alrededores.
... La sangre tintaba todo el lugar: El suelo, las fachadas de las cabañas, los arbustos. Manaba por todas partes...
... Se mezclaba con la tierra, formando charcos de barro en los que se apilaban centenares de moscas. El espectáculo era dantesco. Animales y aves carroñeras se daban un gran festín. Era como si una gran maquina de triturar carne hubiera pasado por allí.
... Yo revisaba una por una todas aquellas construcciones. Buscando a alguien con vida. Parecía que la niña era la única superviviente. El resto de la gente estaba completamente descuartizada.
... De los ojos de Kyat, comenzaron a brotar las lagrimas cuando pasamos cerca de su casa...
... Parecía que aquel diabólico ser había visitado el poblado mientras todos dormían. Sorprendiendo a sus habitantes en mitad de la noche. Algunas personas habían tenido tiempo de adentrarse en el bosque antes de ser asesinadas. Entre ellas estaba la familia de la niña. Habían huido intentando escapar de Áton, pero aquel maldito ser sanguinario los había alcanzado en el lugar donde encontramos a la pequeña.
-¡ESE MAL NACIDO TIENE QUE MORAR EN ALGÚN SITIO!-Exclamó Anacleton mirando los restos de lo que parecía un bebe.
-¡TIENES RAZÓN HERMANO!, ¡SEGURO QUE SU GUARIDA DEBE DE ESTAR CERCA!-Añadí Yo, montando nuevamente y llamando a los Trix para que me siguieran.
-¡LOS ANCIANOS CONTABAN, QUE ÁTON MORABA EN LO ALTO DE AQUELLA MONTAÑA... EN UNA ENORME GRUTA!, ¡MUCHOS GUERREROS DE MI PUEBLO FUERON EN SU BUSCA PERO NINGUNO REGRESÓ JAMÁS!-Recordó Kyat repentinamente, compartiendo la información con sus dos protectores y señalando hacia una montaña próxima.
... Los dos alzamos la vista hacia la cima de aquella montaña. Nos miramos el uno al otro mostrando complicidad, e instantáneamente comenzamos a galopar hacia ella. El sol se hallaba sobre nosotros marcando el comienzo de la tarde. Nos llevaría medio día de camino llegar hasta allí. Debíamos darnos prisa o nos sorprendería la noche.
... Estábamos hambrientos y nuestros estómagos nos recordaban insistentemente nuestra necesidad de alimentarnos. Kyat estaba más afectada que nosotros por la fatiga y exclamó:
-¡TENGO MUCHA HAMBRE!, ¡NO HEMOS COMIDO NADA DESDE LOS LEVROS DE AYER!-Le dijo la niña a Anacleton, dándole unos suaves golpes en su hombro derecho.
-¡LA CRÍA TIENE RAZÓN MACARÍAS!, ¡DEBERÍAMOS COMER ALGO!, ¡LOS TRIX TAMPOCO HAN COMIDO NADA HOY!-Me recordó mi amigo, adelantándose con su caballo hasta ponerse cabalgando a mi lado.
... Medité durante algunos segundos. Mi amigo tenía razón. No podíamos continuar sin alimentarnos. Cuando llegáramos a la guarida de la bestia tampoco podríamos hacerlo. Seria más conveniente comer ahora, pensé.
-¡DE ACUERDO!, ¡PERO HOY CAZARAS TU ANACLETON!, ¡Y PRIMERO BUSQUEMOS UN LUGAR PARA ACAMPAR¡-Accedí poniendo mis condiciones, a las que no encontré objeciones por parte de mis hambrientos acompañantes.
... Avanzamos algunos minutos más, buscando un lugar adecuado para poder acampar y pasar la noche. Descubrimos una caverna formada en una de las paredes verticales de la montaña. Desmonté y me introduje con los Trix dentro de la cueva para investigarla. Parecía deshabitada. Algunos murciélagos revoloteaban sobre mi cabeza al avanzar por su interior. Era lo bastante amplia como para poder dormir todos dentro de ella, incluidos los caballos y los perros.
... Volví al exterior, para avisar a mi amigo y a la niña de que el lugar era seguro. Anacleton desmontó. Ayudo a Kyat a descender del caballo y sujetándola de la mano se introdujo en la caverna con ella y con los caballos.
