Ni el sueño ni el cansancio pudieron vencer a Walter cuando ya había permanecido mas de cincuenta horas sin dormir; el muchacho parecía estar totalmente alerta a la menor interrupción a su alrededor, cual soldado resguarda celosamente su puesto de batalla ante cualquier posible aparición del enemigo. ¿sería posible tanta fortaleza mental a consecuencia de una preocupación tan grande?; claro está, lo que ocurría no son cosas de todos los días en la vida de un muchacho que no llega a veinticinco. Pobre de ti, Walter; tres tardes atrás vivías una rutina sin mayores preocupaciones que las que te originaron, de un momento a otro, esa llamada telefónica al móvil.
Era momento de tomar medidas –¿o de atinar a una solución?- y él lo sabía. Pero hombre, ¿estabas preparado para una responsabilidad tan grande como esta, cuyas implicancias arrastran toda una vida? O, dándole la espalda a toda norma ética de la ciudad donde vivías –en el fondo muy puta-, optarías por ir en contra de tus propios principios para terminar con este problema de una vez por todas?. El tiempo no respeta a nadie, compañero, y cada segundo que pasaba era un segundo menos para tomar una decisión que deberá, una vez escogida, ser plasmada en el acto.
De pronto te acordaste de tu hermano, Chicho, como le decían sus amigos, y de la situación que alguna vez –y para toda su vida- empezó a vivenciar. ¿Querías eso para ti? ¿querías ser parte de una vida que distaba mucho de la que alguna vez planeaste?. Pero no era tan fácil para Walter y, más aún, cuando el varón ya había comprendido bien la diferencia entre lo que se quiere hacer y lo que se debe hacer. Nunca pensó –ni intentaste pensar, por ser como un tabú para ti, incluso en tus pensamientos- que algo así le pudiera pasar, y más cuando creyó que con lo de Chicho y lo de su amigo Ricardo ya era, por decirlo así, suficiente como para que él o algún allegado a los suyos tuviera que pasar por eso. Anime en Español
Esa noche tampoco dormiste, pero finalmente decidiste con la cabeza fría y luego de fumar marihuana –costumbre muy poco usual en ti, a comparación de tus amigos- , que la salida iba a ser la menos aceptada, pero a la vez la más eficaz para ti como para Cecilia. Pero por Dios, Walter. ¿Acaso sabías que ella aceptaría hacerlo?. Nada te costaba marcar su número, saludarla y fría pero discretamente preguntarle –si no era converncerla- si estaría de acuerdo con acabar con esa vida.
El Autor de este relato fué Pappo Texaco , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=6136&cat=craneo (ahora offline)
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2024-11-16
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