Ella estaba alli. Caminaba insegura, mirando a ambos lados de la calle. Era noche cerrada con nubes bajas. Las farolas alumbraban lo justo para verte y un poco mas halla. Un ruido de pasos la seguía, la mujer acelero el paso, los paso tambien aceleraron. Se podía oír la respiración agitada de ella. Ya con la cara desencajado y asomando lagrimas en los ojos. La mujer tropezó y cayo al suelo duro y frió de la calle. Intento levantarse, pero. Su pierna le dolia de tal manerra, que le fue imposible hacerlo. Sollozando y aterrida de miedo, la mujer no podia ni siquiera gritar. Los paso perseguidores cada ve mas cerca. Al ver a su presa. El hombre redujo su marcha, hasta, estar lo bastante cerca para sentir el olor a miedo que ella despedía. Con una risita demoníaca, se disponía a ejecutar su propósito. Primero de un tirón le desgarro la blusa, saltaron los botones y asomaron dos turgentes senos, con los pezones puntiagudos. Ella solo gemía, aterrada y echa un hobillo. Luego de otro tirón le arranco los vaqueros ¡dios que muslos! temblorosos, blancos. Las braguita blancas de encaje, gritaban ser quitadas. La forme en uve se adivinaba toda negra. Ella estaba, contra la pared intentando taparse las vergüenzas. Nuestro amigo se abalanzo sobre ella, le quito las braguitas mientras ella seguía gimiendo. La penetro, con movimientos de caderas seguidos y violentos. Ella solo emitía unos grititos sofocados y entrecortados. Mientras la penetraba le mordía y lamía por todas partes. De repente un ruido distrajo a nuestro amigo. Unos ojos brillaban en la oscuridad. Luego mas ojos, cada ves mas cerca, el movimiento no era de una sola persona, muchos pasos se acercaban, sé podia oír la respiración de varios. Pero. No eran personas, un grupo de perros vagabundos se acercaban a toda velocidad. El hombre se levanto, lo mas deprisa que pudo y acto seguido salió corriendo como alma que lleva el diablo. La mujer viéndose salvada, acaricia a los perros. Ellos empezaron a olisquearla, a lamerla, a mordisquear como jugando. A la mujer no le desagradan los lametazos y mordisquitos, los perros se estaban poniendo cachondos. La mujer se puso a cuatro patas. Los animales se peleaban entre ellos para coged la mejor posición. Uno de ellos él mas fuerte la penetro. Mientras los demás la lamían por todas partes. Estas ves la mujer gemía y gemía. Pero. No era de miedo. Y esta ves lloraba. Pero. De pura felicidad. Aprende a conseguir los mejores bonos de casinos online
LA VIOLACION
El Autor de este relato fué JOSE MARIA MARTINEZ PEDROS , que lo escribió originalmente para la web https://www.relatoscortos.com/ver.php?ID=7719&cat=craneo (ahora offline)
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2021-08-22
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