... Yo estaba recogiendo madera seca para encender un fuego, cuando mi compañero se despidió de mi. Partiendo con la niña y los perros a por comida.
-¡VAMOS KYAT... TE ENSEÑARE A CAZAR!-Le decía Anacleton a la niña, mientras se alejaban montaña abajo, conducidos por los Trix que se adelantaban guiándolos.
... Pasaron algunos minutos. Yo acababa de encender el fuego y la madera comenzaba a crujir ardiendo lentamente.
... De pronto mi caballo se asustó. Relinchando y levantando sus patas anteriores. Una nube negra de murciélagos pasó rápidamente sobre mi cabeza abandonando la caverna. Sentí una escalofriante presencia frente a mi. Repentinamente mi caballo me abandonó, saliendo al galope de la cueva para esperarme fuera.
... Allí, solo se movía mi sombra en las rocosas paredes. Causada por las inquietas llamas de la hoguera, que iluminaba la estancia. Desenvainé mi espada y permanecí en guardia observando con detenimiento cada milímetro de aquel sitio.
... Todavía podía sentir aquella misteriosa presencia frente a mi, pero allí no se veía a nadie...
... Pensé que era un buen lugar para construir un bonito santuario Uku en mi honor. Pero no me apetecía morir todavía...
-¡TOUUUUUUUUU!-Grité y comencé a rotar mi espada en el aire, por encima y debajo de mi cabeza , con fuerza y rabia. Si algo o alguien se me acercará, lo destrozaría con la afilada hoja de mi arma. Avancé hacia el frente, agitando imparablemente mi espada. Sentí resistencia. Como si hubiera rebanado un enorme cuerpo. Pero no pude ver a nadie. Al instante, una fuerza invisible, desconocida y descomunal, me empujó contra la pared de la gruta, golpeándome la cabeza y dejándome inconsciente. Lo último que recuerdo, es que Uku estaba junto a mi....
CAPITULO 7º
LA PRINCESA VIRGEN
-¡HERMANO!, ¿ESTAS BIEN?-Me preguntaba Anacleton, sujetándome por la armadura y sacudiéndome para que reaccionara...
... Los Trix me rodeaban lengüeteando mi cara y el cuello. Estaba tendido en el suelo de la caverna con la espada aún en la mano y me dolía terriblemente la cabeza...
-¡ESTA AQUÍ!-Exclamé incorporándome rápidamente. Recorriendo el lugar con la mirada.
-¡ÁTON ESTA AQUÍ!-Le repetí a mi amigo, que me miraba desconcertado mientras ponía su brazo por encima de Kyat. Intentando darle sensación de seguridad a la atemorizada niña.
... Ninguno abrió la boca. Permanecimos en silencio durante varios minutos. Observando con insistencia y nerviosismo nuestro alrededor. Allí no pasaba nada. Anacleton rompió el silencio preguntando a la pequeña:
-¿QUE MÁS CONTABAN LOS ANCIANOS SOBRE ÁTON?-Interrogó mi amigo, intuyendo que la cría sabia algo más que nosotros desconocíamos...
... La pequeña agacho la cabeza. Aparentaba estar avergonzada. No se atrevía a confesar lo que sabía.
-¡HABLA!-Le grité, acercándome a ella y sujetándole la cabeza para verle la cara.
... Anacleton no soportaba que yo tratara así a la niña. Intentó apartarme de ella, pero cuando lo miré a los ojos leyó mi pensamiento. Al momento reprimió su instinto de protección.
... Entonces Kyat comenzó a narrar la relación de su poblado con el sanguinario Áton...
-DESDE HACE SIEMPRE... NUESTRO PUEBLO ESTUVO VINCULADO AL DIOS ÁTON... NOS PROTEGÍA DE LOS VÁNDALOS, FAVORECÍA LAS COSECHAS Y ASEGURABA LA CONTINUIDAD DE NUESTRA RAZA... A CAMBIO SOLO EXIGÍA EL CUMPLIMIENTO DE SU ÚNICA LEY SAGRADA...
