Lorena abre los ojos. Le parece que ha dormido durante años. No ha calculado las horas, pero ayer ya queda muy lejos y borroso. Ya hace días que terminaron las clases.
Su madre entra en la estancia, con el desayuno;
- Mamá, yo nunca he desayunado en mi vida.
- Pues a partir de hoy comenzaras a hacerlo.
Los rizos rubios de la escandalosa cabellera de Lorena están alborotados. Lorena observa con extrañeza la bandeja que ha traído su madre. No la había visto en su vida. Hoy por primera vez no se siente al borde del abismo. Lorena se acerca un poco a la desidia, y eso ya no está tan lejos de lo que siente el resto de la gente. Lorena le dice a su madre que pasará unos días encerrada en la habitación; que no le apetece salir. Su madre lo respeta a regañadientes. El día fuera está gris, la temperatura es de diez grados.
Al cabo de unas horas Lorena recibe la visita de Maria, que ha venido con un dvd bajo el brazo; Magnolia.
Al acabar la película hay un rato de silencio. Solo se oye la canción de los títulos de crédito. Los títulos de crédito suben hacia la figurita de porcelana que hay encima del televisor. El Save me de Aimee Man alimenta de alguna manera mas a ese silencio.
Y más silencio.
Después Maria apoya su mano en el hombro de Lorena;
- ¿Cómo estas? pregunta delicadamente.
- Bien
- Seguro
. ¡Si!... estoy bien estoy bien.
Maria se va. Lorena se queda sola consigo misma, con el mando de televisión en la mano. Esto es solo una mala época, se dice. Esto mejorará. Lo que no sabe muy bien es lo que es todo esto.
Pasan las horas y los días, de la cama al sillón de la salita de estar, y de ahí a la silla para sentarse a comer con la familia. Sus vacaciones.
Su padre está distante, como sin saber que hacer, como sin saber que decir. Es decir, como todo el mundo, pero sin ocultarlo bajo una sonrisa o un carraspeo. La situación es delicada en la familia. A veces pasa.
Comienza dormir bien por las noches y parece haber una luz minúscula al final del túnel. Lorena ofrece una sonrisa amplia y sincera a Quique y a Paula; dos buenos amigos que se han pasado por casa;
- ¿Cómo estás? pregunta Quique.
- Bien
- ¿Seguro? insiste Paula.
- Si si no os preocupéis.
No fue lo único que se dijeron, pero es la única parte que puede recordar Lorena cuando llega la noche y la habitación esta inundada de silencio. Antes el silencio no era tan intenso, piensa, ni tampoco la oscuridad. Fuera llueve. Cuando comienzas a pasar mucho tiempo encasa atiendes mas a las condiciones meteorológicas, como si no quisieras desconectar del todo. Quizá tiene que ver con la esperanza.
Tener depresión es algo complicado. Nunca sabes hasta que punto esta justificada, y justo eso es lo peor. No sabes de tu locura, o si realmente eres tú la persona cuerda durante unos días entre todos los locos.
Los tíos de Lorena hoy la visitan, le dan un beso;
- ¿Cómo estas?
- Bien
- Seguro
- Si no os preocupéis.
Los días se están comenzando a parecer demasiado entre si. Y también las conversaciones. Da igual con quien hable. Todos la miran como si ella pudiera reaccionar de forma violenta en algún momento, como si llevara explosivos atados a la cintura y no estuviera para hostias. En cierto modo es así. Hay que guardar las formas, pero Lorena tiene ganas de algo de autenticidad. Tanta delicadeza y tanto disimulo es muy cargante. A veces da la sensación de que, si pudieran, la tocarían con un palo, sin acercarse demasiado, como si pudiese contagiarles algo.
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Hace días que no veía a su novio. Si, Lorena tiene novio. Hoy se ha dignado a interesarse por ella; por teléfono.
- No pienses mal de mi dice hace tiempo que tenía dudas y bueno
- ¿Y bueno que, tío ? - replica Lorena, algo mosqueada.
Aunque ya se lo olía no pensó que reaccionaria así. Se imaginaba así misma comprensiva.
- Quiero dejarlo contigo dice él.
Se imaginaba a sí misma calmándolo y comprendiéndolo.
- Lo siento sigue diciendo, y cuelga, antes que ella. Y ella está muy cabreada, demasiado cabreada. Y esa noche, en el fondo del silencio, llora, como hacia días que no lo hacía. Ella estaba enamorada. Fuera hace días que no deja de llover.
Después de ser dejada por su novio Lorena recibe otra visita. Es un conocido. Dice nada mas entrar en la habitación;
- Lo siento lo siento mucho
Y comienza a llorar, atragantándose sentado en la cama de Lorena. Y Lorena lo abraza.
- Tu no tienes la culpa - le dice - no tienes la culpa.
- Si quieres que haga lo que sea por ti - dice sorbiendo solo tienes que decírmelo.
- Esta bien ¡mamá! ¡voy a salir a dar una vuelta con él!
Y su madre no lo entiende;
- ¿Con este tío? ¡Él tuvo la culpa! Él se salto el ceda!
- Él no tuvo la culpa, fue un accidente, lo que hizo él lo hacemos todos, todos los días, fue un accidente. ¿Quieres hacer el favor de acercarme la silla de ruedas?
Un choque frontal.
Sin dormir dos días, llegó uno y durmió quince horas y despertó una Lorena distinta.
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De la cama al sillón y del sillón a las sillas.
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El Autor de este relato fué Jordi M. Novas , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=11081&cat=craneo (ahora offline)
Relatos cortos terror vampiros "Estoy bien"
Lorena abre los ojos. Le parece que ha dormido durante años. No ha calculado las horas, pero ayer ya queda muy lejos y borroso. Ya hace días que terminaron l
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2021-08-22
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