Relatos cortos terror vampiros El último vampiro

 

 

 

Kasandra miró a Val fijamente nada más abrir los ojos. No era la primera vez que lo veía, pero sí la primera vez que lo hacía con su nueva visión, de hecho era lo primero que veía desde que fue trasformada en vampiro. Val cogió un cuchillo que había sobre la mesa, se hizo un tajo en la muñeca y llenó una copa con su sangre.

-¿Cómo te sientes, querida? –dijo tendiéndosela.

-Bien –respondió ella antes de beber el denso brebaje.

-Por fin tengo una compañera, hace muchos años que buscaba una y creía que siempre estaría solo..., hasta que te conocí.

-¿Eres el único?.

-No lo sé, solo sé que nunca he visto otro de mi especie.

Kasandra se incorporó y empezó a dar vueltas a la amplia habitación. Se sentía extraña y tenía la necesidad de caminar para acostumbrarse a su nuevo metabolismo.

 

-Se te pasará –dijo Val al verla tan confusa.

-Eso espero, me siento como un niño que intenta andar por primera vez.

-Dentro de poco solo te faltará volar –exclamó entre carcajadas.

La iniciada se acercó al maestro, lo abrazó por detrás y empezó a besarle por el cuello.

-Dime una cosa amor –empezó a decir-, ¿ahora soy inmortal?.

-Solo hasta que se demuestre lo contrario.

-¿No sabes como podemos morir? –preguntó ella a la vez que se situaba frente a él.

-Si lo supiese, estaría muerto.

Val se incorporó, se dirigió a un mueble situado al fondo de la habitación y sacó una botella llena del oscuro liquido que antes había ofrecido a su compañera.

-Me refiero –empezó a decir mientras le rellenaba la copa para después llenar la suya- a que si hubiera alguna forma de matarnos, la única manera de saberlo sería por que alguien lo ha conseguido con alguno de nosotros, y como te he dicho antes, nunca tuve conocimiento de que existiese algún otro vampiro.

Kasandra se acercó a la ventana y miró a través de ella.

-¡Entonces soy inmortal! –gritó dirigiéndose al mundo-. Pero –continuó-, ¿qué me dices de la luz del sol?.

-Molesta un poco en los ojos, y al cabo de varias horas me salen ampollas en la piel, pero créeme, no puede matarnos, solo debilitarnos.

-¿Y las estacas en el corazón? –dijo obsesionándose cada vez más con la muerte.

-No te preocupes por ellas, varios infelices lo han intentado y solo han encontrado una muerte cruel por despertarme de una manera tan brusca.

La hermosa vampiro se tumbo en la cama, miró a su hacedor e hizo un claro gesto instándole a yacer junto a ella. Val se tumbó a su lado y le susurró al oido –no temas nada, yo te protegeré-. Todo sobre productos Xiaomi

Las dos criaturas se besaron fundiéndose en un solo ser hasta que ella miró hacía el techo, abstraída y a la vez confusa, por un detalle que había pasado por alto y que ahora acudía a su memoria.

-¿Qué pasa ahora? –dijo él indignado.

Ella se incorporó y empezó a caminar a un lado y al otro de la habitación.

-¿Qué te ocurre? –volvió a preguntar.

-Si nunca has visto a otro vampiro..., ¿quién te transformo a ti? –dijo Kasandra clavándole una mirada envenenada.

-Ja, ja, ja, sabía que serías la compañera ideal, que lista eres.

-¿Y bien? –inquirió ella.

-Deacuerdo, hubo otro vampiro, que fue el que me transformó a mí, pero murió hace muchos años.

Kasandra lo miró fingiendo estar furiosa.

-¿No decías que no sabías si había alguna manera de morir?.

-Te lo iba a decir tarde o temprano, solo estaba divirtiéndome un poco –Val se levantó y volvió a llenarse la copa-. Hubo otro vampiro, una mujer, que se encariño conmigo y acabó haciéndome suya. Pero me canse de ella y la maté. ¡No me preguntes cómo! –dijo Val anticipándose a su pregunta-. Te lo diré, podemos morir, solo tienen que rajarnos el cuello, separarnos la cabeza del cuerpo y estamos listos.

Fue lo último que dijo, Kasandra cogió el cuchillo con el que Val ya había cortado su piel minutos antes y le rebano la garganta. El vampiro cayó al suelo sin comprender que le había pasado, solo intentando pedir ayuda tendiendo las manos a la que acababa de herirle mortalmente. Con una frialdad fuera de lo común para una vampiro reciente, la muchacha se agachó y seccionó la cabeza de su creador de un certero tajo.

Mientras se dirigía al lavabo le llegaron recuerdos de sus hermanas pequeñas y no pudo reprimir una sonrisa cariñosa. Las quería mucho, tanto que había descubierto como habían muerto, quien las había matado y como lo había hecho. Las quería de tal manera que fue capaz de seducir al asesino de sus hermanas y de sacrificar su vida para convertirse en lo que más odiaba, un vampiro. Las amaba tan intensamente que, cuando llego al lavabo de Val, se miró al espejo mientras se cortaba el cuello para asegurarse de qué acababa de matar al último vampiro de la tierra.

El Autor de este relato fué Eddy Howell , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=580 (ahora offline)

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Kasandra miró a Val fijamente nada más abrir los ojos. No era la primera vez que lo veía, pero sí la primera vez que lo hacía con su nueva visión, de hec

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2020-03-20

 

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