... CADA CIEN AÑOS DEBÍA REALIZARSE UN SACRIFICIO EN SU HONOR... SI NO SE CUMPLÍA SU VOLUNTAD ÉL DESTRUIRÍA A NUESTRO PUEBLO, CONDENÁNDOLO A LA EXTINCIÓN Y ELIMINÁNDOLO PARA SIEMPRE DE LA FAZ DE LA TIERRA-Explicó la niña a los dos guerreros, que la escuchaban con atención. Anacleton llevado por su curiosidad indagó más en el relato...
-LA NOCHE QUE LOS DIOSES ESCUPÍAN LUCES DEBÍA REALIZARSE EL SACRIFICIO... ¿VERDAD?-Preguntó a Kyat, que aparentaba no querer profundizar, pero reconocía que debía informar a sus protectores. Se volvió dándonos la espalda y afirmo:
-¡SI!... AQUELLA NOCHE SE CUMPLÍAN LOS CIEN AÑOS DE LA ÚLTIMA OFRENDA AL DIOS ÁTON... LOS ANCIANOS DEL POBLADO DEBÍAN SUBIR A ESTA MONTAÑA Y ENTREGAR AL DIOS UNA JOVEN PRINCESA VIRGEN... ELLA DEBÍA CONVERTIRSE EN LA ESCLAVA DE ÉL, SIRVIÉNDOLO HASTA MORIR... ÁTON A CAMBIO LIBERARÍA A NUESTRA RAZA DE SU MALDICIÓN CIEN AÑOS MÁS-Dijo la niña mostrando arrepentimiento y vergüenza.
... Yo comenzaba a intuir que aquella mocosa nos ocultaba algo más...Me acerqué nuevamente a ella rodeándola hasta estar frente a frente. Me incliné para estar a su misma altura y le exigí:
-¡ACABA TU HISTORIA!-Le dije mirándola con rabia, mientras ella intentaba esquivar mis ojos...
... A mi compañero le irritaba que yo fuera tan frío con la mocosa...Me apartó y me reprochó mi actitud diciendo:
-¡NO LA TRATES ASÍ!, ¡YA A SUFRIDO BASTANTE!, ¡POR FAVOR KYAT CUÉNTANOS QUE ES LO QUE PASO!-Pidió Anacleton a la niña, después de regañarme. En realidad, Él estaba tan intrigado como Yo...
... La pequeña continuó narrando lo sucedido...
-AQUELLA NOCHE, EL JEFE DEL POBLADO SE NEGÓ A ENTREGAR A SU ÚNICA HIJA EN SACRIFICIO... HUYÓ DEL PUEBLO CON SU FAMILIA, PERSEGUIDO POR ALGUNOS HOMBRES, QUE LE EXIGÍAN QUE ACATASE LA LEY SAGRADA O TODA NUESTRA RAZA MORIRÍA... ÁTON, ENFURECIDO, DEVASTÓ EL POBLADO, MASACRANDO A TODO SER VIVO, Y LUEGO CONTINUÓ A POR EL RESTO DE LAS PERSONAS QUE ESTABAN EN EL BOSQUE, HASTA ANIQUILARLOS A TODOS... CREO QUE SU MALDICIÓN SOLO AFECTA A LOS DE MI RAZA... POR ESO NO MATÓ A MACARÍAS CUANDO PUDO...-Nos explicó la niña, sentándose posteriormente en el suelo y apoyando la cabeza en sus rodillas.
-¿Y LA PRINCESA?-Le pregunté a la mocosa, que tenía la enervante manía de dejar siempre las historias a medias. En ese instante, Anacleton se arrodilló ante la niña, agachando la cabeza y exclamando:
-¡ALTEZA DISCULPAD A MI TOSCO AMIGO!, ¡ESTE GUERRERO, SU ARMA Y SU VIDA, ESTÁN A VUESTRA DISPOSICIÓN!, ¡SOY VUESTRO FIEL SERVIDOR!-Le confesaba a la niña, en postura de adoración, colocando su mano derecha en el pecho. Mostrándole lealtad y aumentando mi cólera.
... Ya sabia yo, que esta niña era conflictiva, pero no pensé que lo fuera tanto. Me dije a mi mismo...
-ASÍ QUE... ¿TODA UNA RAZA HA SIDO EXTERMINADA POR TU CULPA?... ESPERO QUE MERECIERA LA PENA!-Exclamé asombrado, antes de recibir una fuerte patada por parte de mi amigo...
-¿Y QUE SERÁ DE VOS AHORA PRINCESA?-Preguntó Anacleton a la niña, mientras yo me frotaba la pierna dolorida, que él me acababa de golpear...
-ESTOY CONDENADA A LA SOLEDAD DE POR VIDA... MI GENTE, YA NO SE REPRODUCIRÁ JAMÁS... CUANDO YO MUERA DESAPARECERÁ MI ESPECIE...SOY UNA PRINCESA SIN PUEBLO-Hablaba Kyat mientras lloraba desolada...
-¿Y A QUIEN LE INTERESA SER DE UNA RAZA QUE SACRIFICA NIÑAS A SU DIOS?, ¡MÉZCLATE CON OTRA RAZA Y CREA UN NUEVO PUEBLO EN EL QUE NO SE SACRIFIQUE A NADIE!, ¡Y SI QUIERES PROTECCIÓN CONTRÁTANOS!-Le dije a la niña, exponiéndome a recibir otra patada. Pero esta vez ambos me miraron con interés. Parecía que les agradaba mi comentario. Sus ojos me decían: ...¡Tienes razón Macarías!...
-¡CLARO ALTEZA!... ASÍ OS LIBRAREIS DE LA MALDICIÓN DE ÁTON-Dijo mi compañero a la princesa, lleno de alegría...
-NO ME TRATES COMO A UNA PRINCESA... ¡SOY TU AMIGA!-Le suplicó la niña. Acariciando la cara de Anacleton, que adoraba a aquella mocosa como a una Diosa...
... Yo la verdad, estaba bastante indignado. Por culpa del maldito Áton tenia un doloroso chichón en mi cráneo. Así que me preguntaba que sería de ese desgraciado...
-¿Y QUE SERÁ AHORA DE ÁTON?-Le pregunté a mis dos despreocupados acompañantes, que se miraban como adolescentes enamorados...
... Anacleton y Kyat borraron repentinamente la expresión relajada de sus rostros, mostrando instantánea preocupación...
-¡NO LO SÉ!, ¡MI PUEBLO NUNCA HABÍA INCUMPLIDO LA LEY HASTA AHORA!-Confesó la niña con inquietud, mirando a su fiel protector Anacleton...
-¡NO OS PREOCUPÉIS PRINCESA!, ¡YO OS PROTEGERÉ!-Le dijo mi enamoradizo compañero, tomando suavemente sus manos e intentando tranquilizarla.
-¡LO MEJOR SERÁ QUE NOS LARGUEMOS DE AQUÍ AL AMANECER!, ¿QUE TRAJISTE PARA COMER?-Me interesé cambiando de conversación. Estaba hambriento. La ansiedad de los desafíos abría mi apetito.
-¡LO SIENTO, HERMANO!, ¡SOLO PUDIMOS TRAER FRUTOS SILVESTRES!-Me informó Anacleton, mostrando resignación ante el hecho de que no hubiera carne...
-¿Y QUE COMERÁN LOS TRIX?-Interrogué malhumorado y con motivos, recibiendo por respuesta el silencio de mi indiferente compañero.
... Agarré algunos de aquellos frutos y comencé a comerlos, tendido sobre mis pieles junto al fuego. Mi amigo y la niña comían también, mirándose con ternura. Los Trix nos observaban desconsolados. Los pobres animales tenían hambre.
CAPITULO 8º
LA PRINCESA MALDITA
... Aunque ahora supiéramos, que Áton no nos haría daño, yo no me sentía muy tranquilo allí. Mi dolor de cabeza era una justificación evidente para mi inseguridad. Pero me consolaba saber que le había tocado con mi espada...
... Nos encomendamos a Uku e intentamos descansar. Estábamos agotados. No tardamos en quedar dormidos a pesar del hambre, que retorcía mis tripas. Odio alimentarme con comida para Levros. Con razón no le gusta a los Trix, pensé. Yo, como ellos, necesitaba carne...
... Creo que me dormí soñando con comida. Kyat estaba acurrucada junto a mi amigo. Con la cabeza sobre el pecho de Anacleton. Dormía placidamente mientras él le acariciaba el pelo. Es previsible lo que soñarían los dos. El uno con el otro...
... La noche era fría y la caverna húmeda. Desperté antes del amanecer. Mis acompañantes dormían. Los Trix y los caballos también. Pero yo sentía la llamada de Áton. Desafiándome, retándome a comprender...
... Me incorporé y pude sentirlo frente a mi. Allí estaba otra vez observándome. Estaba herido pero no por mi espada...
... Los espíritus me hablaron. Metiendo en mi mente pensamientos como ellos suelen hacer...
... Ahora Áton era un Dios sin sentido. Condenado al olvido y la soledad. Aquel pueblo era su razón de ser y aquella mocosa debía ser su alegría del siglo... Pero fue su perecer y el de su raza. Una raza egoísta y cruel...
... Me daban lastima todos ellos. Y Áton todavía más. Pero pedí a Uku que perdonara mi atrevimiento. Yo no era nadie para juzgar a un Dios. Lo único cierto es que aquella princesa había destruido a su pueblo y a su Dios... Me daba más miedo Kyat que Áton. Mi amigo estaba en peligro...
CAPITULO 9º
EL LLANTO DEL GUERRERO
... El sol iluminaba la entrada de la caverna. Los Trix nos esperaban en el exterior con los caballos, mordisqueando la hierva. Anacleton y Kyat dormían aún.
... Escuché un rugido. Era mi estomago. Necesitaba comer y los Trix también. Decidí ir a buscar algo de comida. Anacleton estaba tan pendiente de aquella mocosa que no era capaz de cazar ni un miserable Levro. Así que me alejé con los Trix y fui colocando algunos cepos.
... Probablemente pasaría más de una hora. Regresé a encontrarme con Anacleton. Cargando media docena de Levros y una cría de jabalí. Los Trix se darían un buen festín hoy, pensaba de camino a la caverna.
... Estaba aproximándome cuando los perros se inquietaron. Comenzaron a olfatear el aire, a gruñir y se alejaron de mi. Adelantándose hacia la cueva. Me embargó un extraño presentimiento. Corrí tras los Trix...
... El inconfundible olor a campo de batalla ambientaba las inmediaciones de la caverna. Nuestros caballos estaban descuartizados en la entrada. desenvainé mi espada y me introduje lentamente, llamando a mi compañero:
-¡ANACLETON!-Grité, entrando en la cueva y deseando escuchar su voz.
... Las paredes, el suelo, el techo, todo chorreaba sangre. Eran los restos de los cuerpos de mi amigo y de la niña. Lagrimas, de rabia y dolor, brotaban de mis ojos, cuando pedí a los espíritus entender. Entonces, se me aparecieron los espíritus de mi amigo y de la niña. Se acercaron a mi, me tocaron en la frente y pude ver lo ocurrido. Áton, los había sorprendido amándose y enfurecido por los celos trasladó la maldición a nuestra raza...
... Sentí nuevamente su presencia frente a mi. Comencé a rotar mi espada con agresividad, gritando con rabia...
-¡TOUUUUUUUUU!-Gritaba, clamando venganza...
... Me abalancé contra la invisible presencia de Áton. Sentí como mi espada lo atravesaba varias veces. Los Trix caían uno a uno descuartizados a mi alrededor. Salpicándome la cara con su sangre. Solo puedo recordar que Uku, Anacleton y centenares de guerreros muertos, estaban allí conmigo dándome valor y fuerza...
... Si aquel maldito narrador no se hubiera marchado, podría describir lo que ocurrió con detalle. Pero... ¡En fin!... Tendremos que conformarnos con suposiciones...
... Lo que si puedo garantizar, es que ahora, la caverna de la montaña es un santuario Uku. Donde descansan los espíritus de dos valerosos guerreros. Dos honorables Ukunianos que murieron en combate. Defendiendo la vida de una joven princesa maldita...
... Lo más lamentable, es que ya no habrá nadie de nuestra raza para que pueda honrarnos. Por que todos han sido victimas de la ira del sanguinario Dios...
FIN
El Autor de este relato fué Foly Gal%E1n , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=12751&cat=terror (ahora offline)
Relatos cortos terror Terror General LA ANSIEDAD DEL DESAFÍO
... A Gaspar por recordarme el poder de la amistad compartiéndolo todo... ... Esta historia esta dedicada a las personas que me han inspirado... ... Esta hist
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2025-01-01
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